El Movimiento de Mujeres Migrantes, fundado en 2019, emerge como una respuesta a las crecientes necesidades de las mujeres migrantes y refugiadas en España. Lo que comenzó como una pequeña iniciativa entre compañeras en un albergue, enfrentando discriminación, violencia, racismo y xenofobia, se logró consolidar en una organización formal que actualmente ofrece apoyo integral y visibiliza la compleja realidad de este colectivo.
En 2022, el movimiento se registró oficialmente en la Comunidad de Extremadura, y en 2023, abrió su sede en Mérida, desde donde articulan sus programas y extienden su red de apoyo a cientos de mujeres anualmente, así lo detalló su presidenta y fundadora Mayórit Guevara.
De igual manera, Guevara explicó que la organización cuenta con dos programas «insignia»: el de atención integral a mujeres migrantes víctimas de violencia de género, financiado con fondos del Pacto de Estado, y «voces legítimas y experiencias de las mujeres migrantes y refugiadas», orientado a niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados.
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Tania Irías, coordinadora del movimiento, enfatiza que estos programas abordan no sólo la violencia de género, que a menudo acompaña a las mujeres antes y después de la migración, sino también otras problemáticas como la regularización, la explotación laboral y el acoso escolar que sufren los menores.
“El movimiento es un espacio abierto exclusivamente para mujeres migrantes y/o refugiadas y sus hijos e hijas, proporcionando un entorno de confianza y comprensión”, mencionó Irías.
Un programa que crece
El alcance del Movimiento de Mujeres Migrantes es significativo. Solo en la comunidad de Extremadura, el grupo de WhatsApp del movimiento registra a casi 500 mujeres, y en Mérida, a unas 300. Anualmente, más de 350 mujeres son atendidas de manera presencial para diversas necesidades, confirmó Guevara.
Tanto Maryórit como Tania, enfatizaron que algunos de sus programas se extienden a la infancia, por ejemplo un campamento de verano que, a diferencia de los campamentos convencionales, se mantiene durante los meses de julio y agosto para apoyar a las madres trabajadoras con horarios inestables y falta de redes de apoyo.
Pese a los discursos de odio y la criminalización de la migración, propagados por ciertos grupos políticos y amplificados por algunos medios de comunicación, tratan desde el movimiento en ser una referencia de ayuda, apoyo y colaboración para las que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
Discriminación y violencia en los colegios
Otra de las denuncias que hacen las representantes del movimiento es que las propagandas políticas contra los migrantes afectan directamente la vida de las personas, socavando sus derechos y fomentando la discriminación. Estos discursos incluso se filtran en las escuelas, donde la niñez sufre acoso y constantemente tienen que escuchar que sus madres «viven de ayudas».
A pesar de los obstáculos, el Movimiento de Mujeres Migrantes se ha convertido en un pilar fundamental en la comunidad extremeña.
La cercanía, el acompañamiento psicológico y jurídico, y el hecho de que todas las integrantes hayan pasado por procesos migratorios similares, crean un espacio de empatía y comprensión, donde las migrantes pueden sentirse seguras.