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Hace cuarenta y dos años, un 19 de Julio, triunfaba la Revolución Popular Sandinista, un hecho histórico que contó con la participación de todo un pueblo y toda una generación comprometida que quería una Nicaragua con oportunidades, con democracia, igualdad y respeto. Ese era el sueño de la lucha de miles de muchachos y muchachas que derrocaron al dictador de ese momento, Anastasio Somoza Debayle.
Sergio Ramírez en su libro de memorias Adiós Muchachos, escribe, “que abominó al imperialismo y tuvo la fe en el socialismo y en los movimientos de liberación nacional; una generación que presenció el triunfo de la revolución cubana y el fin del colonialismo en África; que protestó en las calles contra la guerra de Vietnam; la generación de pelo largo y alpargatas, de Woodstock y los Beatles; la que vio a Allende resistir en el Palacio de la Moneda y lloró por las manos cortadas de Víctor Jara, y encontró, por fin, en Nicaragua, una revancha tras los sueños perdidos en Chile, y aún más allá, tras los sueños perdidos de la República española, recibidos en herencia. Era la izquierda”.
Sin embargo, muchos de los que vivieron esa etapa de la revolución y sus consecuencias como fue el Servicio Militar Patriótico, afirman que hoy se vive otra cosa menos una revolución y que por lo tanto no hay nada que celebrar.
Don Eugenio Caballero, es uno de los que se fue a luchar por la revolución, le llegó una cita del SMP y fue como muchos llevado a cumplir su deber con la patria, afirma que “la celebración del 19 de Julio, se dice que es por derrocar a la Guardia, pero luego se olvidaron de los combatientes históricos y de los cachorros. El año pasado Daniel dijo que nos resolvería, pero no nos han resuelto nada, seguimos jodidos” afirma don Eugenio que lleva más de 20 años trabajando como taxista en la ciudad de León.
A él le parece que la celebración actual es algo que le conviene a este gobierno y señala que no se han cumplido los ideales y sueños por lo que luchó, “todo eso ha quedado atrás, las celebraciones de hoy es pura política que le conviene a ellos, las políticas de Carlos Fonseca, de Sandino quedó atrás, de eso ni se acuerdan”, comenta.
Para tres jóvenes con quienes conversamos, el 19 de Julio, es «una tradición en las familias nicaragüenses», afirmó uno de ellos, quien no quiso dar su nombre, Por su parte una segunda joven estudiante universitaria, sostiene que ella iba por ir con la pelota de su barrio, pero sostiene que “el 19 de Julio no representa nada, he ido tres años y al final nunca voy a hacer nada … prácticamente iba por la bulla del grupo, entre chavalos se arma la regazón y nada más, porque oír el discurso de Daniel no significa nada bueno”, expresó.
“Tengo 21 años de edad y es un día común y corriente” afirma una tercera joven con las que conversamos, “para mí no tiene nada trascendental, porque van solo a idolatrar a una persona, la mayoría que asisten son jóvenes, pero no conocen la historia de Nicaragua”. No hay nada que celebrar pues ni la pobreza se ha reducido sostuvo la entrevistada quien también prefirió el anonimato por el ambiente de presión social que se vive en el país contra quienes piensan distinto.
Para aquellos guerrilleros que tenían como premisa la lucha armada y vivir como los santos, el partido de ahora nada tiene que ver con lo que fue. Mientras muchos de ellos mueren y adolecen por las enfermedades que les causó la lucha armada en Nicaragua, vemos a los usurpadores de la herencia histórica auto proclamarse los dueños de una revolución fracasada y vemos una juventud interesada en otras cosas, menos en escuchar al nuevo Somoza, que llega a la plaza a darse su baño de pueblo, para auto legitimarse en un poder seriamente cuestionado.