Redacción AP

En los últimos dos meses el régimen Ortega-Murillo ha mantenido una ofensiva de persecución contra la iglesia católica, convirtiendo a siete sacerdotes, dos seminaristas, un laico que laboraba como camarógrafo de Tv Merced y el obispo de Matagalpa como presos políticos, 18 religiosas expulsadas del país, y el cierre de una decena de medios religiosos.

“Es solo el inicio de todo lo que presentimos que vamos a vivir como iglesia en Nicaragua, la dictadura está enfurecida por el rol profético que hemos tenido, no perdonan que en estos momentos duros estemos con el pueblo, esa es precisamente nuestra misión, por eso anunciamos y denunciamos, y no podemos callar” manifestó a Agenda Propia un sacerdote de la diócesis de Estelí bajo condición de anonimato.

Expertos en perseguir a quienes piensan distinto



La persecución a la iglesia católica que dirigen Ortega y Murillo le recordó la década de los años ochenta a doña Estebana Pérez, una veterana delegada de la palabra de una de las comunidades rurales de Terrabona en Matagalpa.

“Poco después de la caída de Somoza, se estableció una Junta de Gobierno, todo parecía que iba a ser distinto, pero eso fue mentira, acá en el campo la violencia nunca se acabó, lo que estamos viendo ya lo vivimos, la seguridad del estado cerraba emisoras porque las consideraba contras, visitaban a los sacerdotes en las iglesias y les decían que apoyaran la revolución, esta gente es experta en perseguir a quienes no piensan como ellos” dijo la campesina con voz entre cortada.

Estebana, dejó de escuchar la radio Hermanos, la emisora de la diócesis de Matagalpa que expandía su frecuencia en la 92.3FM y 690 AM cubriendo el norte del país, y parte del occidente por 29 años. y que tras la cancelación por Telcor dejó de operar.

En la memoria colectiva de la población está presente la carta pastoral de  noviembre de 1979, firmada por la  Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) de entonces, titulada “Compromiso Cristiano para una Nicaragua Nueva que, entre otras cosas, vio el “proceso revolucionario” como una oportunidad para el país y llamó a la población a hacer los sacrificios necesarios y a una “profunda conversión del corazón”.

Los obispos también pidieron “un amplio espacio de libertad que le permita (a la iglesia católica) cumplir su labor apostólica sin interferencias”.

Esa carta pastoral no tuvo eco, en agosto de 1982 agentes del régimen, vestidos de policías, detuvieron al Padre Bismarck Carballo -hoy fiel defensor de Ortega- entonces vocero de la Iglesia Católica y director de Radio católica.

Los agentes ingresaron a una vivienda donde estaba el sacerdote y fabricaron un escándalo sexual con una mujer. Lo desnudaron, lo sacaron a la calle y publicaron la historia falsa en todos los medios oficiales.

Algo similar sucede hoy con los sacerdotes de Matagalpa, Boaco y Nandaime, estos últimos ya condenados por el sistema de justicia de la dictadura.

Cárcel o Exilio

A inicios de agosto, Agenda Propia documentó que personas afines a la dictadura se dedicaban a grabar misas, en diferentes parroquias del país, como parte del asedio constante al que es sometida la iglesia católica en Nicaragua, una práctica recurrente tras el estallido de la crisis social y política en abril 2018.

Luego del encarcelamiento de los sacerdotes, seminaristas, laico y obispo de Matagalpa, la presencia policial es excesiva e inaudita en las parroquias de los departamentos de Estelí, Madriz, Nueva Segovia, Jinotega y Matagalpa, territorio eclesial que pastorea Monseñor Rolando Álvarez.

“A mi parroquia vino el secretario político, el jefe de la policía y el de inteligencia del Ejército, me dijeron que tenía que colaborar con la paz, que, si no me atuviera a las consecuencias, que mis homilías atentaban contra la tranquilidad del país y que sino me quería ver perjudicado le bajara el gas” dijo a Agenda Propia uno de los sacerdotes de Jalapa en Nueva Segovia.

Agenda Propia, conoció que parte de estas visitas a las parroquias de Nueva Segovia las dirigió el comisionado mayor Carlos Hernández, segundo jefe de la policía orteguista junto a operadores políticos de la dictadura.

Los sacerdotes de Estelí en un comunicado le recordaron a la dictadura que fueron ellos quienes mediaron en el diálogo nacional que no obtuvo frutos porque Ortega y sus cómplices no tuvieron voluntad de detener la represión para evitar muertes innecesarias.

«Aquí no hubo ningún golpe de estado, pues los golpes de estado los ejecutan los ejércitos, y aquí el ejército no le ha dado golpe de estado a nadie. Eso existe solo en la mente de ustedes. Aquí lo que hubo en 2018 fue una protesta popular, que al final lo que dejó es una enorme cantidad de jóvenes nicaragüenses asesinados, sin olvidarnos de todos los que murieron en la operación limpieza» manifestaron.

Uriel Vallejos, Vicente Martínez, Sebastián López y Mangel Hernández, son los sacerdotes de Matagalpa que debido a las presiones de la dictadura han tenido que irse al exilio, de lo contrario serían acusados penalmente por “traición a la patria”.

En la diócesis de Granada, el diácono Carlos Mata, también informó a través de las redes sociales, que tuvo que irse de Nicaragua por la persecución del régimen Ortega-Murillo.

Queridos hermanos, desde lo más profundo de mi corazón he amado mi patria, pero les comunico que debido a la locura de personas serviles y fanáticas, he tenido que salir y abandonar la tierra que me vio nacer, pido sus oraciones.

Su hermano.

(Carlos P Mata)
🇻🇦🙌🏽🇳🇮

— Carlos P Mata. (@CarlosPMata1) September 1, 2022

“Debido a la locura de personas serviles y fanáticas, he tenido que salir y abandonar la tierra que me vio nacer, pido sus oraciones”, escribió Mata en su cuenta de Twitter.

Mata, es uno de los pocos seminaristas que se ha atrevido a denunciar la persecución a la que son sometidos, otros han huido del país sin nombrar y denunciar el acoso que reciben por operadores del régimen.

“Cárcel o exilio, es lo que nos saben decir, hay un listado grande de sacerdotes de todo el país así como de seminaristas que van a enjuiciar y por eso nos dan seguimiento, el problema es que los obispos no asumen en su totalidad y en estos momentos la prudencia pastoral no es sana, porque el país cada día queda vacío, la gente se está exiliando o migrando y esta gente está eternizándose en el poder” dijo un seminarista de la arquidiócesis de Managua que recientemente salió de Nicaragua.

 La abogada Martha Patricia Molina Montenegro, integrante del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción, publicó recientemente la investigación “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)”, que documenta 190 ataques y profanaciones contra la Iglesia Católica hasta mayo de este año.

Para personas expertas como Molina, no hay duda que “la dictadura” Ortega-Murillo “tiene una guerra frontal en contra de la Iglesia Católica de Nicaragua y su objetivo es eliminar por completo todas aquellas instituciones afines a la iglesia”.