Redacción AP

La inestabilidad que Nicaragua viene experimentando a raíz de la crisis social y política iniciada en abril de 2018, y los resultados de la brutal represión de Ortega-Murillo en contra del pueblo han sido ampliamente expuestos y documentados por reconocidos organismos internacionales, hechos que, sumada la pandemia de la COVID-19 han pasado cuentas al sector turismo.

Pese a que la ministra de turismo, Anasha Campbell Lewis ha dicho en medios oficialistas que Nicaragua “ofrece diversos y generosos incentivos fiscales a los inversionistas nacionales o extranjeros, catalogado de los mejores de la región, por un periodo de 10 años renovables por igual periodo, con una inversión del 35% de la inversión inicial antes de que finalicen los primeros 10 años y aplica para servicios de alojamiento, alimentos y bebidas, tour operadores, transporte de turistas, líneas aéreas entre otros”. La realidad se distancia del discurso.

El Informe del Impacto de la Crisis del 2018 en la Industria Turística, que fue presentado por la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua (CANATUR) en febrero de 2019 mostró el claro oscuro de este agónico proceso que vive el sector turismo.

“El sector no pasa por sus mejores momentos, primero hubo una disminución en la llegada de turistas como consecuencia de la crisis de abril de 2018, a lo que se sumó, en marzo de 2020, la cancelación de vuelos y fronteras terrestres por la pandemia de la covid-19 y ahora sigue la represión que no cesa” dijo una empresaria de Las Peñitas en León a Agenda Propia bajo condición de anonimato.

Del 14 al 17 de septiembre el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, en conjunto con el Instituto Nicaragüense de Turismo y la Dirección General de Impuestos establecieron una exoneración del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en establecimientos de alimentos, bebidas y hospedajes, con el fin de promover el turismo nacional.

Para el economista e investigador, Marco Aurelio Peña, la medida adoptada por el régimen es nada más una estimulación al consumo para lograr que la gente gaste.

El sector turismo en Nicaragua sigue deprimido y pese a una leve recuperación registrada en la pasada Semana Santa, las expectativas son bastante dudosas.

“El turismo, que se había convertido en el oxígeno de muchas familias en diferentes lugares del país, perdió valor y retrocedió aproximadamente una década como resultado de las manifestaciones contra el Gobierno de Nicaragua, que iniciaron el 18 de abril por las reformas al sistema del Seguro Social” dijo una especialista en turismo a Agenda Propia.



 En 2021 según cifras del INTUR, 312,425 turistas extranjeros ingresaron al país, cifras que contradicen el discurso de normalidad del régimen ya que hasta antes de 2018 al país ingresaban mas de 1,000,000 de turistas.

“Juana” es administradora de un hotel en Granada, y dijo que la reactivación a la que apuesta el régimen “es que sea, en primer lugar, a través del turismo interno. Luego, el turismo de cercanía, que, en nuestro caso, sería el regional centroamericano, pues se considera que hasta finales de este 2022 o mediados de 2023, se reactive el turismo internacional, a eso le apuestan y eso es lo que se nos dice en las visitas que los técnicos de INTUR realizan cada cierto tiempo a nuestros establecimientos”.

Pese a la política de vacaciones y consumo, “la realidad es que la mayoría de los restaurantes todavía estamos con las “puertas abiertas”, pero al final de la noche volvemos a cerrar sin recibir clientes como antes, bajo la esperanza de que hay días buenos y malos” dijo una hotelera y restaurantera granadina.