Raíces

a George

Vos sos mi país. Yo soy el tuyo

No importa dónde nacimos

arraigada estoy a vos

y vos a mí

en esta tierra que somos

vos y yo

Nuestro país 

—el único que habitamos—

y del cual solo la Muerte

puede exiliarnos.

Este bellísimo poema inédito de Daisy Zamora es uno de los que conforma el libro El encuentro absoluto, con el que se acaba de alzar con el Premio de Poesía Americana que concede en España la Casa de América. Un libro que verá la luz en la prestigiosa editorial Visor. Daisy es una poeta inmensa. Siempre me contaba Claribel Alegría que era la gran voz de su generación. Pero esa misma altura poética ha sido proporcional a su tremenda humildad y el nulo autobombo, tan común entre la república de las letras. 

El significado que tiene este premio es el de ser un reconocimiento que me alegra recibir y que agradezco mucho. Pero realmente escribir es mi razón de vivir. En el compromiso con la escritura a uno se juega a la vida y a veces la pierde este premio es como un aliento algo que me refuerza y me da ánimo y por eso lo agradezco pero no lo veo como un peldaño para ascender en una carrera o como plataforma mediática para proyectarme dentro de una trayectoria determinada.

Este libro se sumará a obras que ya son absolutamente fundamentales en la poesía en español como En limpio se escribe la vida, su selección de textos La violenta espuma o Riverbed of Memory, que publicó el poeta de la generación beat Laurence Ferlinghetti en la mítica colección City lights de San Francisco.

Para mí cada libro es como un hijo o una hija que sale a luz con sus propias características, su personalidad y su propia vida. Una vez me dijo Ernesto que yo era como muchas poetas a la vez porque cada libro mío distinto. Este libro digamos que se inserta la vida que le toca porque corresponde a este momento.

En el libro el encuentro absoluto hay diferentes temas. Hay poemas con temáticas diferentes porque no fue pensado como libro sino que yo iba escribiendo los poemas y hay un momento en el que veo que tengo un libro. Lo organicé y bueno así fue como el libro tomó cuerpo. Así es que no hay una temática común. Si pudiéramos decir que hay una temática común pues la temática común es la vida, verdad, lo que sucede, lo que nos sucede como humanos en la vida.

Y así es la poesía misma, que está en todas partes y todo es poesía, como alguna vez dijo Ernesto Cardenal. Daisy no es una poeta alejada ni de su tiempo ni de sus circunstancias ni de todo lo que nos hace, para bien y para mal, seres humanos. No representa esta escritora en absoluta la idea que a veces se tiene de los poetas como seres que habitan una torre de marfil desde la que viven una realidad que no tiene mucho que ver con la del resto. 

La responsabilidad social de un poeta o de una poeta en tiempos como los que nos está tocando vivir y en cualquier tiempo creo yo, radica precisamente en que si el poeta o la poeta reconoce en sí mismo o en sí misma su condición humana y desde esa esencia humana que compartimos escribe su poesía y la expresa bien, es decir, dice bien lo que quiere decir, entonces va a revelar una verdad humana, va a revelar una realidad humana. Y allí es donde reside el poder y la fuerza de la palabra y por eso esa revelación de una verdad o de una realidad humana se convierte en una amenaza para una dictadura, para un régimen totalitario, para cualquier sistema que quiera oprimir y sojuzgar a la sociedad, para cualquiera de esos regímenes que han querido sojuzgar a sus pueblos.

En esas coordenadas hay que entender la poesía de Daisy Zamora, la poeta como reveladora de verdades incómodas que no dejan de serlo porque estas hayan sido ocultadas. Poeta también liberada y liberadora de yugos estructurales de una sociedad en la que la mujer siempre fue objeto en la poesía. Daisy sin embargo, reclama su papel como sujeto.

Se revelan las verdades humanas que pueden ser de mucho tipo, por ejemplo también verdades incómodas, verdades terribles. Poetas mujeres que han tenido lucidez de su propia tragedia, del lugar al que la sociedad las relega, y que han sido conscientes y lúcidas de eso y han escrito esas verdades en su poesía y algunas de ellas han pagado con su vida por eso. Actualmente la poesía verdadera siempre va revelarnos realidades, verdades humanas que nos pueden estorbar sobre todo en la actualidad donde hay tanta superficialidad y tanta banalidad. Entonces creo que en la esencia de la poesía hay, claro que sí una, función o una responsabilidad social que tiene el poeta o la poeta.

La poesía es inabarcable, Daniel, y tiene que ver con todo lo que es humano. El amor, el dolor, la muerte, el desarraigo, la alegría… En fin, todo lo que constituye la existencia humana, todas las vivencias, todo lo que somos los seres humanos. Lo que experimentamos, lo que sentimos, etcétera.

Daisy Zamora es la primera poeta nicaragüense en lograr este galardón, el Premio de Poesía Americana de Casa de América, en toda su existencia, 23 años ya y tan solo la tercera persona centroamericana en conseguirlo. Antes que ella, lo lograron el salvadoreño Jorge Galán y el hondureño Rolando Kat tan. 

Hay poetas centroamericanos y también nicaragüenses en particular de generaciones anteriores que son ampliamente conocidos fuera de las fronteras de Centroamérica. Pero en la época contemporánea creo que la poesía nicaragüense y centroamericana está teniendo difusión a través de varias vías. 

Una de esas vías, recuerda Daisy, era el Festival Internacional de Poesía de Granada, que lamentablemente también fue víctima de la barbarie de la dictadura y que ya no se celebra en un país donde la poesía también es una amenaza. También internet es otra vía, así como algunas iniciativas editoriales en Estados Unidos, donde reside la escritora. 

En los Estados Unidos hay una intensa labor de difusión de las y los poetas de Centroamérica que realizan varias casas editoriales publicando libros en español y también bilingües con traducción al inglés Por ejemplo Nueva York Poetry Press dirigida por la escritora y catedrática argentina Marisa Ruso, El Arco y la Flecha Editores dirigido por la poeta venezolana Carmen Rojas Larrazábal y Cazasola Editores, dirigida por Óscar Estrada. Estas editoriales realizan una extensa labor de difusión latinoamericana y centroamericana.

También menciona Daisy Zamora esfuerzos de algunos poetas latinoamericanos por difundir la poesía que se escribe en Centroamérica. 

También los poetas Harold Alva-Viale de Perú y el poeta Alfredo Pérez Alencart, poeta peruano-español radicado en Salamanca han hecho esfuerzos por dar a conocer la poesía centroamericana fuera de la frontera del itsmo. 

Daisy Zamora trata de estar al día de lo qué escriben los y las jóvenes poetas de su país natal aunque las circunstancias que se viven ahora son bastante excepcionales, algo que dificulta tener una perspectiva real de qué está pasando realmente en la poesía nicaragüense.

Procuro seguir lo mejor que puedo la nueva poesía escrita en Nicaragua, pero no podemos perder de vista que el país está bajo una dictadura brutal y aunque yo leo lo que publican las y los jóvenes poetas de Nicaragua, hay muchos que posiblemente no publican o poetas que no pueden publicar sus poemas porque hay una censura tremenda. Entonces realmente no sabemos lo que se está publicando como para definir la poesía actual de Nicaragua en cuanto a qué autores hay que prestar atención especial. Hay varios que son muy interesantes y que yo les doy seguimiento pero deben haber otros que como te digo no publican sus poemas y entonces no los conozco y que pueden ser tan talentosos y tan interesantes como los los que publican.

Cada premio que en el exterior recibe una escritora o escritor nicaragüense o una defensora o defensor de los derechos humanos es un aldabonazo en El Carmen, donde el dictador la vicedictadora ya quisieron imponer, con escaso éxito, una norma ridícula con la que los nicas que recibieran galardones de instituciones extranjeras debían pedir antes permiso. 

Esa medida de que un nicaragüense o una nicaragüense tiene que pedir autorización para recibir un premio en el exterior o un reconocimiento es un disparate total. Esa pretensión es locura como todo lo que hace el régimen porque no tiene ni pies ni cabeza.

Cuando se conoció el premio a Daisy Zamora una mezcla de rabia, desesperación y, sobre todo, mucha envidia debió asaltar, otra vez, especialmente a la Gran Hermana que un día tuvo aspiraciones de poeta, quién no en Nicaragua, pero nunca pasó de ser una mera aficionada a componer versos que nunca pasaron de las fronteras de su propia mediocridad. Mucho de eso, de esa frustración que no puede ocultar, hay seguro en la cruzada que en su día emprendió contra el ministerio de Cultura de Nicaragua liderado por Ernesto Cardenal y del que Daisy, no olvidemos, fue la número dos. La auténtica poesía, como la que nos regala Daisy Zamora, termina siempre por hacerse oír y por revelarnos una verdad que aunque incómoda, es necesario conocer.