En ocasión de sus treinta años de existencia, la organización municipalista Red por la Democracia y el Desarrollo Local, Red Local, este 25 de octubre presentó los resultados de dos informes relativos a los municipios nicaragüenses.
El estudio Entre la subordinación política y el rechazo ciudadano, indica que con “la autoadjudicación del Gobierno en los 153 municipios por la dictadura, era previsible que el modelo de centralización política que venía ensayando desde 2008 se impusiera en toda Nicaragua”.
La publicación señala que no sabían cómo se haría la centralización, los cambios y los retrocesos que se producirían, pese a que las mismas leyes estaban vigentes. Recopilaron percepciones de la población acerca del desempeño de los gobiernos locales nombrados en 2022 en los primeros seis meses de su gestión, lo cual les permitió identificar los rasgos del tipo de municipio que actualmente tiene el país.
Un primer e importante elemento del modelo municipal que implementa la dictadura Ortega-Murillo, es que las prioridades locales se deciden en Managua. El sentir de la población no es tomado en cuenta. “Acorde con otros regímenes autoritarios, las demandas no tienen salida hacia el gobierno más cercano –como sería lógico-, tampoco suben hacia los niveles superiores de la administración pública” señala el estudio.
Las cosas funcionan de arriba hacia abajo, “aunque la narrativa oficialista siga diciendo “pueblo presidente” y “pueblo alcalde”, agrega la publicación de la Red Local.
En Nicaragua, como bajo otras dictaduras, se experimenta un retroceso de la ciudadanía cívica y política hacia una no-ciudadanía, que considera que la mejor forma de vivir en el país es no ejercer los derechos civiles ni políticos
Con lo anterior se persigue la despolitización de la sociedad. El interés ciudadano en los asuntos públicos pasa enfocarse en los asuntos privados. “No meterse en nada”, según el decir de las personas entrevistadas.
Descontento acumulado
El estudio reconoce que existe una masa crítica silenciada por la inexistencia de canales institucionales que den salida a demandas, quejas y opiniones, y por temor a la represión. Pero no equivale a resignación.
“Hay una opinión pública que no compra los proyectos de maquillaje en los municipios ni se conforma con la prestación parcial de servicios públicos”, explican, lo cual es una forma de ciudadanía que se manifiesta en espacios de confianza, como familia y amistades. Dicho en lenguaje coloquial o de plática cotidiana e informal, “no aceptan que les den atol con el dedo”, indica el estudio.
La investigación de la Red de Desarrollo Local, menciona que prevalecen dos situaciones en los municipios: una, sometida al control dictatorial y otra, que se expresa frente a los problemas que no resuelve la mordaza autoritaria. Los señalamientos sobre la corrupción en la contratación de servicios públicos son una muestra del malestar que no han podido silenciar las trabas ni las amenazas.
Las personas entrevistadas desaprueban el desempeño de las alcaldías porque son resultado de elecciones manipuladas, pero este mal desempeño no repara en su falta de legitimidad.
Aunque el mal desempeño “no es atribuible solo a los gobiernos locales, también es resultado de un modelo de gestión que subordina en todos los aspectos la toma de decisiones a lo que se ordena desde Managua”. El fracaso político de las alcaldías de hacer olvidar que son gobiernos ilegítimos mediante una buena gestión, es responsabilidad del gobierno central, destaca el informe.
Corrupción generalizada en el FSLN
En el proceso de trabajo el equipo de investigación pudo comprobar que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, se ha convertido en una organización aglutinada por la corrupción, con nombres y apellidos. La actitud de denuncia de quienes fueron entrevistadas contribuyó a ello.
“No se percibe que el FSLN tenga una finalidad política ni ideológica que oriente su papel en los municipios. Lo que las entrevistas revelan es un FSLN como aparato de control y de abuso, del ejercicio del poder para el enriquecimiento lícito personal a cuenta de las finanzas públicas”.
Se advirtió una ciudadanía de catacumbas, que pese a haber sido desterrada del espacio público, no concuerda con los antivalores que dicho partido y los gobernantes locales intentan mostrar.
Lo anterior podría resultar de años de capacitaciones en valores cívicos impartidas por organizaciones civiles, que la dictadura pretende borrar de un plumazo. Irónicamente, el cierre de las ONG ha provocado que se valore mejor el trabajo realizado anteriormente.
La publicación de la Red Local valora también el impacto negativo que provocó del cierre de las ONG, “particularmente en áreas del desarrollo del mundo rural, directamente afectadas como la protección del ambiente, la promoción de la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional, la equidad e inclusión, y el desarrollo de cadenas de mercados justos”, advierte.
Las personas que fueron consultadas aprecian que en el cierre de las ONG por la dictadura, hay dos actores perdedores importantes como son las mujeres y el campesinado. “Ambos son perdedores netos frente a un régimen patriarcal y misógino, y con un apetito depredador insaciable de los recursos naturales”.
Valoran que la esperanza está en la resistencia; y que en el balance entre la subordinación política de los gobiernos municipales y el rechazo ciudadano, sobrevive la resistencia que la población manifiesta.
Para la organización local la semilla del renacimiento del municipio autónomo está en la resistencia ciudadana anclada en los cambios en la cultura política alcanzados después de años de trabajo de las organizaciones de la sociedad civil.