En el corazón montañoso de Nueva Segovia, el municipio de Ocotal se mueve al ritmo de sus emprendimientos locales. Cafeterías familiares, talleres de carpintería y pequeñas tiendas de abarrotes forman el tejido económico de la localidad. Sin embargo, en los últimos años, una marea migratoria ha comenzado a moldear el destino de estas pequeñas y medianas empresas, dejando tras de sí un impacto profundo en su desarrollo.

Al igual que muchas otras ciudades de Nicaragua, Ocotal ha sido testigo de un flujo migratorio hacia países como Costa Rica, España y Estados Unidos. Las causas son múltiples: búsqueda de oportunidades económicas, inestabilidad política y la falta de empleo local. Pero ¿qué sucede con las PYMES cuando jóvenes y adultos en edad productiva buscan horizontes más amplios?

Para algunos negocios, la migración tiene impacto local y se ve reflejado en la pérdida significativa de mano de obra. María López, propietaria de una panadería, comenta que le ha resultado difícil encontrar personas comprometidas. «Muchos de los jóvenes que antes trabajaban conmigo ahora están en Costa Rica», lamenta. La escasez de personal no solo dificulta el crecimiento, sino que incrementa los costos laborales, pues deben contratarse personas que vienen de otros municipios y se les tiene que garantizar un estipendio de movilización, “no nos da como antes, porque a ese costo le tenemos que sumar que si en una familia nos compraban 30 córdobas de pan en la mañana, ahora nos compran 10, porque ya solo está la abuelita y el nieto, porque los padres se han ido” afirmó la emprendedora.

Paralelamente, la migración ha traído una inyección de capital a través de las remesas. Enviadas por las personas emigrantes a sus familias, son una fuente vital de ingresos para muchos hogares. En algunos casos, se convierten en la semilla de nuevos negocios o el fortalecimiento de los existentes. Un ejemplo notable es el de Jorge Martínez, quien usó las remesas enviadas por su hijo que se encuentra en Estados Unidos, para poner una tienda de ropa en el barrio Teodoro López en la zona oeste de Ocotal; igual que María lamenta que las ventas hayan mermado.

Otro aspecto notable es cómo la migración ha transformado patrones de consumo. Las familias receptoras suelen gastar en bienes duraderos, educación y mejoras en sus viviendas. Esta tendencia ha llevado a un crecimiento en sectores específicos, como ferreterías y tiendas de electrodomésticos, pero también ha provocado que otros negocios, como los mercados tradicionales, experimenten una disminución en sus ventas.

“El impacto de la migración en las PYMEs de Ocotal es un espejo de las contradicciones del fenómeno migratorio; por un lado, brinda oportunidades económicas a través de las remesas, por otro, despoja a la región de su fuerza laboral y de una parte de su dinamismo productivo” dijo Sofía, socióloga, bajo condición de anonimato.

Mientras tanto, las calles de Ocotal siguen resonando con el eco del trabajo arduo de sus habitantes, algunas personas preparan maletas para un futuro incierto en tierras lejanas, otras apuestan por construir un mejor mañana en su tierra natal.