La muerte al filo de la última madrugada de 2010 de Francisco Ruiz Udiel rompía el hilo de continuidad de la gran poesía nicaragüense que iniciara Rubén Darío. Desde entonces uno se preguntaba quién tomaría el relevo y cuándo. Y la respuesta llegó no hace tanto. Se llama William Alexander González. Tienes 23 años y ya sabe que la poesía tiene que golpear en la conciencia. En apenas un año ha publicado sus tres primeros libros. Con el primero, Los Nadies, ganaba el Premio Antonio Carvajal, el segundo, Me duele respirar era ganador precisamente del premio Francisco Ruiz Udiel de la editorial Valparaíso y el tercero, Inmigrantes de segunda, le ha valido el más prestigioso de los galardones poéticos para jóvenes autores, el Hiperión. Este pasado 20 de septiembre lo recogía en Madrid, en Casa de América. Se ha convertido, además, en el primer centroamericano en ganarlo en los 38 años que lleva existiendo el premio. Este es uno de los poemas de Inmigrantes de segunda. 


LAS INVISIBLES

A las colegas de mi madre

Nadie se sabe vuestros nombres, nadie.

Mujeres invisibles de la esfera,

resquicios ignorados por el mundo.

Ningún científico, ningún poeta

habla de vuestra historia, ni el mejor

filósofo, ni el periodista culto

empieza el telediario mencionándoos.

Ni la experta psicóloga os dirige

un mensaje de lucha.

No hablan de vosotras en la radio,

ni en la televisión. Las invisibles,

las marginadas, las que vais limpiando

escaleras, portales, oficinas.

Todas portáis el rostro

alicaído de mi santa madre.