Julia P.
El 68º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW68) se realizó del 11 al 24 de marzo, en New York. En Nicaragua hubo poca cobertura a esta información, pero los medios oficialistas difundieron el informe de la dictadura Ortega-Murillo en cuanto “los logros” de su gobierno en el empoderamiento y derechos de las mujeres.
No obstante, otros informes señalan que la realidad contradice el recuento oficial, que entre otras cosas, resalta la alta participación de las mujeres en el Estado.
Sol, joven feminista y activista nicaragüense resiste desde la clandestinidad y no duda en cuestionar la información. “Por medio de la manipulación de datos siguen dando una impresión completamente errónea hacia afuera, hacia la comunidad internacional”. Explica que “las mujeres adentro de Nicaragua ni siquiera pueden opinar, tienen presas políticas menores de 25 años, con condenas de más de 20. No existe ningún avance hacia los derechos de la mujer; en este momento las mujeres están en total desamparo.
Para quienes resisten dentro del país, el empleo formal no llega ni cerca a las mujeres, pues su trabajo es “ir a vender tortillas a la calle” agrega Sol; la situación es más difícil para aquellas que están en oposición al régimen dictatorial, “es peor porque eso te despoja absolutamente de cualquier derecho”, señala.
En las conclusiones de la CSW68 se reconoce la prevalencia de la feminización de la pobreza como uno de los principales obstáculos para alcanzar la igualdad. Nicaragua es parte de esa realidad.
La realidad que enfrentan las nicaragüenses no son percepciones. Organizaciones como el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, ha documentado el cierre de más de 200 organizaciones civiles que trabajaban por la vigencia de los derechos de las mujeres, cuyos aportes no han podido ser reemplazados por las instancias estatales.
En los primeros 15 días del pasado mes de mayo, nueve mujeres fueron víctimas de femicidio en Nicaragua. En el mismo mes, Observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir había denunciado 37 femicidios en el transcurso del 2024. Esto es una muestra de cómo avanza la violencia contra las mujeres, entre la impunidad y falta de prevención efectiva.
En Nicaragua desde hace años es casi imposible el acceso a registros públicos de cualquier tipo y los que hay son poco confiables. Organizaciones que cuentan con registros propios como la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos de las Mujeres, en su informe preliminar de 2023 documentó unas 69 defensoras desplazadas de Nicaragua, unas obligadas al exilio y otras desterradas.
Esta misma organización reconoce que trece defensoras forman parte de las 23 nicaragüenses presas políticas, que también registra el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas hasta abril 2024. La IM-Defensoras documentó la alarmante situación de las defensoras presas políticas, “quienes se enfrentan a torturas y tratos crueles, inhumanos y/o degradantes, así como la negación del acceso diario a patio, sol, acceso a agua potable y asistencia médica profesional de calidad”.
Los retrocesos para la protección, prevención de la violencia de género y derechos de las mujeres, son una realidad que se agrava con gobiernos autoritarios y de tendencia fundamentalista, como explica Socorro, una experta en género: “hay regresividad en contra de los derechos humanos y con el avance de gobiernos más conservadores de derecha, como el caso de Argentina o de El Salvador, el ejercicio de derechos está en retroceso. Esta situación ocurre pese a que muchos países han ratificado las conferencias internacionales de derechos humanos de las mujeres, pero “en la realidad no se ha logrado avanzar suficiente con la igualdad” agrega la especialista.
En Nicaragua los derechos de las mujeres y las niñas sobrepasan al discurso oficial. Para Sol, pese a la censura, la persecución de la libertad de expresión y la limitación para que activistas y defensoras intervengan en el espacio publico, “las mujeres nicaragüenses, las feministas, seguimos haciendo nuestro aporte contradiciendo y diciendo lo que lo que realmente pasa, y es de señalar todas las mentiras”.
Para Socorro las plataformas internacionales de derechos humanos como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) son importantes y totalmente pertinentes. “Se trabaja por alcanzar la igualdad y el empoderamiento de las mujeres”.