El pasado 26 de enero se realizó en el Parque República de Nicaragua en San José Costa Rica, un acto para conmemorar y reivindicar la memoria nacional que aportaron a la democracia. Un acto histórico y cultural en el que se depositó una ofrenda floral en la efigie del poeta universal Rubén Darío, un acontecimiento lleno de reflexión entorno en cómo consolidar la democracia en Nicaragua

Enrique Sáenz, economista exiliado en el país vecino del sur, manifestó que fue una iniciativa de un grupo de exiliados en Costa Rica, en ocasión del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, su legado y pensamiento, y por el nacimiento del poeta Rubén Darío. Asimismo, por los 100 años del nacimiento del poeta Ernesto Cardenal, y el aniversario de la marcha del 22 de enero. «Actividades que tienen que ver con la identidad, la herencia cultural nicaragüense, más nosotros que estamos en el exilio y una fecha de lucha por la democracia, como es la escogida”, mencionó a Agenda Propia.

La mascare del domingo 22 de enero de 1967 fue una de arremetida de la Guardia Nacional bajo órdenes de la dictadura de Somoza Debayle, donde no hay cifras oficiales de la cantidad de personas asesinadas, cuando marchaban en la Avenida Rooselvet en Managua, que protestaban por elecciones libres y transparentes.

Edipcia Dubón, también en el exilio hizo referencia a la vigencia del legado de Pedro Joaquín Chamorro, mártir de la libertades públicas, asesinado el 10 de enero de 1978, por la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Mientras que el periodista Carlos Fernando Chamorro, hizo relación de su padre con los eventos del 22 de enero.

“Pedro Joaquín Chamorro es reconocido como el mártir de las libertades públicas, una expresión que, sin restarle trascendencia, no agota la dimensión de su legado. A 47 años de su asesinato el 10 enero de 1978, su pensamiento sigue vivo, quizás precisamente porque las taras del pasado han regresado». Menciona que la obra de su padre «es donde encontramos respuestas, caminos e incluso atisbos de esperanza, recordando que la noche nunca está más oscura que justo antes del amanecer. No pretendo extender este homenaje, sino compartir la vigencia de su voz y pensamiento, para que nos sirvan de reflexión e iluminen el camino de incertidumbre que transitamos”, reflexiona Dubón.

Según Sáenz, no esperaban hacer un gran acto, sino hacer algo sencillo, simbólico «para honrar la memoria de estos personajes en medio de las limitaciones que nos impone el exilio… el mensaje es la memoria, que es lo contrario del olvido, que es una forma de resistencia y de lucha. Además del rescate y conmemoración de valores y fechas importantes nicaragüenses, con tantos nicaragüenses en el exilio, que alimenta el sentido de la nacionalidad y la pertenencia. No nos podemos olvidar de estas fechas a pesar de los agobios en el exilio de desarrollar un acto así, es un acto de esperanza”, expuso.

La poeta nicaragüense Gioconda Belli, leyó un poema dedicado a Ernesto Cardenal, quien naciera el 20 de enero de 1925 en Nicaragua y falleció el 1 de marzo de 2020. Fue enterrado en la Isla Mancarrón, archipiélago de Solentiname en el Lago Cocibolca.

Belli manifestó que “Ernesto a mí me hizo asomarme a estas tierras cuando la codicia y la esclavitud no se conocían, cuando Gonzalo Hernández de Oviedo hizo la crónica de la abundancia del nuevo mundo, yo me enamoré más de Nicaragua, maravillándome de sus maravillas. De todo eso nos habló Ernesto. Cuando escribió El Estrecho (dudoso), uno lee ese poema y se alegra de la estrella de cuyo polvo emergió el poeta que recogió estas crónicas, las tejió e hilvanó para que nosotros viviéramos como presentes ese tiempo antiguo. En su hora cero, Ernesto amasó el pedestal en el que colocamos a Sandino, habló de ese nicaragüense en el extranjero, un nica de Niquinohomo trabajando en la Huasteca Petróleo Company de Tampico”, expuso.

El otro personaje universal homenajeado por nicaragüenses en el exilio, es Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, quien nació el 18 de enero de 1867. Darío fue un poeta, escritor, periodista y diplomático nicaragüense. La niñez de Darío transcurrió en León de Nicaragua, criado por sus tíos abuelos. Su obra poética fue de mucha importancia en el exterior donde se rinde honores recociendo su obra literaria. Murió en León el 6 de febrero de 1916 y está sepultado en la Catedral de esa ciudad.