Francys Valdivia presidenta de AMA y Geni Gómez de la Articulación Feminista al recibir el reconocimiento del Premio Ellacuría otorgado por el Gobierno Vasco, en España.


Redacción AP

«Sin verdad no hay justicia», han sido las palabras de Francys Valdivia, presidenta de la Asociación de Madres de Abril de Nicaragua (AMA) quién ha recibido este 26 de octubre, el Premio Ellacuría 2021, un reconocimiento a la lucha por la verdad, la justicia y la libertad de Nicaragua. Para la activista, el evento es también una respuesta de la comunidad internacional antes las constantes demandas de ‘No olvido’ y de construcción de la memoria.

El objetivo de AMA es que se esclarezcan todos los asesinatos por el régimen Ortega Murillo desde el inicio de las protestas de abril de 2018. «Nos convocó el dolor, pero el amor es lo que nos hace seguir en la lucha», ha afirmado. El premio es, por lo tanto, una oportunidad para seguir visibilizando la crisis de Derechos Humanos en el país y a la vez, «anima a fortalecer y exigir justicia sin impunidad».


El Premio Ellacuría 2021 también ha reconocido a la Articulación Feminista de Nicaragua (AFN) por su larga trayectoria en la defensa de los Derechos Humanos y la resistencia feminista durante la insurrección cívica. Geni Gómez, representante de la AFN, ha recibido el reconocimiento, quién lo ha dedicado a las presas políticas y las ha mencionado una a una para hacerlas partícipes de la actividad. «Cualquier momento es bueno para recibir un reconocimiento, pero más ahora que llevamos tres años en lucha… así lo recibimos, como un cálido abrazo», ha expresado Geni, quién ha recordado los más de 30 años en los que la articulación feminista de Nicaragua ha trabajado con organizaciones vascas.


Para Gómez, que el premio se haya entregado un 26 de octubre ha sido muy simbólico, ya que un día como hoy en 2007, el régimen Ortega Murillo penalizaba el aborto. «Seguimos resistiendo y apostamos por una salida pacífica a la crisis con una garantía democrática», ha agregado. Además, ha recordado el no reconocimiento a las elecciones presidenciales del 7 de noviembre, debido al control que el régimen tiene del Consejo Supremo Electoral, la censura impuesta y la criminalización de todas las formas de protestas.


Sofía Marroquín Presidenta Coordinadora de ONGD Euskadi e integrante del jurado, manifestó que Nicaragua sufre una de las dictaduras más silenciadas e invisibilizadas del mundo. Enumeró los abusos de poder que ha realizado el régimen de Ortega en contra de las mujeres como parte de una política misógina y autoritaria contraria a los derechos humanos, como «la penalización total del aborto, los actos públicos bendiciendo los embarazos en adolescentes, el desmantelamiento de la ley contra la violencia de de género y las comisarías de la mujer, la falta de acceso a la titularidad de la tierra, la decidia ante los feminicidios y el ocultamiento de los datos reales sobre las violencias contras las mujeres», puntualizó.


Íñigo Urkullu Lehendakari del Gobierno vasco, el reconocimiento este año responde a una realidad histórica pero también a una actuar. «Nicaragua representó un crisol de las dos almas de solidaridad internacional vasca: la religiosa y la laica internacionalista». En cuanto a lo que ha sucedido desde abril 2018, lamentó la represión a las organizaciones nicaragüenses, especialmente al movimiento feminista y a la sociedad en general. «Las personas que se comprometieron voluntariamente con Nicaragua durante los años ochenta la han seguido teniendo en su corazón», agregó.

El Premio Ignacio Ellacuría de cooperación para el desarrollo se creó en 2008. Su objetivo es visibilizar el papel de las organizaciones y personas que, desde Euskadi o sus países de origen estén desarrollando acciones significativas a favor de la igualdad y la justicia entre los pueblos.

El premio lleva el nombre de Ignacio Ellacuría; filósofo y teólogo vasco, nacionalizado salvadoreño. Desempeñó labores educativas y solidarias, y fue una de los precursores de la teología de la liberación. Siendo rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de San Salvador, fue asesinado por un grupo militar junto a otras siete personas.