Redacción AP

«Creíamos entonces, y seguimos creyendo ahora, que los abusos contra los derechos humanos cometidos por gobiernos autoritarios, como el actual régimen Ortega-Murillo, deben ser condenados y los autores de crímenes de lesa humanidad llevados ante la justicia».

Más de 400 personas europeas de unos 20 países del viejo continente, firmaron una carta denunciando a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con la esperanza que pronto se celebre un segundo Día de la Alegría. Todas estas personas en la década de los 80 colaboraron directamente con la revolución sandinista y se unieron para apoyarla.

Entre los firmantes se encuentra Jane Freeland, presidenta del Comité de Campaña de Solidaridad de Nicaragua en el Reino Unido entre 1997 y 2000, quien desarrolló materiales para la campaña de alfabetización de 1980 en la Costa Caribe quien manifestó que «es horrible ver que el proyecto único de Nicaragua se deteriora en una copia del mismo régimen que derrotó en 1979».

Trabajadores de la salud, maestros/as, escritores, artistas, recolectores de café y constructores, que compartieron voluntariamente sus habilidades y sueños en comunidades de toda Nicaragua en la década de los 80, señalan que “durante la última década y media, nos hemos sentido cada vez más descorazonados al ver cómo Daniel Ortega y Rosario Murillo han consolidado una dinastía familiar autocrática empeñada en mantenerse en el poder por encima de todo. Hemos visto cómo el régimen ha politizado totalmente las instituciones públicas, controlando todas las áreas del gobierno y socavado el estado de derecho».  

Otros firmantes mostraron consternación y enojo, señalando a Ortega como traidor a los principios de la revolución sandinista. Asimismo, condenan la creciente represión política y violencia del gobierno nicaragüense contra su propio pueblo al encarcelar ilegalmente a más de 130 personas, incluidos 26 líderes políticos de la oposición que fueron secuestrados/as violentamente desde junio. «Están recluidos/as en cárceles secretas y no se les permite ningún contacto con sus familias o representantes legales, quienes temen por su seguridad, su integridad y sus vidas. Su secuestro de facto y desaparición, así como la continua represión y hostigamiento contra los grupos de oposición, han descartado cualquier posibilidad de elecciones libres y justas previstas para noviembre de 2021», dice la nota de prensa.

Rune Lea, médico noruego que trabajó en un hospital en Bilwi entre 1985 y 1988, expresó que «el verdadero espíritu del movimiento sandinista era la apertura a nuevas ideas y reflexiones, pero también la voluntad de admitir el fracaso. Desde hace años, Daniel Ortega ha traicionado este espíritu. Quienes antes trabajamos de manera solidaria podemos sentirnos traicionados/as, pero quien ha sido verdaderamente traicionada es la misma gente nicaragüense que creyó en el cambio positivo, la que erradicó la poliomielitis, mejoró la educación y mucho más».

Por su parte, Anne McClusky, integrante del Grupo Irlandés de Solidaridad con Nicaragua, Dublín de 1985 a 2000, declaró estar consternada al ver «que el pueblo nicaragüense inspiró a miles de nosotros/as como jóvenes, ahora esté siendo traicionado y reprimido por quienes se proclamaban sus líderes». 

El guionista escocés Paul Laverty, cuyas películas ganadoras de la Palma de Oro de Cannes El viento que agita la cebada y Yo Daniel Blake, dirigidas por Ken Loach, comentó «qué enorme tragedia humana que Ortega, Murillo y compañía todavía estén chupando poder y recursos con toda la atracción gravitacional de un agujero negro. Los agujeros negros sobreviven por su gula, absorbiendo las estrellas y los gases a su alrededor, hasta que sucede lo inevitable».

La carta de los y las activistas europeos se produce a raíz de la creciente condena mundial al régimen Ortega-Murillo y del fortalecimiento de las iniciativas de solidaridad con el pueblo nicaragüense dentro de Europa e internacionalmente y refuerza una declaración similar firmada por más de 500 activistas de Estados Unidos a principios de julio y una carta firmada en julio por 140 intelectuales de izquierda de América Latina, entre ellos Pepe Mujica, expresidente uruguayo, y la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska, denunciando a los Ortega-Murillo como «autocráticos y autoritarios».