Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.

Tomando los datos oficiales del Ministerio de Salud en Nicaragua, durante los últimos seis años el Infarto del miocardio, Diabetes y Tumores, son las tres principales causas de muerte en el país, las cuales en su mayoría son prevenibles, dicho de otra manera, si tuviéramos políticas y programas de salud pública eficaces y eficientes, observaríamos una disminución de estas muertes, con excepción relativa de los años de la pandemia de la COVID-19, que en algunos momentos duplicó o triplicó dichos fallecimientos al no tener una lucha anti epidémica correcta.

Lo bueno de contar con información, es que te permite identificar aquellas personas con mayores riesgos y tomar las medidas de prevención correspondiente. Por supuesto, los detalles de esos datos no son públicos y no podemos precisar el sexo, la edad, el peso, sus hábitos, especialmente el tabaquismo y el sedentarismo, las enfermedades previas, actual y las familiares, la hora en que murió, el servicio o tipo y calidad de atención recibida, entre otras.

Llama la atención que las tres maneras en que los nicas fallecemos, comparten muchos aspectos, para mencionar cinco solamente, no existe educación en salud ni se permite el empoderamiento de la persona, para que tome las riendas de su vida y la calidad de ésta, con toma de decisión informadas con relación a su salud. Por otro lado, el infarto es prevenible, el cáncer cérvico uterino también y la mayoría de las primeras causas de muerte se pueden controlar, para evitar complicaciones como la Diabetes tipo 2, el cáncer de Mama y Colon.

No existen o no se aplican políticas públicas, que apoyen el ejercicio físico para evitar el sedentarismo, mejorar el acceso a la alimentación y nutrición, el control del peso, la lucha contra el tabaquismo, alcoholismo y otras drogas. El acceso con calidad al servicio de salud, los primeros auxilios de manera idónea, la captación precoz y el tratamiento oportuno, igualmente reconocer que el medio ambiente afecta o mejora la salud y darle el valor que la vida de un ser humano posee y suspender la política puesta en práctica del secretismo, de normalizar situaciones anormales, de no rendir cuentas, de la politización y partidización de la ciencia, promoviendo la pseudo ciencia, la ignorancia, la normalidad y la violación de los derechos humanos y ciudadanos.

Y para muestra un botón, reconociendo antes, que la mujer es la columna vertebral de nuestra sociedad, pero su muerte nos es indiferente, cómo es posible que, si cada mujer fallecida tuvo la oportunidad de 10 años de su vida, para que se le detectará y controlara el cáncer cérvico uterino, no se haya aprovechado este tiempo para su detección temprana y tratamiento oportuno, estando claro que tenemos todas las herramientas científicas en la mano para usarlas, así como la tecnología disponible y a bajo costo, por qué ese desprecio a nuestras madres y las futuras, tengan descendencia o no.

Y les pregunto, ¿cuál es el impacto de estas muertes? el sufrimiento humano del paciente y sus familiares, la afectación a la salud mental, el vacío que no se podrá llenar, el costo económico, social y de no contribución al desarrollo del país, para señalar algunos de ellos.

Una muerte no es un número más, es muchísimo más que eso y una muerte que pudo ser prevenida, no solamente es más dolorosa, sino que denota irresponsabilidad y falta de humanismo.

También tenemos la cultura de echarle la culpa a los demás, ¿dónde está la responsabilidad, la transparencia y la rendición de cuentas, ¿quién responde por esas muertes?

Por eso cada persona, usted y su familia, incluyendo los niños y niñas debemos aprender más de salud, para auto cuidarnos y aportar a nuestra comunidad, así como exigir dentro del contexto de lo posible, la respuesta del gobierno, que tarde o temprano tendrá que darla.