(I Entrega)
“Hablar de los autoritarismos se ha vuelto frecuente, sin embargo poco se ha abordado su impacto en la vida de las mujeres, quienes más los sufren porque los viven en la cama, la casa y en el país”, aseguró Ana Quirós, directora del Centro de Información y Servicios de Atención en Salud, CISAS, al iniciar el Panel “Impacto de los autoritarismos en la vida de las mujeres y sus movimientos” en el Foro Centroamericano de Donantes 2024, en Antigua, Guatemala.
Quirós agregó que se ha vivido en Centroamérica muchos procesos, algunos muy violentos, otros menos, pero igualmente difíciles, y poco se ha analizado cómo han marcado la vida de las mujeres. “En la década del 2000 se ha visto un poquito de luz, cambios hacia procesos un poco democráticos, pero en el último tiempo hemos visto una nueva concentración de poderes donde el autoritatismo prevalece, aunque se disfrazan de democracias institucionales, se cobijan con procesos electorales, muchos amañados”, añadió.
Nicaragua es ejemplo de ello pero no el único, se hace fundamental una visión centroamericana ya que los autoritarismos se replican de un país a otro. Ana rememoró que en 2008, el Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua dijo “estamos viviendo una dictadura”, a mujeres del resto de Centroamérica. Hoy, en 2024, hay un auge de autoritarismos en la región, y las mujeres son víctimas de ello. El femicidio crece, hay mayor represión a los movimientos de mujeres, persecución, encarcelamiento de activistas y exilio.
“En Nicaragua el exilio es grande aunque no somos las únicas, hay en Honduras, Guatemala, El Salvador, donde hay funcionarias encarceladas en procesos amañados. Nunca dejaremos de demandar libertad para las activistas y líderes, como Nancy Enríquez, indígena miskita, con trayectoria en la defensa de los derechos de las mujeres. Por ello hemos hablado con una serie de amigas de Centroamérica para realizar este foro y ver lo que sucede en los países” explicó Quirós.
La visión centroamericana y la feminista están presentes en el análisis del impacto de los autoritarismos desde Costa Rica hasta Panamá, en este último país tambien afectan la vida de las mujeres.
Nicaragua: Estado policial y violencia contra las mujeres
La socióloga Elvira Cuadra, directora del Centro de Estudios Transdiciplinarios de Centromérica, CETCAM, expresó que las mujeres han vivido históricamente un continum de violencia derivado del sistema patriarcal que las subordina y limita en su desarrollo. Señaló que la violencia contra las mujeres es sistémica, con expresiones físicas, psicológicas, patrimonial, cultural, política y laboral, entre otras; y que todas han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida.
Dicho contexto se ha agravado desde 2018 por causa de la crisis sociopolítica, en el caso particular de Nicaragua, y de la pandemia causada por el Covid-19.
Cuadra expresó que en el entramado social prevalecen dos tipos de violencia; la política, que tiene el propósito de enviar un “mensaje” de sometimiento a la sociedad a través de las mujeres; y la de género, que conforma un andamiaje político, jurídico, económico, psicológico, moral y cultural, sobre el cual descansa el sistema de dominación patriarcal, que justifica el continum y las diferentes formas de violencia contra las mujeres.
Formas de violencia
La violencia contra las mujeres se expresa en leyes y políticas públicas que muestran falta de voluntad para aplicarlas; también se evidencia en la eliminación de mecanismos de protección, así como en la aprobación de leyes punitivas que afectan directamente a mujeres. Asi como en normas y creencias, reforzando el discurso gubernamental y representaciones e imágenes tradicionales de las mujeres. La pandemia facilitó los roles tradicionales y la sobrecarga para las mujeres, en la atención a hijos e hijas, familia, cuido de personas de la tercera edad, así como de personas enfermas
En el contexto de la crisis sociopolítica los roles tradicionales de género se han convertido en una carga emocional y más responsabilidad para las defensoras de derechos humanos, para las familiares de las víctimas, así como para las líderes y activistas sociales. Pero desde 2018, pese a los patrones de poder, se incrementó la participación y liderazgo de las mujeres, destacando las jóvenes por su liderazgo y dinamismo.
La investigadora compartió algunos datos de la violencia que enfrentan mujeres, los cuales son incompletos por falta de información oficial. En el caso de femicidios y femicidios frustrados ocurridos en Nicaragua entre 2015 y 2023, 433 mujeres fueron asesinadas en el período y 970 fueron femicidios frustrados. Casi diez mil vivieron violencia intrafamiliar en el 2020 y cinco mil vivieron violencia sexual en el mismo período; más de 22 mil sufrieron lesiones entre 2020 y 2022; y unas 2500 niñas de 12 años enfrentaron violencia sexual antes de 2022.
La situación actual indica, según Cuadra, que hay una política de violencia contra las mujeres ya que la situación general de las mujeres se ha agravado en los últimos cinco años; están expuestas a mayor inseguridad y violencia por la política de represión y el estado policial; las defensoras de derechos humanos, líderes y activistas sociales, periodistas y exiliadas, experimentan con más crudeza los efectos; los sectores económicos donde se ubican las mujeres han sufrido los efectos de la crisis, pandemia y devastación; y las mujeres son responsables del sostenimiento económico familiar, cuidados y del respaldo afectivo y emocional.
Pero una de las oportunidades más importantes que queda es la participación política, precisa la investigadora, donde las jóvenes destacan. El principal reto de las mujeres es la elaboración de una agenda de acción, en tanto actoras de la construcción democrática y la paz en Nicaragua. Cuadra llama a desafiar el sistema de normas, creencias, estereotipos y violencia de género en los espacios y redes sociales.
Guatemala: Una democracia débil que intenta recuperarse
Linsleyd Tillit, de la Asociación de Mujeres Alas de Mariposas de Guatemala, explicó que en Guatemala las mujeres representan el 51.5% de la población y el 35% son jóvenes. Si bien el año anterior estuvieron al frente del proceso electoral y en la defensa de la democracia, continuan “sin estar plenamente representadas, principalmente las afrodescendientes y las indígenas” aseguró Tillit.
Señaló que en los últimos tres periodos de gobierno se incrementó la criminalización, la injusticia social, el cierre de las libertades, garantías del espacio cívico, y se promovió una agenda regresiva a los derechos de las mujeres, como las reformas a reglamentos de mecanismos establecidos, denuncias a defensoras y reformas legales regresivas.
El ejecutivo no lo es todo
Para la líder, el cambio que se ha dado en el Poder Ejecutivo “ha sido importante, pero no suficiente porque la cooptación sigue en el Ministerio Público, el Organismo Judicial, el Congreso y la Corte de Constitucionalidad, quienes laceran los derechos y no han dejado gobernar al nuevo presidente”. El Ministerio Público continúa criminalizando a las defensoras, a exoperadoras de justicia, persisten los desalojos violentos y el cuestionamiento al proceso electoral. Graficó la escalada de criminalización con ejemplos de cómo el pacto de corruptos y el de golpistas continúan trabajando de forma conjunta para mantener el control de las cortes y con ello la impunidad.
Para Linsleyd, los fundamentalismos se han incrustado en la administración pública, en oposición al avance de los derechos humanos, imposibilitando la puesta en marcha de acciones urgentes; la elección de las nuevas magistraturas en la Corte Suprema de Justicia y Salas de Apelación, se convierten en pieza importante para el avance de la justicia con pertinencia cultural; y con la reciente elección del Congreso, donde se espera cortes independientes, ya que las violencias pasadas y presentes requieren acceso a la justicia.
Contexto autoritario y violencia contra las guatemaltecas
Para la representante de la Asociación de Mujeres Alas de Mariposas, en Guatemala persiste el incremento de la violencia sexual, principalmente en niñas y adolescentes. En los primeros seis meses de 2024, 985 niñas de menos de 14 años fueron obligadas a maternidades forzadas. La violencia sigue siendo el delito más denunciado y el más impune. En el 2023 el Ministerio Público desestimó más de 200 mil denuncias por este delito, el mismo año ocurrieron 491 muertes violentas de mujeres, 297 eran femicidios.
La impunidad es del 94%, de cada 100 casos solo seis obtienen sentencia, en departamentos como Alta Verapaz, de las sentencias sólo una es condenatoria.
La discriminación, violencia y la desigualdad se mantienen bajo las opresiones del racismo, la colonialidad, el patriarcado y el capitalismo controlado y dominado por el pacto de corruptos, indica la líder. Por otro lado, los desalojos violentos a las comunidades afectan especialmente a las mujeres, se privilegia la economía extractivista, sin considerar los impactos del cambio climático.
Finalmente señala que hay poca y débil participación de mujeres en espacios de decisión, aumenta la violencia, hay acoso político y más autocensura de los liderazgos políticos de las mujeres.
Defensa y resiliencia de las mujeres en Guatemala
Linsleyd Tillit señaló que por tal motivo se promueve la participación paritaria y con alternancia para mestizas, indígenas y afrodescendientes, en los diversos procesos de elección, representación y designación.
Asimismo, se exige el fortalecimiento de la Defensoría de la Mujer Indígena, la Secretaría Presidencial de la Mujer y la Coordinadora para la Prevención de la Violencia contra las Mujeres-CONAPREVI; y presupuesto para los centros de apoyo para las sobrevivientes de violencia.
Articulan alianzas entre diversas expresiones del movimiento de mujeres, indígenas, feministas y de identidades diversas, en función de la resistencia, defensa de la democracia, exigencia justicia y denuncia social.