Instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial, «el nuevo Chipote». Foto: La Prensa |
Redacción AP
Cuando creíamos haberlo visto todo, surgen los diversos comentarios, de sorpresa la mayoría. “Ya te diste cuenta que permitieron la visita a los familiares de los presos”, “¿Será que al gobierno le entró canillera por las sanciones? Obviamente, era la plática del día.
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo había permitido – ayer 31 de agosto – que los familiares de los precandidatos presidenciales Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiaga y Arturo Cruz y ocho prisioneros más les visitaran durante diez minutos. Les encontraron con menor peso, pálidos por falta de sol, al que tienen acceso solo una vez a la semana.
Todo lo anterior pese a que el Código Penal (Ley 641) en su Arto. 4 señala que “el Estado garantiza que toda persona a quien se atribuya delito o falta penal tiene derecho a ser tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano” y responde por el reconocimiento y protección de sus derechos y garantías.
Berta Valle, esposa de Félix Maradiaga sólo pudo escribir en su cuenta de Twitter “está vivo”. En un comunicado público agregó que “Félix ha dedicado toda su vida a servir a Nicaragua. Es completamente inocente de los cargos en su contra y no dejaré de abogar por la liberación de Félix”.
En el medio de comunicación digital Confidencial, se informa hoy miércoles 1 de septiembre, que familiares y el equipo de defensa de Maradiaga y de Juan Sebastián denunciaron que han sido sometidos a torturas psicológicas como audiencias a las tres de la madrugada realizadas en la misma cárcel donde están encerrados, conocida como el “nuevo Chipote”.