La dictadura Ortega-Murillo inicia el 2024 con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular China, dos años después de que ambos países restablecieran relaciones diplomáticas y dos semanas después de elevarlas al nivel de “asociación estratégica”.
El TLC entre el gigante asiático y la Nicaragua secuestrada por la pareja dictatorial, firmado el 31 de agosto de 2023, daría acceso inmediato a ese mercado, el 60 % de los productos que actualmente exporta Nicaragua con un arancel de 0 % como la carne bovina, azúcar, marisco, miel, arneses y textiles, entre otros.
En términos de comercio de bienes, las dos partes eventualmente implementarán cero aranceles sobre el 95 % de los productos de sus respectivas líneas arancelarias, de los cuales el 60 % recibirá cero aranceles de manera inmediata, según el tratado.
El restante 35 % quedará exento de aranceles de manera gradual, según un comunicado divulgado por el régimen orteguista, con fecha del 29 de diciembre.
Según el régimen, las dos partes lograrán una apertura mutua de alto nivel en los campos del comercio de bienes, comercio de servicios y acceso a mercados de inversión.
Además, el tratado supuestamente fomentará la cooperación económica y técnica entre las dos partes en los ámbitos de la agricultura, textiles, logística, turismo y pequeñas y medianas empresas.
La dictadura Ortega-Murillo espera que China se convierta en uno de los principales proveedores de materia prima, insumos, bienes de capital, bienes de consumo, maquinaria, equipo, entre otros, y en un comprador de las exportaciones agropecuarias nicaragüenses y que invierta en la instalación de empresas de zonas francas.
El pasado 20 de diciembre, el dictador Daniel Ortega, tildó como “el mejor regalo navideño” la entrada en vigencia de ese TLC y el acuerdo entre China y Nicaragua.
*Con información de EFE