La tercera Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno UE-CELAC «Renovar la asociación birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible» se celebrará en Bruselas este 17 y 18 de julio, en donde se encontrarán líderes europeos, latinoamericanos y caribeños para renovar y reforzar las relaciones entre ambas regiones, tras casi una década de ausencia de diálogo birregional al más alto nivel político.
En esta tercera cumbre se organizan diferentes foros temáticos, cuyo objetivo es reunir a actores sociales, responsables políticos e instituciones pertinentes para debatir retos y oportunidades de la asociación UE-ALC. Con esta serie de iniciativas, se intenta impulsar un diálogo polifacético sobre el potencial de una relación birregional revitalizada.
El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, manifestó que con la celebración de esta cumbre envían una señal política al mundo y, «mostrando la voluntad de mayor coordinación entre los espacios europeos e iberoamericanos, que nos permitan reforzarnos mutuamente en el mundo en el que nos toca vivir».
El diálogo político y la cooperación entre la Unión Europea (UE) y América Latina y el Caribe desde 2015 se han estancado pese a que ambas regiones enfrentan un sistema internacional en el que las crisis se acumulan, y exigen cambios de fondo en las estrategias de desarrollo y de inserción internacional.
¿Debe radicar la relación en ampliar los márgenes de autonomía frente a la pretensión de establecer un sistema internacional basado en la bipolaridad; en la importancia del regionalismo y la integración regional y su contribución al multilateralismo; en una cooperación al desarrollo con objetivos políticos en torno a la democracia, la paz o la lucha contra la desigualdad, no tecnocrática o economicista; o en el significado geopolítico de los acuerdos comerciales, como estrategia de diversificación, en su momento, frente al Área de Libre Comercio de las Américas, como ahora lo es frente a la competencia económica y tecnológica entre China y Estados Unidos?
De ser así el que no haya habido diálogo político entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) desde 2015 es de suma preocupción. ¿Se debe a las fracturas políticas en América Latina o a la falta de atención europea? ¿Ha afectado la ausencia de la CELAC? ¿de la pandemia o la guerra de Ucrania?
Por otro lado, ¿cómo dialogar con gobiernos autoritarios, regímenes dictatoriales y centralistas en América Latina como la dictadura instalada en Nicaragua, que ha provocado descontento e insatisfacción con el funcionamiento de la democracia y las políticas públicas?
Otras dudas que surgen es ¿cómo será la relación entre la UE y Latinoamérica y el Caribe? Se debe ampliar la autonomía de ambas regiones ante un mundo de creciente rivalidad geopolítica, pero necesitado de gobernanza, reglas y certidumbre. Una nueva Guerra Fría no responde a los intereses ni de Latinoamérica ni de la UE, sino que las sitúa en una posición de subordinación estratégica.
Y en la narrativa de competencia estratégica, en torno a la seguridad, la democracia, los derechos humanos, la igualdad de género, el medio ambiente, la cohesión económica, social o territorial, o el desarrollo sostenible global, no debe quedar relegada.