El tema ambiental es importante, pero se descuida, sólo lo abordamos cuando nos pasa, luego lo olvidamos, señaló la ingeniera agrónoma María Dolores Monge, con experiencia en lo ambiental y los recursos naturales, al iniciar su intervención en el Programa Agenda Propia Nicaragua.  “Hay que llamar la atención para que sea algo permanente porque está en nuestras vidas siempre, no solo cuando llovió y pasó la correntada”, agregó la ambientalista exiliada.

Amaru Ruiz, defensor del ambiente y presidente de la Fundación del Río, manifestó que las políticas de gestión del riesgo en el caso nicaragüense, “tienen que evolucionar y enfocarse más a las acciones preventivas que en las reactivas”. No solo cuando ya pasa o para aliviar Aseveró que “no es secreto que año con año hay factores que aumentan los riesgos en el país y esos riesgos siguen sin atenderse”.

Las recientes lluvias torrenciales que se dieron en Managua provocaron graves inundaciones, expresó el ambientalista; y agregó que la gestión del riesgo es un proceso con políticas de mediano y largo plazo para lograr su disminución.

En diversas ocasiones se ha dicho que si en Managua, por ejemplo, “no se cuida la Cuenca Sur, obviamente vas a tener esos niveles de pluviosidad” expresó Ruiz, reiterando un planteamiento en el que se ha insistido, pero sigue siendo un desastre la entrada del invierno en la capital.

Urge la prevención

Nicaragua tiene identificados los principales riesgos y los factores que facilitan su aumento, pero no se está actuando, falta la ejecución de políticas destinadas a su disminución, a frenar los riesgos, las cuales deberían estar vinculadas a la prevención del riesgo de forma planificada y tomando medidas antes que ocurran los desastres, “y eso no está sucediendo” en la opinión del ambientalista Ruiz.

Para María Dolores Monge, Nicaragua tiene entre sus grandes debilidades la conceptualización de la gestión de riesgos porque no está bien definido. “Gestión de riesgo no solo es bajar la probabilidad que suceda un evento negativo que va afectar tu modo de vida, tu economía, tu familia”. Agrega que el sistema de prevención y de mitigación conceptualiza desastre cuando hay pérdida de vidas, pero pregunta “cuántas deben ocurrir para que sea definido desastre”.

La ambientalista señala que “la lluvia es previsible y sus efectos manejables, pero la gestión de riesgo hídrico no está presente no sólo en la prevención, tampoco la divulgación”. Lamenta cuando, por ejemplo, el Mercado Oriental se inunda porque es desastre para las personas pequeñas comerciantes, y se pudo haber previsto. También menciona la construcción de la pista Juan Pablo, inundada y la maquinaria arrastrada. “Todo ese dinero se pierde” señala y vuelve a decir que se pudo haber pronosticado.

Al analizar la situación de las recientes lluvias, Monge reconoció que en Nicaragua “han caído ya las tres cuartas partes de la precipitación anual en el Pacífico en estos dos meses (mayo y junio) pero el gobierno tiene casi 25 años de estar en el poder, y los problemas de drenaje de Managua tenemos más tiempo de conocerlos. Preguntó que se está haciendo el Estado en prevención, si se ha reubicado a la gente, si continúan dando permisos en la parte alta de la Cuenca (Sur) o si se sigue desforestando”.

Con voz de defraudación expresó que las cosas siguen pasando. Por eso cuando se dice “Nicaragua es un Estado fallido en materia ambiental, estoy totalmente de acuerdo porque no se está haciendo nada al respecto de condiciones naturales que sabemos que existen. No son cosas que no han sucedido nunca, una lluvia de 25 milímetros en Managua inunda Managua, es un desastre. Una lluvia de 50 milímetros en Matagalpa inunda Matagalpa. No es solo Managua o Matagalpa, es todo el país”, señaló.

A ello, Amaru Ruiz agregó “que no se hacen cosas que sabemos se deben de hacer”, no se tratada de hacer acciones reactivas; y coincide con María Dolores, que el problema no es de Managua, sino de todo el país, lo cual ejemplificó con la pérdida de costas en Corn islam y de procesos de inundación en la Costa Caribe. Pero no se toma en cuenta los fenómenos naturales de mayor impacto en el país, desde hace años existe el problema del nivel del mar en el puerto de Corinto, hay deslaves y derrumbes alrededor de los sitios y la actividad mineros ilegal, entre otros.

El ambientalista aprovechó para informar que hace unas dos semanas falleció una persona en una de las minas artesanales por derrumbe producto de las lluvias y de las pésimas condiciones del lugar donde se está explotando minería. Para María Dolores esto es el resultado que no se trabaja la prevención de forma masiva.

La gestión del riesgo no ha sido exigida en otros sectores de inversión del país aseguró el ambientalista Ruiz, y ejemplificó con la inundación que sufrió el Edifico Escala y vehículos, donde el diseño no consideró que se podía inundar, lo cual tiene que ver con la falta de planificación y diseño de todos los proyectos de inversión y desarrollo que tiene el país, pero no está sucediendo valoró.

“No solo es una política que tiene que ver con las municipalidades y el Estado central, sino que debería de incluir en su normativa de planificación toda la infraestructura en general, que considere el manejo de la gestión de riesgos y sus impactos, lo que no se debe concentrar en Managua, sino en todo el país”, precisó.

Por otro lado, los simulacros y las medidas de prevención social, de organización de la gente, son una forma de sensibilizar, “pero solo está llegando a áreas urbanas, en las áreas rurales no está habiendo ese nivel de tejido. Con los huracanes Eta y Iota, muchas de las comunidades indígenas no tenían la educación ni conocían las decisiones políticas que les orientaran de las condiciones que iban a presentarse con el impacto del huracán”. Hubo quienes tomaron medidas comunitarias desde sus condiciones, otros se quedaron sin medios y sin condiciones de vida, afirma Amaru Ruiz.

La estrategia del plástico negro

El defensor ambiental considera además que el trabajo social de educación ambiental ha estado vinculado sobre todo a las áreas urbanas y no a las rurales, lo cual es necesario para que la gente también se eduque de los riesgos que puede enfrentar en esos territorios.

María Dolores Monge insistió que se debe reconocer que hay un enfoque reactivo del cual no se está aprendiendo nada; la misma respuesta: el ejército salva gente, se les lleva alimentos luego del desastre. Es la estrategia de plástico negro. Instituciones y funcionarios están haciendo lo mismo, cada vez que pasa lo mismo, no se está cambiando ni aprendiendo. Cuando va a llover presupuestan los metros de plástico negro que van a comprar. Esta reacción no genera aprendizajes ni mejores prácticas.