La fotoperiodista, que ha participado en el ciclo La fotografía habla de revoluciones de Kbr Fundación MAPFRE, apela a “una lucha de los corazones y de las mentes” en este “presente dolorosísimo”.

Por Daniel Rodríguez Moya


Susan Meiselas es la autora de algunas de las más célebres imágenes de la revolución sandinista. Como la que dio la vuelta al mundo de un guerrillero, con un rosario al cuello, lanzando una botella de Pepsi incendiada. The Molotov Man. El hombre molotov. O aquella de las máscaras de la insurrección en Monimbó. 


El nombre de esta fotoperiodista de la agencia Magnum estará ligado, para siempre, a un momento crucial de la historia de Nicaragua. Esas fotos ayudaron también a construir el mito romántico de la revolución, a crear un imaginario colectivo de una lucha heroica, de una revisitación del mito de David contra Goliat que se ganó los corazones de millones de personas en todo el planeta a final de los años setenta. Fotos poderosas que, como ella misma reconoce, no se pueden considerar un proceso terminado. 


Meiselas ha participado en el ciclo La fotografía habla de revoluciones que organiza en España Kbr Fundación MAPFRE donde ha insistido precisamente en eso. “La producción, la circulación y el impacto de las imágenes es un proceso complejísimo pero nunca es un proceso terminado, final, definitivo, sigue en evolución”. Y en ese camino que empezó con el click en su cámara, un 16 de julio de 1979 atrapando para la inmortalidad a Pablo de Jesús “Bareta” Arauz, han seguido sucediendo muchas cosas. 


La que está considerada como una de las 100 fotografías más influyentes de la historia por la revista Time no es un instante fijo. Y en abril de 2018 quedó demostrado. Meiselas relata cómo cuando le llega una publicación que realiza Erik Flakoll, Daniel Alegría, a través de redes sociales, vuelve a reaparecer el hombre molotov. A la izquierda la imagen “que estaba utilizando la resistencia no armada” con un joven lanzando una piedra en plena insurrección de abril. A la derecha, su Molotov Man. Y en ese momento Meiselas comprende que su instantánea no ha envejecido. Los casi cuarenta años que separan ambos momentos son un presente continuo. “La resistencia continúa y continúa produciendo exilio y encarcelamiento”, explica la norteamericana, que ve cómo su fotografía junto a la de ese joven estudiante de 2018 es el mejor resumen de la historia del país en todo ese tiempo. “El hombre del cóctel molotov regresa como símbolo de la resistencia o de la lucha contra Ortega, y lo han elegido a él una vez más”, afirma.

   

Meiselas volvió entonces a Nicaragua. Ya lo había hecho en más ocasiones después del triunfo de la revolución. Pero la sensación entonces fue bien distinta a 1979. “En ese momento volví, hice algunas fotos, pero ya no había protestas públicas, y ya no había prensa internacional”, explica en su charla, y asevera que ahora los que documentan lo que sucede “son civiles con los medios de las redes sociales” porque “ya nadie se fija en Nicaragua”. Por eso su impresión fue se sentir «que no soy necesaria cuando vuelvo otra vez”.



Susan Meiselas autora de la fotografía The Molotov Man, considerada como una de las 100 fotografías más influyentes de la historia por la revista Time


La insurrección de abril de 2018 muestra para la fotorreportera es “un presente doloroso” en Nicaragua y considera que aunque las barricadas cayeran, “hay un proceso que sigue hacia el futuro”. Ella no cree que sus fotos de los setentas muestren una revolución romántica. “No creo que sea romántica para ellos. No es mi lucha, no es nuestra lucha, es su lucha, y los nicaragüenses tienen que hacerle frente a lo que significó esa revolución”, considera. Por eso mismo regresó a Nicaragua, para intentar comprender a los que participaron “y hacer un proceso de revaluación de las fotos y llegar a entender el funcionamiento de esas imágenes en el imaginario” y es que para Meiselas “es diferente si eres parte de la imagen o si eres espectador” de la misma. 


La fotoperiodista, aunque no sea el tema principal de su charla,  centrada en su trabajo y en su visión sobre el fotoperiodismo, no elude las preguntas sobre el momento actual que vive Nicaragua. “Yo creo que la lucha por la libertad y por la justicia tiene que venir de dentro y hubo una época en la que surgió desde dentro”, indica, aunque también reconoce que “ahora es muy difícil tener un movimiento de resistencia”. Y es por eso que ella apela a “una lucha de los corazones y de las mentes”, en clara alusión, como explica “al pueblo americano durante la guerra del Vietnam”.


Susan Meiselas sigue muy de cerca “aunque desde lejos” la realidad nicaragüense e insiste en que el presente del país es “dolorosísimo” y también “inimaginable” para muchos de los que han sido obligados al exilio o encarcelados. Y menciona a “Dora María Téllez después de tomar el Palacio Nacional o cuando Hugo Torres defendió y liberó a Ortega de la Cárcel”. Ambos hoy son presos políticos del régimen Ortega-Murillo, por eso la fotógrafa se pregunta, de manera retórica: “Qué pensarán”. Y sentencia que es a ellos a los que hay que escuchar.


Te compartimos un extracto de su ponencia: