Después una larga deliberación en torno a los 16 libros preseleccionados de entre 219 originales presentados, las personas integrantes del jurado del Premio Hiperión de Poesía, decidieron otorgar en su 38ª. edición, el galardón al libro Inmigrantes de segunda, del joven nicaragüense William Alexander González Guevara (Nicaragua, 2000).
En el acta, el jurado integrado por Francisco Castaño, Ben Clark, Ariadna U. García, Jesús Munárriz y Benjamín Prado, señala que González Guevara «insiste y amplía su temática en el mundo de los desposeídos, y muy en especial de las desposeídas, mujeres inmigrantes con las que convivimos sin prestarles apenas atención y cuyas vidas no tienen eco en el mundo de la poesía».
Y William se pregunta, ¿Por qué al mundo de los desposeídos? «Porque yo creo que es muy necesario hablar de ello. Quién habla de las mujeres latinoamericanas que se quiebran la espalda, que tienen dolores en las muñecas de hacer la plancha como en el caso de mi madre, las huellas dactilares con el tiempo la lejía termina quitándoselas por completo, terminan en personas desposeídas de todo tipo de identidad tanto metáfora como físicamente hablando», expresa a través de un mensaje de WhatsApp.
A nivel literario sus cimientos poéticos son plenamente nicaragüenses, subraya que admira a escritores nicaragüenses como Gioconda Belli, Claribel Alegría, Daysi Zamora o poetas más jóvenes como Carlos Fonseca Grigsby. En España país al que llegó desde muy pequeño, sigue a escritores como Marina Casado o Jorge Pozo Soriano, «pero referentes como tal me quedaría con Rubén Darío, Ernesto Cardenal, con los de mi tierra por qué ir tan lejos o buscar fuera de ella si en ella hay poetas inmensos como José Coronel Urtecho», expresa.
El joven poeta es también estudiante de Doble Grado de Lengua y Literatura más Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien «centra su atención y su buen hacer en esas mujeres, entre las que se encuentra su propia madre», prosigue el acta.
El jurado añade que la poesía de González Guevara, quien el año pasado publicó su primer libro, Los nadies, tras ser galardonado con el XXXV Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal, es una «poesía necesaria, porque nace de la necesidad de dar voz para hacer visibles a quienes quedan en el ángulo muerto de nuestra mirada satisfecha, que nunca se pregunta por cómo es que está limpio el hospital donde me atienden, la oficina en que trabajo, la casa que habito. Como tampoco qué hay más allá de las luminosas calles comerciales, las amplias avenidas, las plazas con palomas. Quién vive y cómo en las afueras de la historia».
Al preguntarle si su poesía es necesaria, González dice «eso creo que no es del todo mío, se lo dejo a los lectores que decidan. Lo que sí es necesario hablar es de las cosas que no se hablan, de las invisibles. El primer poema del libro se titula Las invisibles y está dedicado a las colegas de mi madre, a las empleadas del hogar. tampoco quiero ser la voz de nadie, yo soy la voz de lo que he vivido y lo que ha vivido mi madre… la poesía se basa en sentir más allá de leerla y recitarla como tal, hay que sentir, y a mí los poemas me gustan que digan algo. Mi literatura va a estar ligada a mi biografía pero sobre todo a las calamidades que viven los inmigrantes».
El joven poeta nicaragüense afirma que la situación sociopolítica del país ha afectado la cultura, «ya no se organizan grandes festivales como el Festival de Granada, desgraciadamente nuestra patria esta destruida, está derruida, está golpeada por una dictadura, pero no dura para siempre como cuando dijo Sergio Ramírez, cuando me escribió unas palabras para mi primer libro que William González ensaya su destierro desde niño».