Por Charli
Tenía programado vacunarme el 20 de septiembre, pero al ver que en el hospital Lenín Fonseca a las cinco de la mañana eran más de cinco mil personas haciendo fila, decidí esperar a ver si se relajaba un poco la asistencia.
Fui viendo las noticias y algunos reportes ciudadanos en redes sociales en donde la mayoría de los hospitales públicos estaban desbordados, aglomerados de personas sin distanciamiento y sin mayores medidas lo que me fue generando un poco de temor. Los tumultos de gente me generan ansiedad, me iban a poner muy estresada y quería evitarlo. Siento que esto es como una forma de humillar a la población por un derecho a la salud.
Decidí irme este jueves 22 de septiembre a vacunarme. Me fui a la una de la mañana al hospital. Me levanté, iba con las expectativas que no iba a estar tan lleno. Resulta que una vecina que es paciente oncológica y que tuvo Covid-19 hace mes y medio, me dijo que quería también vacunarse, y nos fuimos juntas. Cual fue mi suerte y sorpresa que nos hicieron pasar rápido, no esperamos casi nada por ser paciente crónica, y yo su acompañante.
Miré mucho desorden en ese momento, quizás porque todavía no había iniciado la vacunación en sí. Legué al hospital a las 2;45 de la madrugada. Habían más de tres mil personas, 700 sillas, y el resto de pie sin distanciamiento ninguno, sillas muy pegadas lo cual me preocupaba. Lo único bueno que veía es que era al aire libre.
Se nos acercó otro grupo con capacidades diferentes de diversas edades, nos encontrábamos perdidos porque nadie facilitaba información a esa hora, eran casi las tres de la mañana. Nos alegró mucho que alguien del personal de vacunación se nos acercó a decirnos a las personas que tenían discapacidad o alguna condición crónica específica, nos dijo que pasáramos de una vez, que era una prioridad en la atención y así fue.
Cerca de las 3:30 de la mañana llegó un microbús con el personal de salud y quienes estábamos allí, les aplaudimos porque la labor que están haciendo es invaluable.
Hay un personal que se encarga de llenarte la hoja de consentimiento, que es donde firmas que estás accediendo voluntariamente a vacunarte y deslindas al Gobierno de Nicaragua por cualquier efecto negativo. Te proceden a llenar la tarjeta de vacunación y después te inyectan las enfermeras. Luego de eso, pasas a un cuarto donde te ponen en observación entre 10 o 20 min para ver si no te da un efecto adverso en el momento.
El proceso fue rápido, ágil. El problema es la espera que tenés que hacer antes que te inyecten. Yo afortunadamente tuve suerte, pero puedo decir según todo lo que vi, es humillante. Las filas son interminables. Hay un promedio de espera por persona que no es menor de cuatro a seis horas, a veces hay personas que pueden llegar a esperar siete horas para poder vacunarse. La gente está desbordada en como prevenir el Covid-19, la gente está consciente del peligro, aunque el Gobierno quiera por otro lado seguir haciendo actividades en medio de un contagio descontrolado.
Creo que las cosas podrían hacerse mejor, hay formas para evitar la aglomeración; por ejemplo se pueden realizar por edades. Con la aplicación de la segunda dosis, que supuestamente será en nueve semanas, se podría mejorar la logística de vacunación. No tiene sentido estar aglomerando a un montón de gente cuando podemos hacer por rangos de edades de 30 a 35, de 35 a 40, etc.
Hay que pensar en el personal de salud, no tienen relevos desde que inician hasta terminan, no hay descanso. son las mismas personas quienes están inyectando, lo cual me parece que se deberían hacer turnos a escalas para que puedan descansar y no siga saturado el personal de salud.
Estas son las verdaderas elecciones de Nicaragua, la gente está eligiendo vivir. Estamos en un contexto de pandemia donde han habido muchas pérdidas, muchas personas ha fallecido en medio de esta enfermedad, muchas familias están de luto. Hay quienes están luchando desde sus casas y en los hospitales, la gente está eligiendo vivir.
Una sugerencia para la segunda jornada de vacunación, es es ver la parte emocional y psicológica. Hay muchas personas que padecen de ansiedad, hay muchas personas que padecen de mucho estrés, hay muchas personas que tienen pánico a las agujas, a los hospitales, es decir, no hay un tratamiento especial para ese tipo de personas que son muchas y que están desarrollando un montón de afectaciones emocionales en este contexto de pandemia.