La politóloga y comunicadora nicaragüense Arlen Padilla analizó en Agenda Propia Nicaragua las preferencias tecnológicas de las juventudes (15 a 30 años) y cómo estas reflejan las profundas desigualdades sociales y económicas, destacando la tensión entre la inmediatez del consumo digital y los retos de la verificación de información.
El dominio del contenido rápido y la IA
La tendencia global en el uso de la tecnología se inclina hacia las plataformas y redes sociales que se focalizan en el entretenimiento y la provisión de contenido de consumo rápido. Las plataformas que han ganado mayor popularidad en el sector juvenil, incluida Centroamérica, son Instagram y TikTok, principalmente.
Un fenómeno reciente que capta el interés juvenil es el surgimiento de herramientas de inteligencia artificial (IA) como Chat GPT y Gemini, las cuales han comenzado a desplazar la búsqueda tradicional de información en el buscador de Google. De acuerdo a Padilla, el éxito de la IA se debe a que suple la necesidad de la población joven de obtener información accesible de manera rápida, respondiendo a lo que se denomina la «era de la inmediatez».
No obstante, la experta advierte que esta inmediatez se vuelve peligrosa porque se obvia el paso de discriminar y evaluar si la información es verídica. Padilla enfatizó este miércoles que las herramientas de inteligencia artificial toman información de internet y «no son 100% confiables», lo que intensifica el debate sobre la desinformación e información errónea. La IA se nutre de contenido generado por usuarios, lo cual, si bien es el valor de las redes, hace que sea difícil controlar qué tan confiable es la información.
Las redes como reflejo de la desigualdad
El uso de la tecnología entre la juventud está fuertemente condicionado por la realidad económica y de infraestructura de cada región. Arlen Padilla subraya que, en esencia, «la tecnología funciona como un espejo de las desigualdades».
Contraste regional:
1. En Centroamérica y Nicaragua: El acceso predominante es a través de dispositivos móviles o smartphones, lo que genera una alta dependencia de plataformas ligeras como WhatsApp, Facebook, Instagram y TikTok, utilizadas principalmente para comunicación y entretenimiento. En la región, la brecha digital es profunda, por la conectividad costosa y esporádica en zonas de bajos ingresos, limitando el uso productivo o educativo y obligando a las y los jóvenes a depender de «fuentes digitales rápidas y no siempre verificadas».
2. En España: La juventud goza de hiperconectividad y acceso casi universal a banda ancha, complementando el smartphone con computadoras y consolas, permitiendo una mayor diversificación en plataformas (Twitch para gaming y debates, YouTube/Instagram para influencers). El desafío en el país ibérico es la gestión crítica del volumen masivo de información y la negociación del espacio político en línea.
Al analizar las diferencias por clase, Padilla señaló que en las clases más bajas, hay una predominancia del uso de WhatsApp, con menor consumo de redes como Instagram o Chat GPT. La comunicadora lamenta que, si bien en algunas regiones se debate si una persona profesional es competitiva si no usa la inteligencia artificial, en países de Centroamérica y otras partes del mundo, aún no existe un acceso igualitario a internet. Esta situación hace que las desigualdades se vuelvan más grandes, siendo una responsabilidad que recae no solo en los usuarios y los Estados, sino también en las empresas que desarrollan estas herramientas.
Uso político y social: Democracia y riesgos
Aunque la juventud usa las redes mayoritariamente para entretenerse, también existe una tendencia de utilizarlas para informarse. Este sector demográfico busca información en plataformas como TikTok sobre procesos administrativos o de visado, ya que las redes son percibidas como la manera «más rápida, más exprés de tener la noticia».
En cuanto a la expresión de puntos de vista, las redes son un espacio «muy valioso» que les permite expresarse y compartir lo que piensan a un bajo costo y con exposición mediática, satisfaciendo la necesidad universal de sentirse escuchado.
No obstante, Padilla insistió en la necesidad de «no romantizar las redes sociales», ya que éstas transportan o reflejan problemas del mundo real, como la censura y las violencias digitales. También recordó el modelo de negocio subyacente: a las empresas propietarias de estas tecnologías les interesa «retenernos la mayor cantidad de tiempo en estas plataformas para que empresas paguen para pautar y y ganar dinero». Además, el uso de las redes está relacionado con efectos negativos en adolescentes, como la depresión y la tendencia a la comparación.
En contextos de alta dificultad, como el caso nicaragüense, las plataformas digitales se han convertido en un espacio crucial para seguir expresando y combatir la censura territorial.
Los medios de comunicación independientes de Nicaragua utilizan las redes de manera responsable para llegar al público que de otra forma no podría ser alcanzado, jugando un rol muy positivo en ese contexto específico. Padilla consideró que el esfuerzo que los medios independientes realizan por la cobertura ante la censura, debería ser un «caso de estudio» en las universidades.
Finalmente, sobre los temas que más preocupan a la juventud, Padilla mencionó que, aunque varían según el contexto socioeconómico y la edad, hay una preocupación constante por «el futuro de vida», incluyendo el empleo, la educación y las relaciones sociales.

