El presidente electo de Guatemala asegura en el Foro Centroamericano de Periodismo que serán «prácticos» en sus relaciones internacionales
La entrevista pública que ha realizado este viernes el periodista José Luis Sanz al presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, dentro de la XII edición del Foro Centroamericano de Periodismo que se celebra en Antigua, ha dejado respuestas contundentes e inequívocamente claras sobre su posicionamiento sobre Nicaragua, a la que ha tachado sin ambages como “dictadura pura y dura”.
El líder del partido político Movimiento Semilla, de tendencia socialdemócrata, ha sido muy claro cuando el periodista español le ha preguntado acerca de cómo podría afectar a su futuro gobierno el creciente autoritarismo en Centroamérica y si no teme convertirse en uno de esos gobernantes. Arévalo ha recogido el guante refiriéndose directamente a Nicaragua, recordando que siempre ha sido “muy claro” respecto a gobiernos como el de Ortega y que ya antes, en el Congreso de la República, promovieron resoluciones contra Nicaragua “que no fueron apoyadas”. En este sentido ha subrayado que no tendrá ningún problema “en denunciar gobiernos que están siguiendo derivas autoritarias”. Ante la pregunta específica de si considera si Nicaragua es una dictadura, el presidente electo ha subrayado que “sin ninguna duda”, insistiendo en que “no es la primera» vez que dice.
Ahora bien, aunque Bernardo Arévalo ha sido claro en su percepción sobre el gobierno de Ortega en Nicaragua y ha señalado que van a defender siempre desde su ejecutivo “un sistema internacional basado en instituciones democráticas y en la protección de los derechos humanos” como algo que ha considerado “fundamental para nuestra propia supervivencia como estado democrático” también ha advertido que “seremos prácticos en nuestras relaciones internacionales”. Una apostilla a sus primeras declaraciones que podrían hacer pensar que no siempre el nuevo gobierno de Guatemala vaya a ser lo inflexible que podría esperarse con una dictadura como él mismo la ha definido. Habrá que ver entonces que significa ser “prácticos” a la hora de tomar decisiones importantes, en especial en foros internacionales de relevancia. Y en tes sentido el dirigente de Semilla y presidente electo de Guatemala ha sido cuestionado en el turno abierto a los periodistas asistentes al foro acerca de cuál será su posición a la hora de tomar decisiones que afecten a Nicaragua ya sea el Sistema de Integración Centroamericana o el Banco Centroamericano de Integración Económica. Al respecto, Arévalo no ha sido tan transparente como cuando ha definido a Nicaragua como una dictadura y ha respondido con cierta dosis de ambigüedad, señalando que “uno de los principios de coexistencia en el sistema internacional es tener un marco de reglas mínimas para desarrollar y trabajar ciertos intereses que se tienen en común independientemente del signo que se tiene” porque si no, ha asegurado “no tendríamos un marco internacional”. Arévalo insiste en que tiene “claro” dónde se situará Guatemala a la hora de “no aprobar políticas represivas” aunque, en ese marco de los foros mencionados “seguir trabajando sin necesidad de tener que estar de acuerdo”, en un sistema internacional “a pesar de esas distinciones los estados colaboren razonablemente”. Es decir, de sus palabra se deduce que se buscará, a pesar de la denuncia que ha hecho sobre el régimen de Ortega una colaboración razonable. A lo que cabe preguntarse qué es lo razonable en el trato con las dictaduras y si hay algún tipo de relación razonable en este contexto.
“Deriva autoritaria” en El Salvador
En la misma línea durante la entrevista se le ha preguntado por la situación de El Salvador, con la reciente inscripción de Nayib Bukele como candidato a las próximas presidenciales a pesar de que la Constitución salvadoreña lo impide. Arévalo ha asegurado que es algo que él “no haría porque va en contra de los principios que hemos establecido”, por lo tanto “es algo que cuestiona los principios democráticos”. En este sentido ha indicado que “tenderemos que observar para ver si esto efectivamente se convierte en una deriva autoritaria” ya que, ha aseverado “hay datos” que así lo indican. Pero, ha hecho hincapié “son casos distintos a Nicaragua”. Y estas diferencias estriban, según Arévalo, en que “lo que hemos visto en el caso nicaragüense es la violación de los derechos humanos de la población que está reclamando un proceso electoral o la eliminación de las instituciones que simplemente por designio desde la presidencia”. Habría que recordar que Ortega ya realizó algo similar en Nicaragua, en 2009, cuando logró que la Corte Suprema de Nicaragua despejara el camino a su reelección al declarar «inaplicable» el artículo 147 de la Constitución nicaragüense, que prohíbe la reelección continua. Ortega seguía así los pasos del presidente venezolano Hugo Chávez y boliviano Evo Morales. Una senda a la que ahora se suma también el salvadoreño.
El presidente electo de Guatemala también se ha referido, a preguntas de los periodistas participantes en Forocap, a Venezuela, de la que ha dicho que “un gobierno que no permite elecciones libres no es un gobierno democrático”. Sobre el gobierno de Xiomara Castro en Honduras, para finalizar, simplemente ha señalado que “espera” tener muy buena relación.