Hoy, en la emblemática Sorbonne Nouvelle de París, se celebró un acontecimiento que trasciende las fronteras académicas: la entrega del Doctorado Honoris Causa a Dora María Téllez, una mujer que, a pesar de las adversidades impuestas por el régimen de Ortega-Murillo en Nicaragua, ha mantenido una resistencia férrea por la justicia y la libertad.

La ceremonia, llena de solemnidad, fue un acto de reconocimiento a su lucha política y a su defensa inquebrantable de los derechos humanos. A través de su discurso, Téllez no solo expresó su gratitud por este honor, sino que nos llevó por un recorrido profundo de su experiencia personal, marcada por el secuestro, el confinamiento y la brutalidad del régimen nicaragüense.

En un emotivo momento, relató cómo, estando encarcelada en la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional de Managua, recibió la noticia de que la Sorbona le otorgaba este reconocimiento.

En un escenario tan limitado y deshumanizante como lo fue su celda, un susurro de esperanza llegó a través de su hermano Óscar, quien le transmitió la noticia. Un gesto que, según sus palabras, la hizo sentir acompañada por la solidaridad internacional, a pesar de la oscuridad y el aislamiento.

Con una claridad que destilaba años de lucha, Dora María Téllez describió las atrocidades que vive su país, donde el régimen Ortega-Murillo ha sometido a miles de nicaragüenses a torturas, encarcelamientos ilegales y un control total de la sociedad. No temió señalar la naturaleza dinástica y corrupta del régimen, comparándolo con la dictadura somocista, que, aunque diferente en su forma, persigue los mismos objetivos de concentración de poder, represión y destrucción de los derechos civiles.

La ex guerrillera, desterrada hacia Estados Unidos en 2023, hoy nacionalizada española, recordó con voz firme la situación de las personas presas políticas en Nicaragua, quienes permanecen tras las rejas injustamente, simplemente por ejercer su derecho a la libertad de expresión o por oponerse a un gobierno que ha socavado todas las instituciones democráticas. A ellos dedicó su doctorado, reclamando no solo su liberación, sino también el compromiso internacional de continuar presionando por la justicia y el respeto a los derechos humanos en su país.

La intervención de Téllez no se limitó al contexto nicaragüense. La ex guerrillera extendió su análisis a otros regímenes autoritarios que, en su opinión, están siguiendo una “hoja de ruta” común: la manipulación de las instituciones, la represión de la disidencia, la creación de un ambiente de terror y el control absoluto de la narrativa social. Mencionó que El Salvador, bajo el liderazgo de Nayib Bukele, refleja la creciente ola de autoritarismos que amenazan la democracia global, alimentada por discursos de odio, polarización social y manipulación de la información. Su alocución fue también una reflexión de la situación mundial, destacando la crisis migratoria, la represión de las mujeres en países como Irán y Afganistán, y el autoritarismo que se extiende más allá de fronteras nacionales.

Dora maría Téllez llamó a la unidad global para contrarrestar la ofensiva conservadora y autoritaria, subrayando que la compasión, la solidaridad y la perseverancia son esenciales para avanzar hacia un futuro justo y equitativo. También señaló con tristeza cómo la memoria histórica está siendo borrada en muchos países, una estrategia común entre los regímenes autoritarios que buscan reescribir el pasado para consolidar su poder. A su juicio, la negación de los derechos humanos y el intento de borrar la memoria colectiva son parte de un plan global para construir sociedades que favorezcan a las élites, a costa de la mayoría.

Finalmente, Téllez expresó su profunda gratitud por el reconocimiento otorgado por la Sorbona, un gesto de solidaridad que, según sus palabras, representa no solo un honor personal, sino también una demanda internacional por la libertad y los derechos humanos en Nicaragua.

Al despedirse, dedicó el doctorado a las personas prisioneras políticas y a todos los nicaragüenses que continúan luchando por un país libre, justo y democrático.

Este homenaje, en un día marcado por la fuerza de sus palabras, es un recordatorio de que la lucha por la libertad y la justicia no conoce fronteras. La Sorbona ha otorgado hoy a Dora María un doctorado que va más allá del reconocimiento académico: es un homenaje a la resistencia, la valentía y la esperanza que siguen encendiendo la lucha por un mundo más justo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *