Índice de Percepción de la Corrupción ubica a Nicaragua entre países más corruptos de América Latina

La corrupción en Nicaragua cada día aumenta, desde el pacto Alemán-Ortega la corrupción se ha institucionalizado, y como suele suceder en países donde se socaba el Estado de derecho, el país se sitúa como el segundo país más corrupto, solo por debajo de Venezuela y a la par de Haití, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) presentado este martes por Transparencia Internacional.

Un contexto de impunidad generalizada y la ausencia total de la independencia del Poder Judicial es lo que ha colocado a Nicaragua en la peor escala del índice, no solo en del continente sino también del mundo, pues en la lista global de180 países evaluados aparece en el puesto 172, es decir, entre los siete más corruptos del planeta.

El IPC 2023 clasifica a 180 países y territorios de todo el mundo, según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, con una puntuación de 0 (altamente corrupto) a 100 (muy limpio). Nicaragua reprobó la evaluación con apenas 17 puntos, dos puntos menos que el año pasado, lo que da una perspectiva clara de la profundización de la corrupción en el país.

El informe 2023 de Transparencia Internacional alerta de un preocupante deterioro de la lucha contra la corrupción en las Américas, marcada por la ausencia de independencia judicial que debilita el Estado de derecho, promueve la corrupción y fomenta la impunidad de los corruptos y criminales.

«Esto hace que muchos sistemas de justicia en toda la región sean incapaces de aplicar la ley de manera efectiva e imparcial o de ejercer su función como control, lo cual es fundamental para todas las democracias que funcionan bien», declaró Luciana Torchiaro, consejera regional para las Américas de TI.

La consejera regional para las Américas de TI agregó que en ambos países no existe ningún tipo de división de poder, reina la opacidad y las fronteras entre lo legal y lo ilegal «son extremadamente difusas».

A los casos de Nicaragua y Venezuela, -dijo Torchiaro, se añade el agravante del desmantelamiento de la democracia. No se puede perder de vista que «estamos hablando de dictaduras», señaló en referencia a los regímenes que lideran el sandinista Daniel Ortega y el venezolano Nicolás Maduro.

*Con información de EFE