El estrés hídrico se produce por el crecimiento demográfico y económico, el cambio climático y la degradación de los ecosistemas. Son muchas las ciudades y países expuestos a lo que los científicos definen como «estrés hídrico» esa relación entre la demanda y la oferta de agua en una zona.

En Nicaragua no existe estrés hídrico producto de la demanda dice una especialista en el tema que habló bajo anonimato para Agenda Propia Nicaragua. No existe porque la relación poblacional con la acuática convierte más bien al país rico en recursos hídricos.

La persona especialista manifiesta que ninguna comunidad debería de tener estrés hídrico porque existen condiciones para que se tenga agua las 24 horas del día a nivel nacional; sin embargo considera que este año es el año de las pipas. «Yo le llamo así porque hay pipas todavía vagando por todo el país y ves barriles en las calles, en los barrios, en las carreteras. Baldes pequeños, medianos, grandes, un negocio enorme del que el gobierno se desentiende porque el gobierno solo cobra la pipa y luego el pipero privado distribuye el agua a 30 córdobas el barril y a 100 en los barrios residenciales”.

A pesar de la riqueza hídrica, la deforestación y el uso intensivo del suelo afectan la capacidad de recarga de fuentes y acuíferos las cuales están siendo contaminadas por los vertidos de un número importante de sistemas de agua y saneamiento urbanos que carecen de sistemas de tratamiento, viéndose afectados por la utilización de pesticidas y agroquímicos en áreas de cultivos y los desechos industriales.

Además de esto, no hay un uso racional del agua. Muchas personas creen que el agua es ilimitada por lo que se malgasta al conectar la manguera al grifo para regar, para lava vehículos o el dejar el chorro de agua abierto.

Imagen creada con IA por APN

No se tiene en cuenta que la cantidad de agua es una oportunidad para promover el desarrollo económico, el problema radica en la gestión de la administración y una mala distribución territorial de este recurso, lo que hace que el acceso sea desigual, por lo que gran parte de la infraestructura necesita ser rehabilitada y optimizada, manifiesta la especialista. «Si Nicaragua sufre estrés hídrico es consecuencia de la falta de inversión y no de la escasez del recurso. No es la suma de pozos la que va a disminuir el estrés hídrico, con todo el tema climático”, expresa.

Un país con privilegios hídricos

La persona especialista manifiesta que Nicaragua es un país especialmente privilegiado en recursos hídricos, casi un 15% de su superficie lo constituyen lagos, lagunas y ríos. Se destaca porque posee aproximadamente cuatro veces la disponibilidad de agua que Estados Unidos o países de Europa como Suiza. Añade que se ha estudiado casi por casi 20 años las estaciones climáticas para analizar la calidad del agua del lago de Nicaragua. «La evacuación del lago Cocibolca sobre el Río San Juan así como el volumen de agua de más de ocho mil kilómetros cuadrados, favorece la disponibilidad del recurso».

En la zona central del país se encuentran los ríos más caudalosos que drenan agua en el lago antes mencionado, manifiesta. Por otro lado, dice que en la zona del Pacífico, “hay vertientes que drenan sus aguas a comunidades como Villa El Carmen, San Rafael del Sur, el agua que consumen es la que baja de El Crucero”.

Panorámica del Río San Juan de Nicaragua. Foto: D. Rodríguez Moya

En el caso de los municipios de Managua y Ciudad Sandino el tipo de suelo y los bosques favorecen la infiltración de agua por lo que se convierten en los acuíferos más grandes, “ visto geográficamente desde Ticuantepe hasta la zona este del lago de Nicaragua, una zona que hay en agua subterránea”.

Managua en 2021 tenía alrededor de 750 pozos succionando agua del acuífero para suministrar a casi dos millones de habitantes, expresa la persona especialista, pero al ser caro el suministro de energía, “ENACAL decidió regular el suministro para disminuir la facturación de energía”, señala. Un aspecto que la dictadura ha aprovechado para argumentar que debido a la sequía es que hay menos disponibilidad de agua, “y no es cierto, no es debido a la sequía. Se debe a la mala gestión y administración de los recursos hídricos porque agua tenemos en abundancia”, expresa.

América Latina cada vez más con estrés hídrico

La demanda de agua dulce continúa en aumento de manera significativa debido al crecimiento poblacional, al desarrollo económico y a los patrones de consumo, lo que incrementa el uso del agua para las necesidades domésticas, industriales y agrícolas.

La agricultura representa alrededor del 70 por ciento del uso del agua dulce global, lo cual hace que la cadena de suministro de alimentos y bebidas sea altamente sensible al estrés hídrico. Por ejemplo, México registró en 2023 su año más seco; Uruguay declaró emergencia hídrica debido a los bajos niveles de sus reservas de agua, mientras que los embalses de agua en Chile, y en ciudades como Bogotá y Ciudad de México, peligran quedarse sin agua, según informa BBC Mundo formato digital.

Imagen de un terreno desertificado. Eduardo Bertrán. Con licencia CC BY-NC-ND 2.0

En 2023 la pérdida de cultivos en Argentina fue del 30%, en Perú el 80% mientras que el Canal de Panamá interrumpió el tráfico de embarcaciones, afectando parte del comercio marítimo internacional.

Otro país afectado por el estrés hídrico es Ecuador que en abril pasado declaró estado de emergencia ante las pocas lluvias y comenzó a racionar la electricidad. Pero el país de América Latina que sufre estrés hídrico extremo es Chile señala el Atlas de Riesgo Hídrico elaborado por el World Resources Institute, ubicado en Washington DC, Estados Unidos. Países como México y Perú, están siendo afectados por la escasez de agua, ambos con un nivel alto de estrés hídrico.

Las proyecciones para el año 2080 reflejan que México y Chile serán los dos países de la región más afectados por un estrés hídrico extremo, mientras que Perú y El Salvador estarán en un nivel alto, si mantienen las actuales políticas medioambientales.