El cadáver del difunto poder local

Según distintos historiadores, desde los tiempos de la colonia española hubo formas de autogobiernos locales en Nicaragua. Y después de la independencia, en 1835, se dictó la primera ley de municipios.

El problema llegó cuando surgieron los dictadores. Uno de ellos, el liberal José Santos Zelaya, había elaborado una Constitución preciosa en 1893, conocida como La Libérrima, que concedía la autonomía municipal, pero como luego vio que no le convenía, la mantuvo en suspenso hasta que en 1895 la desconoció por completo.

Luego fueron los Somoza quienes pisotearon la autonomía municipal. El primero de ellos, Anastasio Somoza García, suspendió las elecciones municipales de 1937 y desde entonces comenzó a nombrar a los alcaldes de dedo. Para ello, quitó la figura de alcalde y les llamó ministro del Distrito Nacional.

Durante la revolución el gobierno sandinista decidió anular a los alcaldes, y el poder en los municipios lo ejercían los «zonales» del FSLN, el equivalente al secretario político en la actualidad.

Entre 1990 y 2006 se fortaleció la autonomía municipal, pero el regreso al poder de Daniel Ortega la debilitó nuevamente.

Ortega y Murillo terminaron con toda forma de autonomía municipal, haciéndola quedar como un cadáver, eso son quienes se auto proclamaron “autoridades” el día de ayer, de esto estaremos conversamos con Yudelys Aburto, integrante de la Red Local en Nicaragua.