Al cumplirse siete años de la denominada «Masacre del 8 de Julio» en el departamento de Carazo, Nicaragua, el colectivo Carazo Azul y Blanco ha emitido un pronunciamiento público para recordar y denunciar los hechos violentos ocurridos el 8 de julio de 2018. La declaración se dio a conocer desde Costa Rica, país que ha acogido a una importante cantidad de personas exiliadas nicaragüenses a raíz de la represión estatal que hizo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El documento recuerda que en esa fecha, en el marco de la llamada «Operación Limpieza», fuerzas combinadas de la policía, el ejército y grupos paramilitares al servicio del régimen Ortega-Murillo atacaron con armamento de guerra a la población civil en las ciudades de Jinotepe, Diriamba y Dolores, dejando un saldo mortal y un impacto duradero en la memoria colectiva.

Un líder de ese territorio quien habló bajo anonimato para Agenda Propia Nicaragua, ha dicho que afrontan la impunidad con memoria, denuncia constante y con el compromiso de no dejar que el olvido gane terreno. «Sabemos que la justicia en Nicaragua está secuestrada por los mismos criminales que ordenaron esa masacre, pero también sabemos que los pueblos construyen justicia desde abajo, desde la verdad y la resistencia». Añade que la impunidad les duele, pero no les paraliza. «Al contrario, nos obliga a mantener viva la memoria de quienes fueron asesinados injustamente. Sabemos sus nombres, sus rostros, sus historias. Sabemos que sus sueños no murieron con ellos, porque los llevamos en cada paso que damos, dentro y fuera del país. Mientras la dictadura pretende borrar la historia, nosotros la escribimos con dignidad. La verdadera justicia llegará, no cuando lo diga un tribunal manipulado, sino cuando el pueblo recupere su derecho a la verdad, a la justicia y a vivir sin miedo», explica con determinación.
Un crimen de Estado y de lesa humanidad
El pronunciamiento califica estos hechos como un crimen de Estado y crímenes de lesa humanidad, subrayando que no fue un acto aislado, sino una acción planificada desde el poder para aplastar la resistencia cívica surgida en abril de 2018. La represión de ese día, aseguran, no solo buscó sofocar la protesta, sino también sembrar el terror, asesinando, desapareciendo y encarcelando a cientos de personas, principalmente jóvenes estudiantes.

Asimismo, se denuncia la impunidad que aún rodea estos crímenes. Mientras los responsables materiales e intelectuales gozan de protección por parte del aparato estatal, las víctimas continúan esperando justicia.
El comunicado señala que la represión ha continuado en el transcurso del tiempo, extendiendo su brazo criminal asesinando, persiguiendo y silenciando voces dentro y fuera del país. «Estos ataques demuestran que la dictadura no reconoce fronteras en su política de terror, y que la persecución del exilio nicaraguense – con énfasis en el exilio caraceño – es una realidad urgente e inaceptable. La amenaza es contante y la impunidad, absoluta», manifiestan.
El 11 de septiembre de 2021 Joao Maldonado sufrió un primer atentado en Costa Rica, y el otro junto a su pareja Nadia Robleto, el 10 de enero de 2024. Robleto quedó con secuelas físicas permanentes producto del atentado. Otro hecho que ratifica la represión trasnacional ha sido el secuestro en Costa Rica de Rodolfo Rojas Cordero (Piel) el 26 de junio de 2022, fue tortutado y asesinado en Nicaragua.
Más recientemente, el 19 de junio de 2025, fue asesinado de ocho impactos de balas en su vivienda particular el mayor en retiro y analista político Roberto Samcam Ruiz. Varias organizaciones de la oposición han vinculado al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo con el hecho. Samcam era ex partidario del sandinismo y fue un férreo adversario. Su muerte ha puesto en el centro del debate la situación de seguridad de las personas exiliadas nicaragüenses.
El líder caraceño considera que la muerte violenta de Samcam Ruiz les ha golpeado profundamente. «No solo porque era uno de los nuestros, sino porque su asesinato parece llevar un mensaje oscuro, el régimen no se conforma con desterrar, también quiere silenciar y borrar a quienes denuncian desde el exilio», detalla.
Añade que Samcam fue una de las voces más claras y valientes en denunciar los crímenes del régimen Ortega-Murillo. Su voz era una amenaza para el poder. «Como caraceños, no podemos dejar de ver el patrón, a nuestra gente se le ha perseguido con saña desde 2018. Desde las masacres en Jinotepe y Diriamba, hasta la cárcel, el exilio y ahora el asesinato selectivo… estos casos no son hechos aislado. Es parte de una política de exterminio silencioso contra quienes alzan la voz, incluso fuera del país», argumenta.
El líder caraceño dice que estas muertes y atentados son una advertencia para el exilio nicaragüense, que existe lugar seguro mientras la dictadura continúe en el poder, pero nio se rinden. «Como caraceños, respondemos con lo que mejor sabemos hacer, resistir con dignidad, nombrar a nuestros muertos y exigir justicia, cueste lo que cueste», señala.

En la segunda parte del pronunciamiento, el colectivo Carazo Azul y Blanco reafirma con firmeza su compromiso con la memoria, la verdad y la justicia, expresando el sentir profundo de quienes, desde el exilio, continúan resistiendo:
- Honrar la memoria de los mártires del 8 de julio y de todas las víctimas de la represión iniciada en abril de 2018.
- Mantener un compromiso inquebrantable con la verdad y la justicia.
- Rechazar toda forma de impunidad y exigir castigo para los responsables materiales e intelectuales de los crímenes cometidos por el régimen.
- Expresar solidaridad con el exilio perseguido, que enfrenta amenazas, atentados y vigilancia permanente.
- Sostener la determinación de luchar hasta lograr una Nicaragua libre, democrática, en paz, sin dictadura, sin represión y sin presos políticos.
El documento enfatiza que, aunque el dolor persiste, también lo hace la esperanza de ver renacer una Nicaragua construida sobre los pilares de la memoria, la justicia y la dignidad.
«Porque el dolor se transforma en fuerza», afirman con convicción.
Lemas y llamado a la acción
El pronunciamiento concluye con una serie de consignas que refuerzan la resistencia y el compromiso cívico:
La verdad es nuestra arma.
La memoria es resistencia.
La justicia es nuestro destino.
Sin dictadura, sin represión y sin presos políticos.
Además, se hace un llamado al fin de la persecución contra el exilio nicaragüense y se exige justicia para las víctimas del 8 de julio y todos los sobrevivientes de la represión.
Un grito desde el exilio
Emitido desde Costa Rica, este pronunciamiento representa la voz de las personas exiliadas que no han abandonado la lucha por una Nicaragua justa y democrática. Con la etiqueta #8deJulioCarazoNiPerdonaNiOlvida, el colectivo busca mantener viva la memoria de los hechos, exigir justicia y promover la conciencia nacional e internacional sobre las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.
Foto de portada: recreada con IA