Redacción AP
El día ha llegado y parece una crónica de unos resultados anunciados. En Nicaragua, se llevan a cabo unas falsas elecciones disfrazadas de legalidad pero carecen de todo marco democrático. Conversamos con tres activistas para conocer lo que se espera de este 7 de noviembre y el trabajo que las articulaciones continuarán realizando.
Meybelling Dávila (Kevin Dávila) de la Asociación Madres de Abril.
Bertha Sánchez de la Articulación Feminista de Nicaragua.
Meybelling Dávila y Roberto Dávila de la Asociación Madres de Abril (AMA).
Bertha: Porque no hay ninguna posibilidad de competir. Ningún otro candidato, más allá de Daniel Ortega, puede competir en estas elecciones. Justo ahora hay siete personas precandidatas encarceladas. Desde mayo y junio encarcelaron a todos los líderes de la oposición que habían dicho públicamente que querían ser candidatos, y además ilegalizó a los únicos dos partidos que podían ser un vehículo para correr en esas elecciones. ¿Qué tenemos de cara a las elecciones? Pues que hay unos partidos de gente que es aliada de Daniel Ortega y que va a hacer la pantomima que se está compitiendo. Ni siquiera conocemos los nombres completos de las personas que van a la candidatura.
No ha habido un debate, ni siquiera ha habido una campaña electoral porque no disimulan en la farsa. Van a contar ese día que tienen mayoría absoluta otra vez porque no van a aflojar en el poder, y en el que además van a intentar teñir todo de legitimidad.
En Nicaragua no tenemos ninguna expectativa con el 7 de noviembre. Ya sabemos lo resultados, ya sabemos lo que va a pasar, lo único es que queremos hacer un llamado a la comunidad internacional para reafirmar que no reconozca a ese Gobierno porque no se puede reconocer a ningún Gobierno que ha cometido crímenes de lesa humanidad, algo que lo han dicho además los Comités Internacional de Derechos Humanos, que recordemos fueron expulsados de Nicaragua por la dictadura Ortega-Murillo.
Roberto: Esperamos que la gente se quede en casa y que no reconozca esta farsa electoral, este circo electoral. Aunque ya sabemos que estos datos ya están registrados, ya tienen quién es el ganador y un porcentaje de votos.
En las últimas encuestas el partido dictador sale con un 19% a favor, pero la mayoría de la población no está reconociendo a Daniel Ortega, porque es un dictador, viola los Derechos Humanos y la Constitución. Aunque sea el ganador no significa que el pueblo lo va a aceptar. La comunidad internacional, la Unión Europea, la OEA y la ONU ya dijeron que estas elecciones no cumplen con los requisitos de la democracia.
Bertha: Lo que pasó en Nicaragua fue un estallido social en el marco de 2018, pero que hemos visto un retroceso de la mínima democracia que teníamos en Nicaragua desde 2007, que es cuando entra el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a través de un pacto con un partido de derecha que se llama Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en el que acordaron a cambio de la impunidad de toda la corrupción de Arnoldo Alemán, líder de la derecha, realizar una reforma a la Ley Electoral para que Daniel Ortega pudiese con menos del 38 % ser presidente de Nicaragua. Eso fue sumando ilegalizaciones de partidos políticos, cambios en las leyes, un pacto con la empresa privada que ha permitido la explotación de los recursos naturales.
El movimiento feminista vivió en sus propias carnes la represión desde principio de 2007 del Gobierno de Daniel Ortega, con una difamación que no ha parado desde entonces pero también con acoso a lideresas, con la ilegalización de organizaciones y con acusaciones a feministas por diferentes delitos que se inventaban, y esto no es casual.
Recordemos que tiene que ver con que el movimiento feminsita acompañó a Zoilamérica Nárvaez, hija de Rosario Murillo, en su denuncia a Daniel Ortega por violencia sexual desde el año 1998. Ya las feministas en ese entonces, hemos dicho que una persona que ha violado a una menor de edad, no puede ser líder de un partido político y mucho menos de un país. Lo que sucede en Nicaragua es la repetición de la imagen de un abusador sexual que además quiere ser impune y que luego quiere repetir ese abuso con todo el país.
La represión hacia los movimientos feministas también se ha visto agravada con el cierre de las Comisarías de la Mujer, el desmantelamiento de la Ley contra la Violencia de Género y el cierre de organizaciones sociales. ¿De qué otras formas se evidencian las violaciones de Derechos Humanos en el país?
Berta: La impunidad está a todos los niveles sobre todo después de 2018. Hemos visto que se reproducen no solo en los cuerpos de las mujeres, sino también en los cuerpos de la población indígena, del campesinado y de muchas poblaciones que están en situación de vulnerabilidad. Y lo vimos también en las protestas de 2018 de cómo esa fuerza represiva disparó a la cabeza directamente de jóvenes. En el movimiento feminista lo hemos visto también con la ilegalización de organizaciones, con la implementación de la Ley de Agentes Extranjeros que obliga a todas las organizaciones sociales a reconocerse como agentes extranjeros y renunciar a sus derechos sociales y políticios. Creemos que esta es una nueva etapa de represión del Orteguismo. Desde 2018 hasta aquí se han implementado muchas etapas de represión, mecanismos diferentes que intentan además teñirlos de legalidad, por eso es que están modificando todo un marco legal aunque sabemos que eso no es legítimo porque tienen la totalidad de los poderes del Estado, y una forma de reprimir es ilegalizando a las organizaciones para que no puedan acceder a ningún tipo de cooperación ni a ningún tipo financiamiento. Eso dificulta la posibilidad de seguir realizando los trabajos que hemos hecho durante décadas en el territorio nacional.
Asociación Madres de Abril, AMA y No olvida ¿Cómo es esa búsqueda de construcción de la memoria y de búsqueda de justicia?
Meybelling: Lo que se busca es la justicia por cada uno de nuestros familiares, la no repetición, pero principalmente lo que pedimos es justicia por cada uno de esos jóvenes que fueron asesinados, por los que también quedaron lesionados, porque hay muchos jóvenes que quedaron heridos, que también están sufriendo. Muchos que no pueden trabajar en Nicaragua porque la dictadura sabe que anduvieron en las protestas y no les dan oportunidad. Entonces eso es lo que ha AMA quiere, justicia primeramente y dar a conocer todo lo que se ha vivido. Lo que estamos sufriendo en Nicaragua, nunca se había visto el nivel de maldad, el nivel de crueldad con que atacaron a los jóvenes por protestar, por querer una patria libre, democracia una patria donde todas y todos vivamos en paz. Por eso es que los jóvenes salieron en abril para que pudiéramos tener esa libertad y esperamos que se logre y que podamos alcanzar la justicia que clamamos cada una de las madres que hemos perdido a nuestros seres queridos, y que también no se de la repetición de todos estos hechos crueles. Pero no nos doblegamos a pesar de que estemos fuera del país. Siempre seguimos en pie de lucha, de alguna manera u otra para dar a conocer los hechos que hace el Gobierno, las malas actuaciones que sigue haciendo, la corrupción que hay en nuestro país, reclamar la libertad de los jóvenes que están presos y que están siendo torturados.
Roberto: Estamos limitados, pero los que estamos en el exilio estamos tratando de que se de a conocer todo lo que está pasando en Nicaragua, por medio de un museo histórico, de un libro que recoge la memoria de alrededor de 100 historias de víctimas asesinadas. De hecho en Nicaragua es imposible porque hay limitaciones de libertad, pero lo estamos haciendo cómo podemos desde el exterior.
¿Cómo están esas organizaciones feministas en Nicaragua cuando se les ha despojado, a quienes trabajan por los derechos humanos, de sus personerías jurídicas?
Bertha: Recordemos que en Nicaragua sigue habiendo una represión contra todos los movimientos sociales y, evidentemente, contra el movimiento feminsita también. Yo quería mencionar que hay feministas encarceladas en estos momentos. Como es el caso de Támara Dávila, y también está siendo torturada igual que muchos presos políticos.
Una de las estrategias de tortura es dejarlas en penumbra o mantenerlas con luz artificial todo el tiempo, someterlas a constantes interrogatorios e incluso darles mensajes a las mujeres de que son malas madres por todo lo que han hecho. Ha habido algunas presas que no han podido ver a sus familias por más de 80 días y han estado en aislamiento, que incluso, nosotras las reportamos como desapariciones porque no daban ningún tipo de información sobre ellas. Recordemos que tenemos tres años de mucho dolor, además de estar afectadas emocionalmente por toda la sangre que se ha derramado y por todas las represiones.
Para las feministas este momento está siendo difícil porque sabemos que es importante mantener la denuncia a nivel nacional e internacional. Sin embargo, a nivel nacional justo ahora, cualquier actividad pública implica exponerse a la cárcel o incluso a ser asesinada como ha pasado con cientos de nicaragüenses, y muchas se han tenido que ver obligadas al exilio o a esconderse dentro del territorio. También recordemos que hay paramilitares en los territorios y hay gente que vigila y persigue. Cualquier actividad en las comunidades podría significar exponer a la población. Entonces estamos también en una situación en la que nos quedan las redes sociales, nos queda transmitir la información de una a otra y en el que las feministas que estamos en el exterior tenemos mucha responsabilidad de ser el altavoz de las feministas que siguen en el país y de las que están encarceladas hasta ahora.
¿Qué sigue después de este 7 de noviembre?
Roberto: La lucha sigue. Nosotros no nos vamos a parar, porque el lema de AMA es alcanzar justicia. Sabemos que son tan descarados que ya están llamando a un diálogo como que ya ganaron las elecciones, o sea, ya ellos se consideran en el poder y las elecciones son de ellos. En Nicaragua hay madres que están tristes y piensan que sus hijos no alcanzarán justicia, desde aquí afuera les decimos que seguimos en pie de lucha y que no se ha terminado todo.
Meybelling: Quisiera que Nicaragua fuera un país libre, democrático, donde todos tengamos la oportunidad de crecer, de que los chicos puedan tener una buena educación, de que todos tengamos igualdad en todo lo que conlleva la educación, que en lo económico haya un crecimiento, que haya una depuración de todos los Estados, de todos los Ministerios de Nicaragua, que todo se vuelva a reconstruir nuevamente porque lo que ahorita está en Nicaragua no es de beneficio ni de provecho para nadie, sino para los que son allegados al Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Bertha: Denunciar la violación a los derechos humanos y resistir. En Nicaragua no representa para nosotras un parteagua el siete de noviembre, porque sabemos lo que va a ocurrir, es decir, esto ya se veía desde hace muchos meses, que Ortega apuesta por esas elecciones y apuesta por seguir en el poder. No creemos que esto sea una validación para otros cinco años más de Ortega porque desde el 2018 se están pidiendo elecciones adelantadas y hasta que no haya un proceso electoral, limpio y transparente en el que se pueda creer, para nosotras esto no tiene ninguna validez.
El Movimiento feminista va a seguir con su lucha por la defensa de los Derechos Humanos y de las mujeres. Además, va a seguir utilizando todas las herramientas posibles y mucha creatividad que es lo que ha aflorado en Nicaragua en los últimos años.