En Nicaragua, la dictadura Ortega-Murillo ha sobre pasado ya las tres mil 500 usurpaciones de personería jurídica a igual cantidad de organizaciones civiles, desde el año 2018 a la fecha.
En días pasados se conoció la anulación jurídica de la Asociación Casa de María, con sedes en los departamentos de Masaya y de Granada, al oriente del país. Esta organización brindaba clases de pintura y música, entre otras actividades educativas, a niños, niñas y adolescentes.
Asimismo, en los primeros días de julio fue cancelada la Fraternidad Pobres de Jesucristo, bajo el argumento de incumplir la ley de materia cuyas religiosas primero fueron expulsadas del país, quienes se dirigieron a El Salvador.
Como en la mayoría de casos, con las anulaciones se ha ordenado a la Procuraduría General de la República el “traspaso” de los bienes de las mismas al Estado, lo cual constituye una confiscación de hecho o decomiso de propiedades privadas, lo cual según el diccionario de la RAE decomiso significa “Incautarse de algo que ha caído en decomiso, como pena”.
Roban lo que no les pertenece
La Asociación de Mujeres Constructoras de Condega, AMCC, organización sin fines de lucro ubicada en este municipio del departamento de Estelí, con 33 años de trabajar por la promoción del empoderamiento económico, político e ideológico de las mujeres, y su pleno ejercicio de ciudadanía, ha denunciado públicamente que el pasado 11 de julio “fue tomada de manera arbitraria e ilegal su antiguo local, construido en 1993 por mujeres comunitarias y el apoyo de una red internacional de mujeres”.
El local de las constructoras, como se les conoce en Condega, servía para alojar estudiantes, mujeres en su mayoría eres (80 por ciento) y hombres (20 por ciento) provenientes de diversos municipios rurales de Nicaragua, quienes asistían a los cursos introductorios y básicos que impartían en la escuela de formación técnica que hablan constituido, instruyéndose en construcción vertical como horizontal, en madera, agricultura mejorada frente al cambio climático.
Compartimos el vídeo “Me dieron alas” el cual muestra reflexiones, aprendizajes y experiencias de las jóvenes.
La casa-sede de las constructoras, era usada también para que una vez egresadas de los cursos las y los participantes afianzaran sus conocimientos y se preparan para el campo laboral y generar algunos ingresos; asimismo, era un espacio lúdico educativo de las adolescentes y las jóvenes, y sus instalaciones realizaban conmemoraciones relevantes para las mujeres y sus derechos.
La Asociación de Mujeres Constructoras ha manifestado en su comunicado que “de manera violenta penetraron rompiendo los candados y puertas, personal de la alcaldía de gobierno, el FSLN, a las instalaciones, saqueando el local para luego cambiar la cerradura”.
No obstante, dicen que siguen sembrando semillas y cosechando triunfos y volverán a sus orígenes, “cuando los vientos del camino nos permitan retejer el trabajo de emancipación y defensoría que se viene haciendo desde que plantamos la primera piedra de nuestro primer local del que ahora nos han despojado.”
Una joven rural del municipio de Condega quien participó en las constructoras a lo largo de doce años, y en ese colectivo de mujeres, además de llegar a ser líder, aprendió muchas cosas, como cuenta. Omitimos su nombre por su seguridad:
“Tengo 24 años. Soy de una comunidad con más de 300 habitantes. Tuve la oportunidad de ser de la Asociación de Mujeres Constructoras desde mis 12 años, un espacio que me permitió desarrollarme y crecer.
En el mismo municipio de Condega ya se había denunciado que el 20 de junio la policía de la dictadura acompañada de la operadora política del FSLN, Mery Johana Hernández Talavera, se tomó el Centro Recreativo Xilonem, propiedad de la Asociación Pro Recreación, Educación y Orientación Juvenil, APROROJ, y donde funcionó durante 16 años la Red de Mujeres de Condega.
La joven de la comunidad de 300 habitantes, cuenta el impacto del trabajo educativo de las Constructoras en ella misma y en otras jóvenes:
Gloria, ciudadana de Matagalpa, Nicaragua, que por seguridad omitimos su nombre, considera que “es una barbaridad lo que están haciendo, quieren borrar todo lo que significa avance social para las mujeres y replegarnos a la más insignificante expresión”.
Las Matagalpa también sin personería y sin bienes
El primer paso para liquidar a un pueblo es borrar su memoria. Destruye sus libros, su cultura, su historia. Entonces has que alguien escriba libros nuevos, fabrica una nueva cultura, invente una nueva historia. Pronto esa noción comenzará a olvidar lo que es y lo que fue… La lucha del hombre contra por el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.
Milán Kundera
El Colectivo de Mujeres de Matagalpa, CMM, uno de los grupos feministas de mayor arraigo en el país, surgido en 1986 frente a la necesidad que los derechos de las mujeres fueran visibilizados e incorporados en las políticas públicas de la época revolucionaria, fue asimismo objeto de la injusta e ilegal represión dictatorial, pese a que había logrado su personería más de 30 años atrás.
Sus primeras acciones fueron de comunicación y de sensibilización. Destacando el teatro, la radio y publicaciones de manuales y folletos con metodologías de procesos grupales, con otros colectivos, con parteras y promotoras de salud, alfabetizadoras y de formación como la cartilla «con nuestras propias palabras».
Una mujer cuenta que se alfabetizó con el colectivo, «en los años 89 con nuestra cartilla y con nuestras propias palabras. No sólo aprendí las letras, sino a expresar mis ideas con mis palabras. A poner en práctica mis derechos de mujer, a salir de la violencia y a cambiar la forma de criar a mis hijas. Dejé los golpes por las palabras por escuchar, hablar, dialogar”.
La labor del Colectivo se proyectó en comunidades rurales, con locales para encuentros, bibliotecas y ludotecas, ventas sociales, botiquines comunitarios y proyectos de agroecología y cosecha de agua. También se amplió el trabajo a barrios periféricos del municipio de Matagalpa.
El CMM profundizó su gestión luego que el huracán Mitch, 1998, aumentara el empobrecimiento y se desvirtuaran las reivindicaciones, poniendo “temas de moda”. Esto fue reconocido por las mujeres rurales, dada la ética y el compromiso social de la organización.
“Eso permitió mayor apoyo para desarrollar diversas iniciativas y fortalecer a las mujeres en las comunidades y a la población más desposeída. Se respondió a las necesidades con más atención, casas, proyectos de fondo revolvente”, señala una de sus fundadoras.
El Colectivo fortaleció su trabajo comunitario en los municipios e inició labor con las directivas comunitarias y con proyectos de préstamos para mejorar las condiciones de vida.
Para fortalecer la participación de las mujeres y responder a sus demandas, el CMM aumentó la atención legal, fortaleció la movilización, la presión al Estado y la sensibilización mediante campañas para denunciar la violencia hacia las mujeres con el lema “Queremos vivir sin violencia”. Asimismo, impulsó la creación de la Comisión Ejecutora para el acompañamiento a la Comisaría de la Mujer y la Niñez.
Una adulta expresa que “si no hubiera sido por el colectivo a saber donde estaría, o si estaría muerta. Pude mejorar mi casa, y también yo mejoré y cambié. Para mí las mujeres del colectivo son mi familia”.
Las estrategias de atención en salud, jurídica y legal para las mujeres y la ampliación del servicio de bibliotecas fueron reconocidas por sus metodologías innovadoras, lo cual implicó asesorías a otros grupos y entes públicos, como el Ministerio de Salud.
Además, el CMM ha fortalecido sus alianzas con personas y organismos en el ámbito nacional e internacional. Ha difundido su labor en encuentros y espacios feministas. Por ejemplo, en Europa el teatro ha realizado giras que han aumentado el reconocimiento.
Los zancos como acción artística
Por otro lado, el trabajo educativo con niños, niñas y jóvenes logró el apoyo de becas que les permitieron finalizar sus estudios; las y los muchachos eran a su vez animadores culturales y bibliotecarios en sus comunidades; concluidos sus estudios formaron a maestras y maestros de las zonas rurales y organizaron festivales de teatro en y entre las escuelas.
El Colectivo contribuyó al aumento del acceso de la niñez y la adolescencia a la escolarización, ampliando el programa de becas escolares. La labor con la niñez y con jóvenes implicó la metodología del uso de zancos, creando acciones artísticas para las campañas públicas. También significó en muchos casos, el apoyo a la niñez y la juventud deportista para participar en competencias nacionales e internacionales.
Una joven, hoy profesional, relata que «Yo nací con el colectivo. Ellas atendieron el parto de mi mamá. Crecí sabiendo de mis derechos, primero como niña, como joven y ahora como adulta. Lo que aprendí en la biblioteca, en el teatro, en los murales me permitió estudiar, ser una joven con propias metas, salir del rol establecido y de lo que la comunidad espera de una mujer joven. Ahora soy una profesional y apoyo a la niñez para que decidan su propio camino”.
El teatro, espacio artístico para sensibilizar
Asimismo, abrieron espacios artísticos creativos para la niñez y la población adulta, lo cual facilitó crear y presentar los trabajos a la población de Nicaragua, contribuyendo al quehacer cultural y artístico.
El teatro produjo obras de creación colectiva que aportaban a solventar y sensibilizar acerca de diversos problemas. Sus integrantes investigaron la violencia machista, incluyendo la violencia emocional, la violación, la violencia de Estado, para acompañar la propuesta de una ley y la necesidad de las Comisarías. Asimismo, indagaron el derecho a decidir, el trabajo doméstico, el embarazo en adolescentes, la diversidad sexual, la migración, entre otros temas.
Más de 50 obras fueron creadas a lo largo de 40 años. Además, crearon espacios de teatro experimental, para recordar y hacer memoria a María Cavalleri, una entusiasta enfermera italiana que aportó mucho a los derechos de las mujeres. Para las campañas, se realizó teatro de calle, en parques y otros lugares públicos.
También se promovió el teatro espontáneo como teatro comunitario, para recopilar historias de quienes no aparecen en la historia oficial, para dignificar, hacer memoria colectiva y dar protagonismo a las personas. Recogieron relatos y construyeron un tapiz de historias, cuenta una de sus fundadoras.
“Y ahora tengo la palabra” pasó a ser Radio Vos
Para dar voz a las voces silenciadas, el CMM inició una edición radial semanal de media hora con el nombre de “Y ahora yo tengo la palabra”. Luego transmitían cinco ediciones de una hora por semana y de una emisora local pasaron a una de cobertura nacional.
Posteriormente, un 22 de Julio del 2004 surgió Radio Vos. Siempre tuvo presente la promoción de los derechos humanos especialmente los de las mujeres, las y los jóvenes, adolescentes y niñez. Desde sus inicios contó con más de diez programas y noticieros.
La Fundación María Cavalleri por su parte, surgió de la carencia de un centro de capacitación y de experimentación agroecológica. Se inauguró en agosto 2005 y lograron la personería el 6 de noviembre 2007, siendo publicada en La Gaceta del 30 de noviembre del 2007, dos años y dos meses después.
La arbitrariedad, la represión y el robo…
El 30 de agosto del 2021 la dictadura Ortega-Murillo canceló la personería del Colectivo de Mujeres de Matagalpa lo cual salió en “La Gaceta” n° 162, según decreto N° 8767 de la Asamblea Nacional de Nicaragua. A un año y seis días de haber cancelado arbitrariamente la personería, el 1 de septiembre del 2022, la policía, civiles y uniformados se tomaron las instalaciones del CMM.
Además, en agosto del 2022 funcionarios de Telecomunicaciones y Correos, TECOR, junto con patrullas policiales suspendieron la frecuencia de Radio Vos de forma arbitraria e ilegal, sin notificación alguna y usurpando el espacio físico donde funcionaba la emisora feminista y comunitaria.
La cancelación de la licencia de transmisión de Radio Vos se argumentó en razones técnicas, pero las razones reales fueron políticas por tener una voz crítica, en defensa del derecho a la palabra, el derecho a informar y opinar en libertad. Por reivindicar el derecho a vivir en libertad y justicia.
El equipo de Radio Vos, que este 22 de julio cumplirá 19 años, ha publicado en las redes sociales “Apagaron una radio análoga, pero no nuestra voz, conocemos nuestro derecho de informar desde un pensamiento crítico y en libertad” y siguen trasmitiendo.
La Fundación María Cavalleri fue despojada de su personería el 9 de junio del 2022 y un año después, el 20 de mayo 2023 la policía se tomó el centro de capacitación.
Un grupo de muralistas trabajó en paredes de casas y en tela, hicieron esculturas inmemoriales, crearon de forma colectiva y dieron visibilidad a la historia de las comunidades, el lugar de las y los ancestros, en paredes de Matagalpa pintaron a adultas y niñas en lo que esperan de la vida.
Estas muestras artísticas las han borrado pintando encima de ellas como muestra de ocupación bárbara y vacía. Quien no respeta el arte no respeta la vida. Las esculturas fueron destruidas, lanzadas por la baranda del CMM mostrando con estas acciones el miedo que tienen, la violencia y la destrucción como lo único que les acompaña, señala la activista feminista.
No obstante, el Colectivo de Mujeres de Matagalpa, CMM, se ha fortalecido, sigue trabajando y es reconocido por la mujeres, las niñas y los niños y adolescentes, como un espacio que les escucha, busca alternativas, resuelve problemas de la vida cotidiana, con equidad y dignidad.
Ante la comunidad internacional han denunciado todos los hechos de violencia de estado y el abuso de poder contra sus propiedades. “Nosotras, mujeres que con honestidad, dignidad y orgullo de mujeres, hemos trabajado por más de treinta y cinco años en defensa de los derechos humanos de las mujeres, las y los jóvenes y la niñez y el desarrollo comunitario”, agrega la activista feminista.