Por Vicky Bolaños
  • Según denuncian, el catedrático emérito Ramón Flecha ha protagonizado «conductas inapropiadas» con mujeres de su grupo de investigación sobre violencia de género
  • RTVE Noticias recoge más de 20 testimonios de mujeres que lo han vivido a lo largo de tres décadas
  • Si tienes más información respecto a este caso, déjanos un mensaje

“En verano, me dijo que fuera a tomar algo con él y sus amigos. Al llegar a su casa, con la excusa de enseñarme algo, fuimos a la sala, se me tiró encima y no recuerdo nada más. Mi voluntad no era tener sexo con él. Después de la relación, me pidió que le escribiera un correo explicándole cómo me había sentido”. Así relata Virginia el primer contacto íntimo que tuvo con el que era su profesor en segundo de carrera antes de acabar el curso. En esa época ella era una de las becarias del grupo de investigación de Sociología CREA (Comunidad de Investigación sobre Excelencia para Todos, por sus siglas en inglés), que él dirigía en la Universidad de Barcelona (UB).

Han pasado veinte años desde aquellos hechos pero este pasado mes de junio, catorce mujeres, una de ellas Virgínia, han enviado un escrito al rector de la UB, Joan Guàrdia, en el que se afirma que varias mujeres “relatan haber mantenido relaciones sexuales con el Sr. Ramón Flecha en un contexto de clara desigualdad jerárquica en calidad de alumnas, becarias, doctorandas o subordinadas”. Un total de 24 investigadores han salido de CREA desde julio de 2024 por razones relatadas en la denuncia. La UB ha contestado a las firmantes, este mismo martes 1 de julio, expresando su «voluntad de colaborar en todo aquello que sea necesario para el correcto cumplimiento de la normativa de aplicación».

El hombre señalado en la denuncia es el catedrático emérito de la Universidad de Barcelona Ramón Flecha (Bilbao, 1952), que ha negado todos los hechos que se relatan. Se presenta en la red social X como “científico número 1 (ranking mundial) en gender violence”. Como profesor de Sociología, fundó el grupo de investigación CREA en 1991. Lo dirigió hasta 2006 y sigue siendo su principal referente. Una de las líneas de estudio clave de este equipo es la violencia de género.

RTVE Noticias ha tenido acceso al escrito, ha entrevistado a siete mujeres que aseguran haber tenido relaciones íntimas con Flecha y ha recabado otros quince testimonios, en una investigación conjunta con Ràdio 4-RNE, elDiario.es e InfoLibre. También se ha analizado una investigación interna que la UB hizo en 2004 sobre la actividad de CREA, correspondencia y mensajes, que ilustran más de tres décadas de situaciones que trascienden la vida académica, así como documentación judicial de dos archivos de Fiscalía en 2006 y 2016 por las denuncias por funcionamiento sectario que recibió el grupo.

La denuncia recoge que hay “testimonios consistentes y coincidentes de mujeres” que han vivido esas relaciones y piden que se depuren “las responsabilidades correspondientes”. También dice que las personas firmantes “tienen motivos fundados para sospechar que este tipo de comportamientos podrían seguir produciéndose en el presente, afectando especialmente a algunas de las integrantes más jóvenes de CREA”.

Precisamente, en febrero de 2024, la UB actualizó su código ético considerando “mala praxis profesional” las relaciones sexoafectivas entre el personal docente e investigador y el alumnado, por ser “claramente asimétricas, con un evidente comportamiento de superioridad del primer colectivo respecto al segundo”.

“Tienes que estar tranquila y entregada”

Las primeras historias arrancan hace unos 30 años. Clara, Glòria, Virgínia, Simona y Judit (nombres ficticios para salvaguardar su anonimato) conocieron a Flecha cuando estudiaban en la Universidad de Barcelona. Afirman que, en el momento de tener las relaciones sexuales, Flecha codirigía la tesis de una de ellas, era profesor de una segunda, y director de CREA, donde eran becarias las otras tres. Las cinco cuentan que acabaron teniendo sexo con él en su casa en diferentes ocasiones. A veces, después de años en los que él logró forjar una relación de confianza.

Tres de ellas aseguran que recibían visitas inesperadas en sus trabajos por parte de Flecha. “Casi me da un ataque al corazón”, pensó Simona. “Te hace sentir especial porque él se fija en ti, pero por otra parte, era un poco raro”, afirma Glòria. “Me vino a buscar al trabajo en un par o tres ocasiones. Me invitaba a tomar algo después para hablar sobre la transformación del mundo”, relata Clara que cuenta que le decía que, si le seguía, se le iban a “abrir muchas oportunidades tanto a nivel profesional como personal”.

Además, hubo tutorías en casa de Flecha y en cafeterías, llamadas de teléfono y citas de ocio fuera del campus. Judit explica que el acercamiento íntimo fue paulatino y no deseado por ella. Pone como ejemplo una noche en la que, tras visitar con él lugares relacionados con fines académicos, de repente la besó. Rememora también que una mujer cercana a su profesor le dijo: “Tienes que estar tranquila y entregada”. Eso fue poco antes de que tuvieran relaciones sexuales.

“Me avisó de que tuviera cuidado de a quién se lo contaba”

A todas, Flecha les contó que tenía relaciones abiertas con otras mujeres y coinciden en afirmar que había una norma tácita de no revelar nada de su relación con él. Una de ellas manifiesta que se lo pidió explícitamente. A otra se le escapó, recuerda, y recibió un par de broncas: “Me avisó de que tuviera cuidado de a quién se lo contaba”.

“Con una compañera, le dimos un masaje en las piernas”

Hace más de diez años, Àngela colaboraba en CREA y fue a cenar con Flecha, ya catedrático de la UB, y con otra compañera. Después, relata, él le pidió un masaje: “Nos dice que subamos, se quita la camiseta y me quedo perpleja. Para mí eso era rarísimo, había ido a su casa a trabajar”.

Por su parte, Ruth explica: “Veía a otra gente haciéndole masajes en su casa. Ibas a ver la tele, a escribir un artículo y decía, ‘¿me das un masaje?’ Y se lo dabas con la camiseta, o a veces se la quitaba”.

“Me pareció muy fuera de lugar, yo estaba muy incómoda”

Un par de años después, explica, fue su turno, en el dormitorio del que entonces era su director de tesis: “Al principio fue con una compañera, le dimos un masaje en las piernas”. Hubo más ocasiones, y también lo vio desnudo un par de veces. “Me pareció muy fuera de lugar, yo estaba muy incómoda”. Ruth sentía que no podía negarse: “No te hablaba en cinco días, no te enviaba invitaciones”.

También era una de las mujeres que a veces dormían con él en su casa o en hoteles durante viajes académicos y aclara: “Yo no quería dormir con él, sino en mi cama”. Flecha solicitaba compañía, según Àngela, porque “dice que tiene monstruos por la noche, que no puede estar solo”.

“¿Me has preparado a tal alumna?”

Mariana y Judit manifiestan que, estando ya desvinculadas del departamento de Sociología de la UB, de manera directa o sutil, el catedrático insistía en que le pusieran en contacto con alumnas jóvenes.

Revelan que tenían que organizar tutorías y asegurarse de hablar bien de él, decir que Flecha “saca lo mejor de las personas”. En alguna ocasión llegó a explicitar “¿Me has preparado a tal alumna?”. “Con ninguna ha pasado nada”, aseguran aliviadas, ya que hacían lo posible para que Flecha perdiera el interés en ellas.

“Cada día de sexo con él me psicoanalizaba sobre mis relaciones”

Las entrevistadas narran varias constantes de las relaciones con Flecha. Les hacía explicar exhaustivamente todas sus relaciones sentimentales y sexuales, para, comentan, crear un clima de cercanía e intimidad con ellas. Apuntan que después, el que era su profesor y director usaba esa información en el plano personal y con terceras personas, también en el ámbito académico y de investigación.

Flecha parte de la teoría -recogida en la investigación interna de la UB- de que existen tres tipos de hombres: A, los buenos que quieren transformar el mundo; B, los que están en transición y C, los malos, que atraen a las mujeres porque su manera de socializar está basada en la violencia. A menudo, convencía a las mujeres de que habían cometido el error de escoger a ‘hombres C’ y les hacía ver que «la redención era pasar por él», como relata Àngela.

Esta investigadora recuerda: “Cada día de sexo con él me psicoanalizaba sobre qué relaciones había tenido. Te hace sentir culpable por tu pasado y tu forma de ser y para tener su aprobación está justificado subordinarte. Aprendí a callarme”.

Esta investigadora intimó con Flecha años después de conocerle. “No había otra escapatoria que enrollarme con él. Me creí que estaba enamorada. Al mismo tiempo, tenía miedo y no podía hablar con nadie. Me disocié. Estaba totalmente confundida”, relata.

“Te llamaba para trabajar, cocinar, planchar”

Las integrantes de CREA estaban habituadas a pasar días, noches, fines de semana, puentes y vacaciones trabajando en casa del catedrático o en el piso Pato, un apartamento en Badalona en el que se realizan actividades del grupo, llamado así en honor a un amigo de Flecha.

Las entrevistadas cuentan que hacían tareas del hogar y personales para Flecha. “Te llamaba para trabajar, cocinar, planchar. Sucedía bastante, semanalmente, cada dos semanas”, cuenta Mariana, que explica que el catedrático la llamaba: “¿Estás libre esta noche? Estoy solo, te avisaré. Estabas todo el rato pendiente”.

«Le planchábamos las camisas, se las metíamos en la maleta”

“Él viajaba mucho. A lo mejor estábamos ahí cinco chicas y venía con una camisa preguntando si se la ponía. Le planchábamos las camisas, se las metíamos en la maleta”, recuerda Ruth. Judit preparó junto a otras compañeras muchos viajes para el catedrático y comenta que, a petición de él, le enviaban correos con las presentaciones, informaciones de la reuniones y detalles sobre su vestimenta.

«La UB no ha recibido ninguna denuncia interna»

La UB ha contestado a los medios que han llevado a cabo esta investigación que el grupo de investigación CREA «desde el año 2020 no está adscrito a la Universidad de Barcelona». Sin embargo, la web del grupo tiene un dominio de la UB -la universidad ha reconocido que «nadie lo había detectado hasta ahora»-; usan direcciones de correo de la UB y su directora, el propio Flecha y más integrantes son docentes de la UB vinculados a diferentes departamentos y a grupos de investigación consolidados por la Generalitat de Cataluña.

Aunque no responden a las preguntas de si tenían conocimiento de los hechos que incluye este reportaje, afirman que, aparte de los casos de 2004 y 2016 «la Universidad de Barcelona no ha recibido ninguna denuncia interna relacionada con las actividades de CREA».

Ramón Flecha: “Nunca he hecho nada de esto”

En conversación con los cuatro medios, el catedrático emérito Ramón Flecha dice no tener ningún cargo en CREA y niega todos los hechos incluidos en este reportaje: “Nunca he hecho nada de esto”. Puntualiza que nunca «con subordinadas». Comenta que para él subordinadas son personas que dependen de él contractualmente o académicamente, como alumnas, por ejemplo.

El sociólogo de la UB asegura que “desde los años 80” hace las tutorías “con otra persona delante”. “Siempre me he cuidado de eso”, apostilla y subraya: “No estoy criticando a los que tienen una relación sexual habiendo una relación laboral. No estoy en contra de que otros lo hagan”.

Preguntado por los testimonios que aseguran que ha mantenido relaciones sexuales con becarias y doctorandas, sentencia: “Preguntar por las relaciones sentimentales a alguien sin su consentimiento es acoso sexual”. Asimismo, argumenta que CREA es conocido en las universidades españolas “por defender la libertad sexual, que incluye tener relaciones abiertas, cerradas o no tenerlas” y también por ponerse del lado de las víctimas de violencia de género.

En ese sentido, opina que hay una campaña para desprestigiarlo a él y a CREA “para ir contra quien ha apoyado desde el principio a todas las víctimas”. “Sigo apoyando a todas las víctimas”, remata.

«Nunca hemos recibido esa denuncia»

Por su parte, la directora de CREA desde 2006 y directora del departamento de Sociología de la UB, Marta Soler, afirma desconocer los hechos que se relatan: “Nunca hemos recibido ni recibiremos esa denuncia”, a la que califica de “acusaciones falsas” y “mentiras”.

Preguntada por si conoce la situación que relatan las mujeres de que Flecha les pedía masajes y que hicieran tareas del hogar, Soler responde que la pregunta “transmite otra falsedad que reproduce el peor machismo coercitivo y retrógrado que desarrolla actitudes paternalistas hacia mujeres mayores de edad que ejercen su libertad […] como si no tuviéramos capacidad de escoger con criterio nuestras relaciones personales o de amistad o incluso de gestionar nuestras vidas”.

Informe de la UB en 2004: Conductas vividas como un acoso sexual

En 2004, hubo una investigación interna en la UB con entrevistas a varios exmiembros de CREA que denunciaron situaciones diversas, que al año siguiente se llevó a la Fiscalía. En las conclusiones del informe de la universidad, se indica que el grupo funcionaba bajo el “liderazgo personal del doctor Flecha” y que “excedía el ámbito estrictamente académico”.

Esta “actitud de dirigismo, control e intromisión”, apunta la investigación, se manifiesta en “injerencias muy intensas en la vida privada de sus miembros, así como prácticas y conductas de carácter sectario”, “realizar insinuaciones de carácter sexual y, en algún caso, realizar conductas que las personas afectadas han vivido como un acoso sexual”.

El informe de la UB no refleja que una de las denunciantes declaró que tuvo relaciones sexuales con Flecha, pero sí adjunta recomendaciones para modificar muchas de las situaciones descritas. El caso se archivó en 2006 excluyendo el posible acoso sexual. Tan solo se alega que podría ser delictiva la discriminación en el puesto de trabajo.

Tras este archivo, el rector Màrius Rubiralta exigió a Flecha en una carta, en julio de 2006, que cesara de discriminar a trabajadores en el puesto de trabajo modificando los comportamientos de invasión de la vida privada y la injerencia en cuestiones personales. También le advirtió de que si continuaban esas situaciones, lo volverían a llevar a la Fiscalía.

En septiembre de 2006, Flecha dimitió como director de CREA por «un profundo motivo personal». Aunque todos los testimonios confirman que es quien ha seguido ejerciendo el liderazgo dentro de CREA, a pesar de que la directora actual es Marta Soler.

Ante más denuncias en 2016, la Universidad de Barcelona acudió de nuevo a la Fiscalía con el tema del presunto funcionamiento sectario de CREA. Las personas implicadas declararon y se volvió a archivar sin explicitar que hubo supuesto acoso o relaciones sexuales.

«Trazar el detalle exhaustivo de las actuaciones realizadas hace 21 años no es nada sencillo»

Las catorce personas que han escrito al rector de la UB en junio de 2025, también han preguntado a la universidad si ha llevado a cabo algún tipo de seguimiento o control sobre el grupo CREA respecto a las recomendaciones que incluía el informe de 2004. En respuesta a los medios, la UB manifiesta: «Nos consta que sí, pero han pasado 21 años. Trazar el detalle exhaustivo de las actuaciones realizadas en aquel momento no es nada sencillo».

La mayoría de las entrevistadas asegura que ha podido continuar desarrollando con éxito su trayectoria profesional fuera del grupo. Finalmente, han superado el temor que, según dicen, Flecha trató de infundirles de que “fuera de CREA no eran nada”.

Aun así, muchas prefieren mantener el anonimato por miedo a posibles represalias, hasta que la Universidad de Barcelona adopte medidas. Las secuelas de lo sucedido siguen vivas, todavía hay miedo y la mayoría de ellas están recibiendo apoyo psicológico especializado para superar esas vivencias. ‘Te roba tu persona, tus sueños. Él trazaba el futuro de todas’, remata Àngela.

Investigación: realizada por RTVE

Foto portada: RTVE

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