El pasado 06 de noviembre de 2022 en Nicaragua se llevaron a cabo comicios electorales, donde se elegirían a alcaldes o alcaldesas, vice alcaldes o vice alcaldesas y concejales, un proceso marcado desde un inicio por la violencia política, el proselitismo, uso de bienes del Estado y detenciones arbitrarias por mencionar algunos.

Este proceso electoral fue tildado como “un encadenamiento de acciones antidemocráticas de carácter violento y represivo” por el Informe del Observatorio de Urnas abiertas, quienes escudriñaron en 15 de los 17 municipios con 1,500 fiscalizadores. Mas de 5,000 irregularidades fueron reportadas en todo el país.

El 10 de enero, alcaldes y alcaldesas designados por el régimen, recibieron la banda municipal, proclamando el absoluto poder, en estructuras de gobierno local, regional y nacional, donde se echarán a la bolsa otros cuatro años de mínima gestión y respuesta poblacional a demandas repetitivas como agua, caminos, basura, comercio y tráfico como es el caso de Bluefields, municipio cabecero del Caribe Sur.

En este territorio entre bailes, derroche cultural y una exclusiva invitación a políticos, fanáticos sandinistas y la infaltable juventud sandinista, el nuevamente alcalde Gustavo Castro Jo, quien transita de un periodo a otro, con una larga cadena de problemáticas municipales sin resolver, obtuvo el bando de las manos del más allegado a Rosario Murillo y Daniel Ortega, el costeño Johny Hogdson.

Para el politólogo Donald Hebbert, no se puede esperar más de las mismas autoridades “la gente tiene poca esperanza porque si no hiciste en el pasado que vas a hacer en el presente, a mi criterio no hay mucho que celebrar en cuanto a eso” refirió.

Posterior a la toma de posesión del nuevo mandato municipal, se realizó una sesión con los 25 concejales recién electos que representan a los barrios y comunidades de Bluefields y se eligió al nuevo secretario del concejo municipal. También entregaron los libros de actas anteriores para iniciar en la gestión municipal, donde la población espera que se cumpla lo prometido en la campaña.

Es el caso de Justino Hurtado, vendedor de chacalines, quien espera que en este nuevo mandato municipal se atienda las necesidades de su sector, ya que no hay un mercado que brinde condiciones óptimas para la comercialización del producto.

“Una vez que ellos quieren el voto prometen todo, una vez que llegan se les olvida que el pueblo necesita calles, lugares para trabajar, y ellas obligadamente ponen sus baldes allí” expresó Hurtado.