Redacción AP
El «Día Nacional del Estudiante Nicaragüense» se conmemora en el país cada 23 de julio, en memoria de la lucha del movimiento estudiantil universitario, donde cuatro estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) fueron masacrados brutalmente por la Guardia Nacional, durante una manifestación estudiantil de repudio a la dictadura somocista en León, el 23 de julio de 1959.
Tras este hecho el estudiantado universitario se constituyó en símbolo y sello del compromiso de todas las generaciones estudiantiles con la defensa de la autonomía universitaria y las reivindicaciones populares, logrando oficializar la fecha a través del decreto número 1487 del 18 de julio de 1984, que establece que dicha jornada se celebre todos los 23 de julio, para recordar su memoria y su incansable lucha.
En 2018, las personas jóvenes universitarias se activaron. En Nicaragua hubo un antes y un después. El pueblo se insurreccionó y miles salieron a las calles e hicieron estallar el termómetro social. Reclamaban contra las reformas al sistema de seguridad social que se pretendía instalar, lo cual desembocó en una serie de manifestaciones contra el régimen de Daniel Ortega y de Rosario Murillo. La protesta social concluyó con un uso desmedido de la fuerza pública que dejó cientos de muertos, personas presas políticas, personas expulsadas de las universidades y miles de desplazados. Una crisis inimaginable en pleno siglo XXI.
El estudiantado que exigía fin de la represión, respeto a la autonomía universitaria, justicia sin impunidad y adelanto de elecciones en un proceso libre y transparente, fueron tratados como delincuentes por la dictadura, que se ensañó en su contra, fabricando delitos bajo el argumento de un supuesto “golpe de Estado” fallido, mientras Ortega y Murillo se atornillan a sangre y fuego en el poder.
Samanta Jirón, Lester Alemán, Yaser Muammar Vado, Max Jerez, Kevin Solís, Jon Serna, son personas presas de la dictadura Ortega-Murillo, acusados de terrorismo, sufren torturas, interrogatorios en horas de la madrugada, sin frazadas para dormir, no derecho a la lectura ni escritura, sin derecho al sol, y en el peor de los casos enviados a celdas de castigo por los carceleros del régimen.
La dirigencia estudiantil fue encarcelada por la policía orteguista en medio de una ola de arrestos antes de las elecciones presidenciales del 7 de noviembre pasado, a la par de más de 60 líderes opositores, estudiantiles, campesinos, periodistas y profesionales independientes, incluyendo a siete disidentes que aspiraban a competir por la presidencia.
El recuento de lo que ha pasado en la vida de las y los estudiantes, ahora personas presas políticas, deja tristeza e incertidumbre a sus familiares, pero también la esperanza de verlos pronto libres. Desde los pasillos de las universidades se trata de reorganizar la resistencia estudiantil.
“Tenemos que reinventarnos, ser empáticos en la lucha, tratar de recuperar la red de solidaridad dentro y fuera de Nicaragua, tenemos que analizar como resistir desde el aula de clase, cada acción por pequeña que sea será importante en estos tiempos en Nicaragua” dijo “Yaoska” una estudiante de comunicación social de la Universidad Centroamericana.
Para “Juan”, de tercer año de la carrera de antropología de la UNAN-Managua “ser joven y crítico en Nicaragua es prohibido, uno no puede hablar en el aula de clase con libertad, ahora hay que ser prudente, es algo indispensable para sobrevivir en medio de la represión, los de UNEN caminan como lobos buscando a quien devorar, pero la mayoría estamos claros de lo mal que anda la universidad y el país”.
El estudiante ve con preocupación el “adoctrinamiento al que se está sometiendo a la comunidad universitaria, sobre todo porque están poniéndole el ojo a los de primer ingreso” relató Juan.
Por su parte, Andrés Marenco, de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia dijo en su cuenta de Twitter que “la lucha de las y los jóvenes nicaragüenses es una demanda de transformación desde adentro para fuera por una Nicaragua libre. Nuestra lucha fue y es por la libertad y la dignidad humana de las y los ciudadanos de nuestro país” escribió el dirigente universitario.
La historia se repite, la sangre derramada por lo mártires en 1959: Sergio Octavio Saldaña González, José Rubí Somarriba, Erick Ramírez Medrano y Mauricio Martínez Santamaría, se continúa derramando, otra generación de jóvenes impulsa la lucha estudiantil, que sin dar tregua se enfrentan a una dictadura que opera igual que la Somocista. La cruel y sanguinaria dictadura Ortega-Murillo ha asesinado estudiantes, sus nombres merecen ser recordados: Álvaro Gómez Navarro, Álvaro Manuel Conrado Dávila, Carlos Alberto Bonilla López, Carlos Alejandro Ochoa Acuña, Carlos Antonio Flores Ríos, Cristopher Castillo Rosales, Cristopher Antonio Orozco Alvarado, Cristhian Emilio Cadenas, Cruz Alberto Obregón Cruz, Daniel Reyes Rivera, Darwin Salcedo Vílchez, Dodanim Castilblanco Blandón
, Eliezer Espinoza Aguirre, Ezequiel Leiva García, Franco Valdivia Machado, Gerald López Vázquez, Gilberto Sánchez, Hanmer García Salinas, Jammenson Meza, Jarod Ramírez Cerda, Javier Munguía Mendoza, Jesner Rivas, Jonathan Morazán Meza, José Abraham Amador, José Casco Berrios, Josué Mojica García, Juan Zepeda, Junior Núñez Rojas, Junior Gaitán López Rojas, Keller Pérez, Kevin Valle Aguilar, Kevin Dávila López, Leytiing Chavarría, Marcos Padilla Díaz, Marlon Martínez Ramírez, Matt Romero, Michael Cruz Sánchez, Maroni López García, Noel Calderón Lagos, Orlando Aguirre Córdoba, Orlando Pérez, Rayneia Costa Lima, Richard Pavón Bermúdez, Sandor Pineda Dolmus, Wendell Rivera Narváez.