El municipio de Managua está nuevamente de fiesta. Como cada año, las celebraciones en honor a Santo Domingo de Guzmán inundan las calles con actividades culturales y religiosas. Sin embargo, una vez más, la organización de estas festividades deja al margen a las autoridades eclesiásticas, tradicionalmente responsables de los actos litúrgicos y del sentido espiritual de esta celebración.

Ignorando a los encargados de las festividades religiosas en Las Sierritas, la Alcaldía de Managua (ALMA) ha vuelto a autonombrar a la alcaldesa Reyna Rueda Alvarado como “mayordoma” de las fiestas. Una distinción que se atribuyen a la persona que está al mando de la organización de las fiestas de Santo Domingo de Guzmán en Managua, que tradicionalmente se celebraban del 1 al 10 de agosto.

Este título, históricamente asignado por la Iglesia Católica, ha sido apropiado por la administración municipal desde 2018, alegando una supuesta designación por parte de comités de tradicionalistas. La entrega simbólica de la “tajona” —representación de dicha mayordomía— volvió a recaer este 2025 en Rueda Alvarado, por séptimo año consecutivo.

Durante una comparecencia pública, Rueda Alvarado reiteró que la participación del gobierno en las fiestas responde a su “fe” y compromiso con las tradiciones del país. “Estamos listos con mucho cariño, con mucha fe. Somos un pueblo de fe, por lo tanto a diario recibimos bendiciones. Celebramos estas fiestas con alegría. Es parte del compromiso de nuestro buen gobierno, del co-presidente Daniel y la co-presidenta, la compañera Rosario, de acompañar todas las tradiciones de nuestro país. Somos un pueblo de fe, lleno de bendiciones porque oramos a diario a nuestro Padre Celestial y a nuestros santos patrones. Estas fiestas vienen a reafirmar un año más nuestra fe, nuestra cultura y nuestras raíces”, declaró, en un discurso cargado de religiosidad política.

La alcaldía pretende presentarse como custodio de la tradición religiosa, mientras el régimen que representa continúa persiguiendo a sacerdotes y laicos. Algunos han sido encarcelados, otros forzados al exilio, y varios miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) permanecen bajo vigilancia constante. Aun así, la municipalidad busca como involucrar a la feligresía y «curiosos» al promover 150 actividades paralelas —culturales, gastronómicas y deportivas—, junto a las que se hacen todos los años.

Seguridad en medio del control

Sobre la seguridad de las celebraciones, Rueda Alvarado aseguró que las familias nicaragüenses valoran el ambiente de “paz” que, según ella, se ha mantenido durante estos años. “Las fiestas se han realizado de forma segura. Las familias lo dicen con cariño y agradecen a nuestro buen gobierno, al co-presidente y a la Policía por mantenernos seguros para celebrar nuestras fiestas en paz”, afirmó.

Estas declaraciones contrastan con el reciente anuncio de la co-dictadora Rosario Murillo, quien liberó a 1,500 reos comunes bajo lo que denominó “perdón presidencial”. Según una publicación de Confidencial, en noviembre de 2024, el 8.5% de los excarcelados había reincidido en actividades delictivas, según datos que informó el comisionado mayor Julio Orozco, director del Sistema Penitenciario Nacional.

Peregrinos de la Esperanza

A pesar del cerco impuesto por el régimen, la parroquia de Las Sierritas mantiene viva la dimensión espiritual de la festividad. Este año, bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”, alineado con el Jubileo de los Jóvenes 2025 celebrado en Roma, Italia, y que reúne a miles de jóvenes de todo el mundo, el Pbro. Boanerges Rubén Carballo Madrigal destacó en su homilía del 1 de agosto:

“Algo importante en la vida es que todo se logra cuando tenemos un mismo objetivo, una misma meta… Todos tenemos que contribuir para lograr ese objetivo. La palabra de Dios nos recuerda, que cuando nos vemos como hermanos, como amigos, todo nos sale más fácil y esa es la lección que nos recuerda Santo Domingo de Guzmán. Todos estamos aquí como peregrinos con esperanzas, cuando todos nos ayudamos, logramos nuestra meta. Cuando nos vemos como hermanos, como amigos, todo nos sale más fácil. Y esa es la lección que nos recuerda Santo Domingo de Guzmán. Todos estamos aquí como peregrinos con esperanzas”.

En medio del uso político de la religiosidad popular, la Iglesia intenta sostener el verdadero espíritu de estas fiestas: la fe, la unidad comunitaria y la esperanza frente a la adversidad.

Fotos de portada: Comité Parroquial de Santo Domingo de Guzmán