Salomón Manzanarez C.
Madres y familiares de jóvenes asesinados en Nicaragua durante las protestas
antigubernamentales en 2018, continúan exigiendo justicia ante instancias internacionales. Hace seis años ocurrió la masacre del 30 de mayo, donde asesinaron a 19 jóvenes que demandaban justicia para otros de sus pares que ya habían sido asesinados en abril de ese mismo año.
Desde esa memorable fecha, en donde madres con sus hijos se disponían a celebrar el Día de las Madres han tenido que recorrer un arduo camino para llegar a gobiernos, instituciones u organismos internacionales para denunciar los abusos cometidos por la dictadura de Daniel Ortega y su mujer la vice presidenta Rosario Murillo, quienes acuerpados por la Policía y el Ejército siguen cometiendo abusos de lesa humanidad.
Ante esta grave situación de derechos humanos en Nicaragua, la Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos, se conformó legalmente hace año y medio en Miami, Florida para dar voz y facilitar los procesos de asilo y otros beneficios a migrantes nicaragüenses que han huido de la represión en el país centroamericano.
La organización ha recibido más de 200 casos que en su mayoría han logrado permisos de trabajo y el seguro social. El mecanismo para la recopilación de pruebas ha sido a través de testimonios y pruebas vía digital; se validan las denuncias a través de una resolución emitida para las instancias judiciales.
Madres no olvidan el 30 de mayo
En ocasión del sexto aniversario el organismo de derechos humanos rindió homenaje a las madres nicaragüenses, pero esta vez en especial, a la madre que perdió al hijo durante las protestas que sin remordimiento, ni piedad, fueron atacadas por el régimen y les ha obligado al exilio ya sea en Costa Rica, Estados Unidos o España.
Defensoría Global de Derechos Humanos, organizó una actividad para presentar testimonios de expresos políticos y testigos de la masacre ocurrida en Managua y otras ciudades, lo que les permite seguir demandando justicia por sus familiares asesinados.
Ese 30 de mayo miles de nicaragüenses autoconvocados se movilizaron hacia Carretera a Masaya desde la Rotonda Gean Paul Genie hasta la Rotonda Rubén Darío, finalizando en la confiscada Universidad Centroamericana, UCA. Ese día se realizaba la Madre de todas las marchas, unas 5,000 personas aproximadamente, demandaban la renuncia de la pareja presidencial. Pero todo terminó en tragedia.
Policías, paramilitares, pandilleros y fanáticos de Ortega y Murillo atacaron con armas de fuego a quienes se manifestaban. Algunos francotiradores dispararon desde el Estadio Nacional de Béisbol, otros lo hicieron desde motocicletas y camionetas Hilux. En todo el país hubo 19 muertos y más de 200 heridos. Esta tragedia es muy difícil de olvidar aunque la dictadura haga miles de actividades para borrarla de la memoria histórica. Por lo tanto, enfocado en ese espíritu de demanda, la Defensoría hizo en Houston, Texas, realizó el 31 de mayo una concentración para mantener altiva su lucha.
Reunidos en un convivio para compartir experiencias, la expresa política que llamaremos «María», señaló que «en el 2020, solo estaba yo, fue algo muy duro porque la dictadura se ensañó conmigo. De manera cruel, me torturó me denigró como mujer», manifiesta que no la pudieron doblegar. «Y aunque me den 15 años o lo que me den presa, no me importa». Me dice que la sociedad nicaragüense no debe olvidarse de las presas y presos políticos. «Yo pasé, tres 30 de mayo en una cárcel, así como están actualmente más de 30 mujeres que no ven a sus hijos, yo tampoco los miraba. No nos olvidemos de exigir la libertad de nuestros presos políticos y la libertad de nuestro pueblo. Porque el mayor anhelo es regresar a nuestra tierra. Soy una de las que nunca pensé venir al exilio, y si lo digo es porque me trajeron, yo no pedí venir. Pero le doy gracias a Dios, porque no hay que ser mal agradecido y estoy libre”, afirmó.
Pablo Cuevas, Director Global en la Defensoría, señala a Agenda Propia Nicaragua que “se sigue documentando, recibiendo denuncias y conformando expedientes para la hora de la justicia, porque se están ejecutando procesos en contra de la dictadura. Quienes asistieron a la actividad se mostraron positivos, satisfechos, están animadas, aunque hay mucho nerviosismo por la campaña electoral en Estados Unidos, y la situación de los migrantes y como exiliados. La gente quiere de alguna manera estar tranquila y una de las formas es a través de la legalización. Pedimos a la gente haga donaciones”, explica.
Por ello, han creado un mecanismo de autosostenibilidad o donativos, donde la organización dispone de la mano de obra y las personas beneficiarias asumen los costos adicionales, dependiendo de la complejidad del caso. A la fecha se han exonerado en un 100% a unas 30 personas, gracias a un fondo económico revolvente, que mantiene la organización. La Defensoría Nicaragüense cumple con las leyes nacionales y con el pago de los impuestos correspondientes y atiende en sus sedes, es Miami y Houston, pero cubre todos los Estados de los Estados Unidos de América.
La población ha despertó después del 2018
Cuevas considera que antes de abril había apatía política, y sentía mucha tristeza «porque en el trabajo venía viendo muchos abusos de parte de la dictadura sandinista y miraba una apatía de la gente. Parecía que la sociedad en general estaba en una burbuja. Había ya perseguidos y presos políticos, o gente que huía, porque el sandinismo las estaba persiguiendo. Y a la gente no le interesaba. Había en mi una sensación agridulce, un sufrimiento por la agresión a la gente por durante la represión desde abril de 2018». Hasta que sucedió las agresiones a los pensionistas, a día de hoy siente satisfacción a pesar de las condiciones en la que se encuentran las personas nicaragüenses en el exilio, porque «la gente de manera masiva abrió los ojos. Se apropió de sus derechos y se dio cuenta que las cosas no estaban bien y decidieron hacer algo al respecto”, explica.
Desde abril 2018 hasta mayo 2024 han transcurrido 6 años en que muchos nicaragüenses a los que se les violentó sus derechos demandaron y continúan demandando justicia. Sin embargo, la dictadura Ortega – Murillo sigue en el poder imponiendo el terror en todas sus dimensiones. Para Cuevas, “generar cambios no es tan fácil, es un proceso largo, máxime quienes los que propician el abuso son gente perversa, pues el dictador, la vice dictadora y su cúpula son gente perversa. Yo creo que Daniel Ortega es alguien que carece de empatía y es un di social. En ese sentido es capaz de hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder. Ejemplo es con su hermano, (Humberto Ortega) que también es cómplice, no es víctima”.