“Estas elecciones básicamente son una bofetada a indígenas
y afrodescendientes que demandamos y exigimos respeto a la libre
determinación mediante el régimen autonómico, al imponernos partidos nacionales. Pero sobre todo, son unas elecciones donde
no hay ninguna garantía y donde la comunidad y el pueblo están siendo perseguidos, criminalizados y están siendo desaparecidos”
Anexa Alfred Cunnigham
abogada miskita
La guinda del pastel
En la comunidad de Sandy Bay, Puerto Cabezas, de donde Brooklin Rivera es nativo, en tres centros de votación de cinco instalados poca gente de la comunidad llegó a votar, quienes lo hicieron fueron fiscales, simpatizantes del FSLN e integrantes del Ejército. “Ni un alma de la comunidad salió a votar… la voluntad de las comunidades no la pudieron comprar”, afirma un defensor de derechos indígenas.
Esta realidad de las votaciones del 3 de marzo de 2024, que han tenido lugar en las dos regiones autónomas del Caribe nicaragüense no se puede entender en un contexto distinto al que se vive en Nicaragua desde los acontecimientos de abril de 2018, cuando el régimen Ortega-Murillo desencadenó una espiral de violencia que se ha diversificado en distintas fases y que con la perspectiva de seis años, determinan que el país centroamericano reúne todas las características para ser definida como una dictadura de corte clásico en la que la eliminación de libertades básicas y derechos inalienables en democracia, como es sin duda el de elecciones libres en las que la población pueda elegir sin temor a sus gobernantes, es uno de los más claramente visibles.
Las Elecciones Victoriosas 2024, como les han llamado, no han sido otra cosa que la guinda del pastel, la culminación de un proceso que tiene como objetivo el control total y absoluto. El desarrollo de estas votaciones, su supuesta campaña electoral y todo lo que las ha rodeado, solo se puede comprender en una línea progresiva hacia el modelo autoritario implantado sinrubor, que en el ámbito electoral tuvo su primer hito en las presidenciales del 7 de noviembre de 2021.
La guinda de un pastel que comenzó en unas seudoelecciones en 2021, donde el régimen encarceló a la mayoría que se había postulado, como fue el caso de Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro, Arturo Cruz, Medardo Mairena, Félix Maradiaga, Noel Vidaurre y Miguel Mora. También se imposibilitó el registro de George Henríquez y se inhabilitó a Óscar Sovalbarro.
Fue el primer asalto de un plan trazado a apuntalar el poder absoluto sin la mínima oposición. El régimen procuró aparentar legalidad y pluralismo político, contando con sus partidos comparsa, que sustentaban seis propuestas que en teoría competían por la presidencia del país. Además del partido de gobierno FSLN, aparecían en las boletas electorales el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), Alianza por la República (APRE), Partido Liberal Independiente (PLI) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).
Los datos finales del CSE no fueron una sorpresa. Al FSLN le asignó el 75,92 del porcentaje y el 24,08 restante se repartía entre las otras cinco formaciones, de las que el PLC se llevaba la mayor parte, 14,5%. Las cifras oficiales aseguraban que había votado el 65,23%. Aunque, el Observatorio Urnas Abiertas creado con motivo de esos comicios, arrojó datos distintos: 81,5% de abstención.
Un año después, en las municipales la alianza electoral «Nicaragua Triunfa» liderada por el FSLN, se adjudicó la totalidad de las 153 alcaldías, garantizándose control total en los municipios y acaparando la totalidad para evitar cualquier oposición local. El modus operandi fue el mismo, aunque aquí sí participó el partido indígena YATAMA. El régimen reportó una participación del 56,2% de quienes tenían derecho a voto. Urnas Abiertas estimó 17,3% y abstención del 82,7 %.
No deja de ser significativo el apelativo que el Consejo Supremo Electoral usó para referirse a este paripé con el que se ha tratado de dar una apariencia democrática, Elecciones Victoriosas 2024. El calificativo de victoriosas ha sido escogido dentro de la retórica triunfalista a la que los Ortega-Murillo tienen acostumbrado al país.
Los comicios autonómicos no solían gozar, incluso antes del inicio de la crisis socio política en la que está Nicaragua desde 2018, de gran participación por diversos motivos que tienen que ver con el abandono que ambas regiones han padecido históricamente. Un análisis de Urnas Abierta, evidencia que “las circunscripciones donde se registra una mayor participación son las 1, 2, 3, 4 y 5 de la RACN, y las 10 y 11 de la RACS”, las cuales tienen mayor población indígena y afrodescendiente. La participación en la anterior cita, 2019, no pasó del 34,88%.
En el contexto actual, el interés y, sobre todo, la percepción de que participar en un proceso que no es más que una farsa, ha desmotivado más a una población habitualmente poco participativa. En 2024, pese a la ausencia del partido Yatama -esperanza para las reivindicaciones del Caribe- participaron cuatro partidos zancudos: Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), Alianza por la República (APRE) y Alianza Partido Liberal Independiente (PLI), quienes alegaron no tener cómo financiar sus campañas.
Este fue el inevitable contexto. Cuáles fueron las propuestas del Frente Sandinista hacia las mujeres, nos llevó rápidamente a preguntarnos ¿pero hay realmente alguna propuesta de políticas referidas a algo que no sea controlar todo el poder en el país?
Para esta investigación se entrevistó a diez personas, miskitas la mayoría y una menor cantidad afrodescendientes, originarias de Bluefields, Puerto Cabezas y diversas comunidades de Río Coco, entre febrero y marzo de 2024. Una cantidad similar de personas no quiso compartir su opinión por temor a la campaña gubernamental de terror en su intento de controlarlo todo. Fue difícil enfrentar el miedo de quienes están dentro y fuera de Nicaragua. En las personas que están fuera del país sobresale el miedo a lo que pueda ocurrir a sus familiares.
El “proceso electoral”
En las IX votaciones regionales del Caribe nicaragüense las campañas electorales de los partidos no fueron masivas, alegres, ni calaron en los pueblos étnicos y afrodescendientes. No obstante, en el sitio del Consejo Supremo Electoral en la plataforma X, se leía “los ciudadanos nicaragüenses de las Comunidades Indígenas y Afrodescendientes de la Costa Caribe, vamos a votar para elegir a nuestras autoridades”; y se difundía alegres vídeos en las televisoras locales llamando al voto.
Un entrevistado, que habló bajo condición de anonimato, califica el proceso electoral de apagado. “No se miró el espíritu electoral en la gente, nadie percibía el ambiente… Más allá de eso, la gente estaba apartada… Las comunidades, los votantes, la población, más bien se preguntaba y ahora qué vamos hacer que no está Yatama, quién va a representar los intereses políticos de los pueblos y comunidades indígenas,” explica.
Por su parte, una líder afrodescendiente valoró la campaña de pobre, “20 días de duración y desprovista de contenido para el fortalecimiento del proceso de autonomía”. Según la líder, la campaña no se identificó con las demandas de la población caribeña. “No caló en los costeños, menos aún en indígenas y afrodescendientes que siempre demandan su proceso de saneamiento territorial, de autonomía”. Nada de ello se escuchaba en las propuestas de los partidos, asegura.
Ejemplificó el llamado al voto del CSE para “fortalecer la democracia”, con la actuación de los partidos políticos que “fueron mudos o cómplices, o tuvieron mordaza… No ofrecían nada; y algunos candidatos confundiendo el ámbito de elecciones regionales, con funciones que corresponden a los municipios” agrega.
“Todo lo relacionado a estas elecciones fue anormal, ilegal y abusivo” opina un activista de derechos indígenas. Añade que “no hubo campaña ni mitines urbanos, ni debates públicos de candidatos. Unas cuantas pancartas o papeletas en las calles, algo de información en las redes del FSLN con los siguientes eslóganes: Victorias caribeñas FSLN, Elecciones regionales Caribe 2024”, sospechosamente similares al lema oficial del CSE que alude a “elecciones victoriosas”.
Miguel González, originario de Bluefields, y profesor del Programa de Estudios de Desarrollo Internacional de la Universidad de York, en Toronto, Canadá, coincide que la campaña fue pobre y agrega deslucida. “Un período muy corto, obviamente también restringida, en el sentido que las versiones públicas de opciones políticas fue limitada, como suele suceder o ha sucedido en las últimas votaciones en el país, sumamente controladas por la policía, con excepción de algunos mitines no públicos, más bien en las casas de campaña… El Frente Sandinista, por otra parte, sí tuvo mayor libertad para expresarse, movilizarse y hacer su activismo”, señala el académico.
De acuerdo a González, se reflejó la desmotivación que existe sobre la elección de autoridades regionales, que han dejado un gran descontento en la población del Caribe, no solo en las últimas elecciones sino también en las del 2019, porque “la gente no ve que esas instituciones sirvan para algo diferente a lo que hace el Frente Sandinista a nivel de las alcaldías, de los territorios o en el Estado central” afirma.
A tres partidos autóctonos del Caribe que participaron en la contienda como parte de la alianza con el FSLN les distinguieron el silencio y la cooptación. El significado de la autonomía “se vio opacado con respecto a la contienda de partidos políticos nacionales que tuvieron el mandato de desplazar a los partidos regionales para evitar la voz de nuestras comunidades” considera la líder afrodescendiente.
Perfil bajo e intimidación
Personas ligadas a los partidos políticos mencionaron que la orientación era de una campaña silenciosa. Pero quien “hizo la visita casa a casa fue el partido Frente Sandinista”, asevera la afrodescendiente. Funcionarios del Ministerio de Salud, de Educación, de las alcaldías, se dedicaron a decir que si no sacaban a la gente a votar, simplemente perderían el trabajo. Un método de intimidación, como lo define la líder.
Amenazas silenciosas en hogares donde, en muchos casos, solo una persona está trabajando, lo cual afecta las condiciones de la familia ya que temen perder su puesto. Pero por otro lado, a los colonos se les ofreció tierra, una clara prebenda.
Los partidos políticos que hacen juego al FSLNdijeron que durante la campaña se les prohibió realizar mitines y reuniones, así como perifoneo móvil.
Para un activista de derechos indígenas, quien pidió omitir su nombre, “únicamente el FSLN hizo campaña, con recursos del Estado, orientada a tres objetivos electorales: condicionar beneficios en proyectos del Estado al voto por el FSLN, realizar verificaciones casa a casa para saber quienes viven y quiénes votan, movilizar a las personas el día de las elecciones”.
A juicio de la líder afrodescendiente los partidos nacionales que cooperaron en las elecciones del Caribe, lo hicieron “más que todo porque hay un acuerdo, son los mismos partidos de la Asamblea Nacional”.
El Frente Sandinista asistió en alianza con nueve partidos más, entre ellos tres autóctonos, alcanzando la mayoría de votos (89.86%) según la presidenta del CSE Brenda Rocha en su informe preliminar con más de la mitad de los votos escrutados, quien declaró que el porcentaje de ganancia “es la voluntad de la ciudadanía expresada en las urnas de manera transparente, democrática y en paz”, manifestó.
Desde febrero 2023, personas funcionarias estatales realizaron visitas casa a casa a nombre del FSLN, llenando fichas con datos de toda la familia y ejerciendo presión para que todas las personas de la casa votasen. La papeleta indaga cédula de identidad, fecha de nacimiento, número y marca del celular, acceso a redes sociales, ubicación laboral actual y experiencia acumulada, datos académicos y socio económicos, profesión, historial partidario y político, experiencia electoral, datos del núcleo familiar (hijos/as), del padre, madre y hermanos/as. La boleta de cinco páginas, se denomina Frente Sandinista de Liberación Nacional, Ficha Única de Registro, 45 Aniversario. Se desconoce si el CSE autorizó la realización de la misma previo a las elecciones y sus fines.
Por otro lado, los tres partidos políticos autóctonos, Partido Indígena Multiétnico (PIM), Partido Político Yapti Tasba Masraka Raya Nani (MYATAMARAN) y el Partido Movimiento Indígena Progresista de la Moskitia (MOSKITIA PAWANKA) que intervinieron en el proceso en alianza con el FSLN, tampoco ofrecieron nada a la población caribeña.
Miguel González, originario de Bluefields, expresó al Observatorio Urnas Abiertas que le parecía “muy desafortunado que no haya ninguna organización política costeña que encabece las opciones electorales”. Esto no es fortuito, dice González. En el Caribe “siempre ha habido un predominio de los partidos políticos nacionales en la vida de la política costeña, por lo tanto yo veo esto como la culminación de un proceso que ya había empezado a finales de la década de los 90. En los terceros Consejos Regionales se pudo ver que era prácticamente una política de Estado darle preeminencia a los partidos políticos nacionales sobre las expresiones políticas costeñas”.
Para el docente, lo novedoso es que no haya ningún partido costeño encabezando la boleta. “Están aliados con los partidos nacionales. No sé si la palabra aliado es darle todavía mucho peso. Yo más bien diría que parece que van ahí en la carreta, en una posición de subordinación”.
En muchos casos mujeres y hombres líderes autóctonos que están dentro o fuera del país, pidieron no se revelaran sus nombres o que las declaraciones se publicaran bajo condición de anonimato. También ciudadanas y ciudadanos prefirieron no hablar por temor a las repercusiones que pudiesen enfrentar ellas, ellos o sus familiares.
Participación en la contienda pese a la ausencia de programas
El docente Miguel González aseguró al Observatorio Urnas Abiertas que “en las últimas elecciones municipales el Frente se proclamó vencedor en todas las alcaldías. Yo creo que en los Concejos Regionales vamos a ver la continuación de una tendencia de un control hegemónico por parte del Frente”.
Diez días después de las votaciones, el 13 de marzo de 2024, el CSE publicó en La Gaceta, Diario Oficial, la proclamación de 180 personas electas para integrarse, como propietarias o suplentes, a los Concejos Regionales del Norte y del Sur del Caribe. Refiriéndose al Artículo 173 de la Constitución Política, así como a varios artículos de la Ley Electoral, resolvió que “por vencidos los términos a que se refiere la Ley Electoral, se declaran como resultados definitivos los publicados en La Gaceta, Diario Oficial No. 43”.
Asimismo, en nota de prensa afirmó que se cumplió el calendario electoral “bajo principios y valores fundamentales como elecciones libres; respeto de derechos político-electorales; y voto libre, secreto y directo”. Manifestó también que los resultados “reflejaron la libre determinación de los electores, respetando la decisión de la ciudadanía” como lo manifestara su Presidenta; y resaltó que la proclamación de autoridades electas, imprime legalidad y legitimidad a todo proceso electoral democrático, así como a las autoridades electas.
La participación en el proceso electoral es vista de diversas formas por indígenas y afrodescendientes. Hay quienes la ven como positiva, la consideran “victoria del pueblo porque el Gobierno y el Frente Sandinista se han convencido una vez más que ellos no tienen el poder para controlar a las comunidades”. Otros señalan que la participación fue mínima, pero coinciden que es una victoria del puebloy “derrota política para el FSLN. Ellos asumen el poder pero en el fondo están dolidos porque saben que sus mentiras la gente no se las está tragando” dijo un miskito defensor de derechos indígenas.
No obstante, hay que valorar la inmigración de colonos a tierras comunales del Caribe, la cual se eleva en procesos electorales desde que se aprobó la Ley de Autonomía. Esto provoca desajustes con respecto a las representaciones en los Concejos Regionales, ya que como no hay censo desde 2005, la participación de indígenas, afrodescendientes y mestizos costeños se reduce ante el incremento de colonos, censados a través del CSE.
Además del traslado de colonos hacia tierras comunales, se conoció de la promesa de tierra a los mismos, a cambio de su voto.
Por otro lado, una afro-miskita comentó que había “filas de colonos que votan en territorios invadidos en los municipios de Puerto Cabezas, Prinzapolka, Laguna de Perlas y Awaltara. Mientras la población local no sale a votar, son los colonos quienes llegan pero no masivamente. En comunidades con cinco años de presencia de colonos, algunos han salido para ver si pueden votar”.
La mayor participación caribeña en la elección de Concejos Regionales fue en 1990, (78%), luego bajó en el 94 (73%), aún más en el 98 (48%) así como en 2002 (38%). Después subió en 2006 (45%) lo cual puede deberse a la alianza FSLN-Yatama; y volvió a decaer en 2010 (40%); en 2014 se mantuvo (41%) y en el 2019 bajó al 34%.
Tomando como referencia el padrón electoral de 500 mil personas que anunció el CSE y los datos de Urnas Abiertas, 15% de participación, el padrón electoral del Caribe ha crecido por la población mestiza que ha venido asentándose en zonas rurales de la región, reflexiona Miguel González. Esto podría indicar una menor participación electoral de pueblos indígenas y afrodescendientes y mayor de mestizos, lo cual cambia la naturaleza de las elecciones caribeñas, que buscan que los pueblos originarios elijan sus autoridades. “Es el principal factor de depreciación de la vida autonómica, la poca participación, el desencanto respecto a los Concejos Regionales Autónomos” precisó el académico.
Y es que los partidos políticos no se comprometieron con el proceso de autonomía ni las necesidades de la población. Fue otra característica de esta campaña.
Una afrodescendiente asegura que “no prometieron nada… no querían comprometerse. El Estado a través de los partidos que participaron, no hace compromisos con la autonomía ni mucho menos con el pueblo de la Costa Caribe, por lo tanto al no prometer nada, no cumplen nada”. Lo que van a encontrar son “supuestos planes de desarrollo… hay a través de los Concejos Regionales concesiones mineras, de explotación forestal, de pesca… y el Estado se lo lleva todo, no queda nada para el Caribe, lo que hacen es continuar con estas propuestas, sin consulta a las comunidades, planes del Gobierno nacional. Los Concejos Regionales van a aprobar lo que el Gobierno establece… empeñar el futuro de la Costa Caribe y a su población”.
Para la líder afrodescendiente, la población que votó no representa el interés del Caribe, sino el partido político nacional. “Fue la razón de eliminar las voces del Caribe en esta contienda, es decir callar las voces que demandan autonomía y saneamiento, y eso fuera a servir como condiciones para que el Estado pueda continuar con su proceso de despojo hacia los territorios indígenas y afrodescendientes”, anexó.
En la campaña electoral no se mencionó nada con respecto a la migración, pese a que muchas personas, incluyendo trabajadores del Estado, se fueron del país, por tanto tenían que reponerles de alguna manera, dando lugar a que ofrecieron tierras a los colonos, mientras a los trabajadores les dijeron que si no votaban, no tendrían trabajo.
Ningún partido político abordó tampoco el saneamiento territorial, la conservación ambiental, el cambio climático, la importancia de la conservación de los recursos naturales, temas propios de ambas regiones y que preocupan a buena parte de la población.
Para los defensores de derechos de pueblos indígenas organizados, la autonomía regional está amenazada y la comunitaria resiste. “La autonomía regional ha quedado en papel mojado, y peor ahora, que todos los concejales son sandinistas. Pero la autonomía comunitaria resiste y ellos van a socavarla. La imposición de autoridades, la criminalización de la resistencia pacífica, el encarcelamiento, vigilancia y asedio a los principales líderes y activistas, son muestras que han estado en un proceso de socavamiento de la autonomía comunitaria” señala.
Hubo comunidades en la zona de Río Coco, en El Llano, donde la población no salía a votar. “Ellos estaban molestos; cómo es posible que el gobierno haya hecho tanto y la gente no reconocía”, decían; yes que el FSLN no quiere admitir, reflexiona un defensor, las violaciones de derechos humanos. “Con la invasión de los territorios han estado haciendo desastres, no podemos aplaudir yendo a votar”, expresa.
La resistencia de los pueblos indígenas, valora una afro-miskita, se manifiesta en la baja afluencia en los centros de votación, siendo necesario que los operadores políticos del régimen facilitaran buses llenos de colonos para alcanzar los resultados electorales esperados.
Lo determinante para la población indígena, de no votar o no votar por el FSLN, fue el encarcelamiento de líderes de Yatama, al sentirlo en carne propia. “Como miskito me molesta y me duele que echaron preso a Brooklyn y a Elizabeth. No porque soy afín a ellos, sino porque soy indígena y cuando agarran a un indígena y lo echan preso, nos lo están haciendo a nosotros, por eso nos sentimos así”, declara otro defensor de pueblos indígenas.
Yatama representa la historia del pueblo miskito. La cancelación de su personería, el encarcelamiento de sus líderes y la ausencia partidos opositores -todos zancudos-, desmotivó a la gente miskita. “El FSLN pensó que con sus parapetos podrían seducir a la gente, pero ésta no se dejó embaucar”, asevera el defensor de derechos indígenas.
En lengua miskita YATAMA es la sigla de Yapti Tasba Masraka Nanih Aslatakanka, «Hijos de la Madre Tierra» en castellano. Se convirtió en partido político en 1988 por presión del FSLN, narró en entrevista a Agenda Propia la líder indígena Anexa Alfred C, desterrada, luego de asistir a reunión del Mecanismo de Expertos en Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de América Central y del Sur, de Naciones Unidas.
Poca información electoral
En las vísperas de las votaciones mucha gente todavía no sabía que al día siguiente, tres de marzo, eran las elecciones regionales. Circularon muchas inquietudes y comentarios. “Que si el Frente estaba apostando a ser partido único; quiénes eran los candidatos; qué partidos iban a correr”, eran parte de las principales disquisiciones, las cuales tenían que ver con los movimientos y narrativas de los partidos. El PLC visitó algunas comunidades y quiso cooptar a líderes de Yatama, así como a integrantes de movimientos sociales. ALN intentó engañar en comunidades del Río Coco diciéndoles “somos lo mismo que Yatama, vamos juntos, fusionados”. Igual estrategia empleó el FSLN en varias comunidades, a lo cual la gente contestó: “Ya sabemos, ustedes decapitaron a Yatama, de dónde lo resucitaron, alegaron, espiritualmente Yatama siempre está vivo”. Hubo más rechazos que aceptación.
Un ciudadano miskito, también desde el anonimato, afirma que más que una campaña electoral, era “concientización” para que la gente saliera a votar. Había temor de que “el abstencionismo fuera muy alto por la falta de credibilidad en el proceso electoral, falta de legitimidad, y por la ausencia de un partido opositor”. Además, añade, “había muy poca información”. En su caso, ejemplifica, “en la circunscripción donde voto, nunca supe quiénes eran, no existió eso”.
El FSLN afirmó que su campaña era de visita a las casas. En Wanky Maya, territorio comprendido entre la comunidad de Bilwaskarma y Kum, en Río Coco, circularon operadores políticos de ese partido, muchos trabajadores del Estado. Amenazaban y trataban de chantajear con un “cuidadito alguien anda llamando al no voto porque eso es motivo de encarcelamiento, una condena de tres años, y la persona que no salga a votar va a estar vetada, nunca más a tener cédula, no va a poder acceder a centros hospitalarios, a recibir atención médica, a servicios básicos” decían en su mensaje intimidatorio, asegura una fuente a Agenda Propia, que prefiere no ser identificada.
Un miskito, que por razones obvias tampoco dio nombre, comentó que en algunas comunidades de Río Coco arriba, el PLC, ALN y el FSLN, prometieron que si votaban por ellos, iban a sacar a los colonos, a Brooklyn de la cárcel, y retornar la personería de Yatama. Dijo desconocer las visitas casa a casa, pero sabe que se hicieron reuniones en las comunidades y en algunos barrios. Manifestó también que había rechazo de la gente. “Por qué hasta ahora hablan de cambio. ¿Cuánto tiempo tiene el Frente Sandinista en el poder? Todas las elecciones nos hablan que va a venir un cambio, cosa que no se ve, que van a sacar a Brooklyn, por qué lo echaron preso. Más bien expliquen, decían”. No tuvieron mucha entrada, a juicio del miskito.
“Al no haber campaña o no haber contenido de campaña porque no había nada que ofrecer, nadie conoció los programas electorales. La promesa de los candidatos fue nula, no tienen nada que ofrecer ni a sectores ni contenidos” opina una líder. A su juicio, la mayoría de la población no conoce los candidatos. “Lo relevante fueron los cinco partidos políticos nacionales que se aliaron para invisibilizar a los partidos regionales” agregó.
Sin propuestas de género
Una líder afrodescendiente afirma que “no se tuvieron en cuenta ni a las mujeres ni a los pueblos indígenas”. En este contexto de campaña de cascarón, en la que las propuestas brillaron por su ausencia, tampoco hubo promesas relacionadas con políticas sobre los derechos de las mujeres.
Así, señala la informante, “no había contenido en ninguna propuesta electoral, es decir, en las ciudades no hubo banners con mensajes a los votantes, en algunos barrios se podía apreciar los carteles de casillas y banderas, de dos o tres partidos en postes de luz o paredes”. Pero ningún partido tenía programas u ofrecimientos hacia las mujeres, quienes se han convertido en un sector vulnerable al enfrentar más atropellos a sus derechos. “Van a seguir lo que la ley les dice en la composición de género en los Concejos Regionales y van a garantizar por lo menos una o dos representaciones étnicas, pero bajo la bandera política del partido nacional, para conformar posiblemente la directiva del Concejo Regional” manifestó, refiriéndose al Concejo del Caribe Sur.
La líder asocia esa posibilidad con la hipótesis de que habrá un Concejo Regional conforme lo que establecen las leyes Electoral y de Autonomía. Pero las propuestas a las mujeres fueron inexistentes, asevera.
Por su parte, el blufileño Miguel González asegura que la inclusión de mujeres tiene que ver con un formalismo relacionado con la manera de cómo el régimen ha vendido la representación de género en los Concejos Regionales, 50% de las posiciones; ello empezó en 2014 y continuó en la eleción del 2019. Asegura que “hay mayor representación de mujeres, y por tanto eso se vende como una política de inclusión, aunque obviamente eso tiene sus limitaciones porque también son mujeres en posición de subordinación a las decisiones del partido, determinadas por hombres y no en posiciones de decisión dentro de los Concejos Regionales”.
Un activista de un movimiento de derechos de pueblos indígenas, desconoce si las mujeres fueron tomadas en cuenta en la campaña. A su juicio, “los únicos espacios donde se escucha programas del gobierno es en la televisión oficialista, las emisoras locales y las redes sociales, pero en las redes muy poco asuntos del gobierno fluyen, más en la radio, siempre hablando de que las mujeres son tomadas en cuenta, pero en discurso”, afirma. Añade que en la realidad “el Frente Sandinista por mandato de la Chamuca (Rosario Murillo) ha equilibrado la cuota de la mujer con el hombre en las candidaturas, tengo entendido que iban mitad y mitad… Pero en asuntos de campaña, qué iban a ser tomadas en cuenta, nadie habla de eso”, reflexiona.
Reconoce también que hay violencia de género en las comunidades, maltrato físico, emocional, económico contra las mujeres, pero casi no se escuchan programas oficiales relacionados, menos en campaña electoral. Esta problemática política y social -violencia contra las mujeres- no fue tema en la discusión pública en la campaña, asegura el docente universitario Miguel González.
El activista de derechos de pueblos indígenas expresó que “la Ley Electoral exige la paridad de género en la presentación de las candidaturas por cada partido, sin embargo, también las candidaturas de mujeres son impuestas en la inscripción de candidatos e instrumentalizadas para avanzar con el proyecto de colonización cultural y de control político del Caribe con las mujeres que son electas de concejales”.
A manera de conclusiones: Consolidación del control absoluto
Podemos afirmar a la luz de los hechos, de los testimonios de personas que aún se atreven a denunciar, aunque sea bajo anonimato, lo que sucede en Nicaragua, que el único interés que esta cita electoral tenía para el régimen Ortega-Murillo era culminar el proceso de legitimación por la vía de las urnas del control total y absoluto, aunque se trate de una mera farsa.
Con las elecciones del Caribe se coronó el proceso autoritario y se acaparó el poder absoluto institucional no solo de facto. Es en este planteamiento en el que se puede entender que para el FSLN, el proceso electoral haya sido poco más que un mero trámite, un engorro necesario con el que cumplir en el que no se ha puesto demasiado empeño y esfuerzo.
No hubo una verdadera campaña electoral, fue inexistente un programa con propuestas al electorado. Apenas circuló material de campaña para llamar al voto en algunas publicaciones en las redes sociales, unas caravanas deslucidas en circunscripciones y entrega de gorras, camisetas y otro material propagandístico. Una “campaña” que aseguraban desde el FSLN y también desde los partidos comparsa, se iba a centrar más en el casa por casa.
Estas votaciones fueron las del lejano pulular de una corte de partidos allegados al FSLN que han hecho acto de presencia. No ha existido una intensa campaña porque sencillamente no era necesario, en el caso del FSLN, y en el caso de los partidos zancudos, no era parte del trato. ¿Qué campaña tiene que dar apariencia de concurrencia democrática, si no es adversario real?
Cualquier acción del FSLN en el ejercicio del poder, no necesariamente en periodo electoral, supone un acto de campaña en sí mismo. Y no para convencer a nadie, sino para buscar esa legitimidad que la realidad de los hechos, siempre tozuda, les niega.
Estas elecciones, como era de prever, han sido también las votaciones del miedo, las del silencio, las de la amenaza. Nada nuevo bajo el sol de Nicaragua.
No son estas afirmaciones meras opiniones o visiones sesgadas de una realidad compleja y poliédrica. Son una conclusión a la que no es difícil llegar si atendemos los hechos, los testimonios y, en definitiva, al actuar diario de un régimen que basa todos sus esfuerzos en mantener el poder a costa de lo que sea, cueste lo que cueste. El poder por el poder. Y algo así no puede lograrse de otra forma que estableciendo un estado de terror, represión, supresión de derechos humanos y, por supuesto, anulando la capacidad de la ciudadanía de cambiar las cosas a través de las urnas.
Para el 3 de marzo de 2024, día establecido para que la ciudadanía pudiera depositar sus boletas en las urnas, la farsa electoral estaba desplegada, no había nada nuevo que invitara a pensar que las elecciones fueran distintas que en los procesos anteriores.
La población del Caribe acudió a las urnas con el principal partido de la oposición regional, YATAMA, inhabilitado y sus dos principales líderes detenidos. Brooklyn Rivera, presidente nacional del partido, desaparecido, cumplió seis meses de haber sido detenido, octubre 2023, sus familiares conocieron que fue trasladado a un hospital; y Nancy Elizabeth, vicepresidenta, condenada injustamente a ocho años de prisión, pese a sus condiciones deterioradas de salud.
La población caribeña asistió a una farsa electoral con ingredientes de ópera bufa que no tenía otro objetivo que cerrar el círculo que comenzó a dibujarse antes de abril de 2018. Se dieron todos los elementos que veníamos conociendo en las anteriores citas electorales en Nicaragua, para que no se pueda hablar de un proceso limpio, democrático, mínimamente aceptable.
Los resultado de las votaciones ofrecidos como definitivos volvieron a no ser sorpresivos para nadie y obviamente hicieron honor al lema Elecciones Victoriosas porque lo fueron para el régimen Ortega Murillo con el 88,95% que se han atribuido. Un resultado muy cercado al 87,2% que hemos conocido recientemente en unas elecciones presidenciales que nada tienen que ver con Nicaragua o tal vez mucho, que han vuelto a encumbrar a Vladimir Putin como líder en Rusia.
El último ámbito del poder que le faltaba al régimen Ortega-Murillo por dar apariencia de legitimidad por las urnas era el del Caribe, algo que se ha consumado en unas votaciones, en la que todo ha resultado exactamente como parecía: un auténtico fraude. Lo que tal vez ha diferenciado estas votaciones de otras anteriores es la profundización del hartazgo ciudadano que, aún con el temor de no participar en los comicios, ha optado mayoritariamente por renunciar a un derecho que, en Nicaragua, ya dejó de serlo.
Las “elecciones victoriosas” del Caribe nicaragüense 2024 evidencian temor de la ciudadanía de expresar sus opiniones por pánico a la reacción de la dictadura Ortega-Murillo y sus agentes, quienes han promovido una campaña de terror para que la gente no salga a las calles o deje de actuar, lo cual refleja un clima de miedo y terror reinante, a partir de evidencias constatadas por Agenda Propia como la dificultad extrema para lograr informantes en el terreno. La respuesta mayoritaria a la hora de contactarles fue la negativa a ofrecer testimonios por miedo a las represalias. El miedo impidió que compartieran sus puntos de vista. El temor trascendió las fronteras del país, lo cual se corroboró con la petición mayoritaria de informantes que se encuentran fuera del territorio nacional, de permanecer en el anonimato mediante la distorsión de su voz o sin datos personales que pudieran ayudar a identificarles, y así evitar una agresión a sus familiares que permanecen en el territorio nacional.
Asimismo una campaña de intimidación activa. Días antes de las elecciones el FSLN desarrolló una “encuesta” casa por casa, realizada por empleados públicos, quienes tenían que llenar ficha con datos de toda la familia y hubo presión para que todas las personas de la casa votaran.
También evidenciaron el desconocimiento generalizado del proceso electoral, así como de la existencia de un programa electoral no solo en lo referido a las mujeres, tema que la investigación pretendía abordar en un planteamiento inicial, sino sobre cualquier otro asunto. Del mismo modo, muy poco conocimiento de los candidatos e incluso los partidos que concurrían, llegando incluso a querer confundir al electorado al asegurarles que Yatama, a quien no se permitió concurrir, iba en alianza con ALN y con el FSLN.
Los partidos políticos de “oposición” prácticamente no desarrollaron campaña electoral alguna y poco se conocieron sus programas electorales. Algunos visitaron algunas comunidades en aras de cooptar a seguidores de Yatama, otros intentaron engañar a la población, presentándose como aliados de Yatama. Intentamos conocer qué cosas concretas se estaba “prometiendo” relacionado con los problemas cotidianos de la ciudadanía y no fue posible. En ello incidió la casi nula campaña electoral o la modalidad que anunció el FSLN, de visitas casa por casa, pero no se pudo hablar con quienes recibieron dichas visitas.
Una característica de las campaña electoral es que no hubo ambiente electoral. Demostrando así la irrelevancia de los comicios a nivel práctico para el FSLN al tratarse de un mero trámite para legitimar el poder en el último bastión que le faltaba oficialmente a partir de varias evidencias constatadas a lo largo de la investigación.
Por su parte, el FSLN no planteó nada nuevo en torno a las reivindicaciones de las mujeres, se dijo viejas consignas vacías de un contenido real como “la restitución de derechos” sin precisar qué significaba o el recurrir a viejas consignas como “no hay revolución sin la participación de las mujeres”.
La confusión Estado-Partido de Gobierno se dio de diversas formas. Se permitió que el FSLN realizara una encuesta casa por casa, con muchos datos personales y cuyo destinatario era el propio partido, además el desasosiego era evidente en las piezas de campaña de parte del Consejo Supremo Electoral. Se volvió a producir, como se ha hecho costumbre en otros procesos electorales, el uso de medios de comunicación afines al FSLN para difundir información electoral (a modo de noticias) pocos días antes de las votaciones, así como el empleo de unidades de transporte público para trasladar a la población a los centros de votación.
Para finalizar, compartimos la visión de una afro-miskita acerca del proceso electoral: “Todos los centros de votación tienen alta presencia de policías y de militares, no permiten que la población pueda quedarse unos minutos en los centros, esperando a algún familiar, saludando a amistades o conversando sus asuntos. También amenazan con persecución policial a todo aquel que muestre la mínima expresión de protesta” señaló y quien pidió, como tantos otros, el anonimato para hablar con Agenda Propia.
*Esta investigación periodística fue realizada por Patricia Orozco y Daniel Rodríguez Moya