Save the Children, World Vision, Care Internacional, Naciones Unidas, Norwegian Refugee Council, entre otras organizaciones internacionales han suspendido temporalmente sus programas de ayuda a Afganistán por la prohición de los talibanes de que las mujeres trabajen en organizaciones locales e internacionales. Además, han exigido que se derogue la decisión. 

El 24 de diciembre de 2022 los talibanes prohibieron a las afganas que trabajaran en organizaciones locales e internacionales. “Queremos que las autoridades revoquen su decisión, porque sin personal femenino no podemos llegar a los millones de niños y niñas, mujeres y hombres que necesitan asistencia” declaró Asuntha Charles, directora nacional de World Vision en Afganistán al diario español El País. 

Más de la mitad de la población – 40.1 millones en 2021 – demanda asistencia urgentemente, más del 97% de la población está en riesgo de caer debajo del umbral de la pobreza, más de seis millones en riesgo de hambruna y 1,1 millones de menores de cinco años están gravemente, informa el mismo diario. 

Hay preocupación internacional por la limitación de las libertades a las mujeres afganas, bajo el argumento de creencias religiosas, pues los talibanes creen que las mujeres deben estar en sus casas. El G7 y la Union Europea en una declaración conjunta les han llamado a abolir “con la mayor urgencia” la prohición, calificada como “irresponsable y peligrosa”.

“En muchas zonas del país, las prácticas culturales vetan que un hombre hable, examine u ofrezca asistencia humanitaria a mujeres que no son parientes cercanos”, afirmó Sofia Sprechmann, secretaria general de Care International al diario español El País. Estos hábitos impiden que un médico atienda a una mujer en un parto, incluso si su vida o la del bebé están en peligro, por ejemplo. Tales costumbres han sido excarbadas por la separación de sexos que los talibanes han reforzado en su retorno al poder.

No obstante, muchas afganas desfían la represión de los talibanes. Estos hace veinte años perdieron el poder en Afganistán, combatidos por Estados Unidos cuando no pudieron controlarlos, como a otros autoritarios misóginos. 

Una representante de la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA) vaticinaba en 2021 que las imposiciones de los talibanes contra por las mujeres no habían terminado, pese a que Afganistán estaba bajo control de la OTAN, ya que muchas de las autoridades talibanes permanecieron en el poder. RAWA ha seguido trabajando, pero en la clandestinidad, señala Rebelión en su web.  

La situación de las afganas es dramática, como lo es la de mujeres en otros países que cuentan con la aprobación de gobiernos occidentales. Qatar, por ejemplo, participa en empresas y actividades europeas (energéticas, viajes y turísticas), organizó el campeonato mundial de fútbol 2022 que ganó Argentina, y se rige por la Ley de Tutela Masculina, la cual afecta la independencia de las mujeres para casarse, estudiar, trabajar y viajar. Este sistema discriminatorio niega a las mujeres el derecho a tomar decisiones clave sobre sus vidas, según Human Rights Watch en su informe de marzo de 2021. 

Por otro lado, en Arabia Saudí, aún lapidan a las mujeres; quienes tienen limitados sus derechos hasta de trabajar fuera del hogar, y su situación es denunciada cada año por Amnistía Internacional. 

La opresión histórica de las mujeres no se limita a estos países: este drama tiene una dimensión internacional.