Aumenta crisis sociopolítica de Haití con cierre de sus fronteras con República Dominicana

Haiti además de ser propenso a desastres naturales e inseguridad alimentaria pasa por la crisis política, social y de violencia más grave en los últimos años.


Desde el 2021 año que fue asesinado el entonces Presidente Jovenel Moïse, el país no cuenta con Presidente de Gobierno y tampoco con un parlamento que funcione. Es un país sin nadie al volante. Después de décadas de dictaduras y desastres naturales, su capital está gobernada por bandas criminales. Cada día se producen 18 actos de extrema violencia.

En promedio una decena de víctimas por impacto de bala se reciben a diario en las salas de urgencias de los principales hospitales de la capital.

Haití está considerado como uno de los diez países más peligrosos del mundo, en sus calles circulan aproximadamente unas 600 mil armas legales e ilegales.

Se estima que solo en Puerto Príncipe hay unas 160 pandillas. Apenas hay zonas libres de violencia. Según un informe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, entre enero y marzo de 2023 se produjeron en la ciudad caribeña 1.634 ataques violentos como asesinatos y violaciones. A su vez, se producen más de 18 episodios de violencia extrema al día. Una vez que el sol baja, entra en vigor un toque de queda no verbalizado que todo el mundo respeta.


Crisis alimentaria y servicios básicos

No hay servicios de limpieza ni suficientes policías, y la sanidad pública es apenas inexistente. Casi la mitad de su población está en situación de hambre aguda, según el último informe del Programa Mundial de Alimentos.

Más de la mitad de los haitianos sufren inseguridad alimentaria crónica, y el 22 % de los niños y niñas presentan desnutrición crónica.  

En junio de 2022, los precios de los alimentos fueron un 23 % mayores en comparación con junio de 2021, exacerbando la situación de hambre en Haití.

Las dramáticas inundaciones y la erosión del suelo derivadas de la deforestación y la degradación de las cuencas hídricas, también perjudicaron la producción agrícola en algunas áreas. 

Entre tanto, el terremoto de 2021 afectó a 800.000 personas. La inseguridad y la insuficiencia de fondos paralizaron la entrega de ayudas a las áreas afectadas.  La cantidad de personas que necesitan asistencia humanitaria, como alojamiento y acceso a salud, educación y otros servicios esenciales, aumentó de 4,4 millones en 2021 a 4,9 millones en 2022.  

Más de una tercera parte de la población carece de acceso al agua limpia y las dos terceras partes cuentan con servicios sanitarios limitados o inexistentes.


La migración una opción para poder sobrevivir

Este panorama desolador agudiza la necesidad de miles de haitianos de migrar en busca de mejores oportunidades y así poner a salvo sus vidas.

Entre enero y septiembre de 2022, varios países de la región enviaron a más de 21.000 personas de regreso a Haití por vía aérea o marítima, en comparación – 10.152 personas – con el mismo período de 2021, según informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). De las personas repatriadas en 2022, el 69 % fueron retornadas por Estados Unidos, que utilizó de manera indebida una política de salud conocida como Título 42. Entre las personas recientemente retornadas se encuentran más de 4.000 niños y niñas, cientos de los cuales nacieron de padres haitianos en Chile y Brasil. 

La República Dominicana expulsó a casi 59.000 personas a Haití por vía terrestre entre febrero y octubre de 2022, incluidas personas nacidas en la República Dominicana, pero consideradas haitianas por las autoridades dominicanas, según indica el Grupo de Apoyo a Refugiados y Repatriados (GARR). 

La Guardia Costera de EE. UU. interceptó a 7.137 haitianos en el mar entre octubre de 2021 y septiembre de 2022; de lejos, la cifra más alta en cinco años.   

La mayoría de las personas retornadas por Estados Unidos se habían establecido en América del Sur años atrás, luego de escapar de la situación económica y de seguridad, de por sí difícil en Haití. Algunas sufrieron discriminación y violencia en su trayecto hacia el norte, además de falta de acceso a ñ la salud y alimentos, y productos de higiene adecuados en centros de detención estadounidenses. Algunas de las personas retornadas señalaron que deseaban solicitar asilo en Estados Unidos, pero que no tuvieron oportunidad de hacerlo.  

Hasta octubre, no se había implementado ningún programa de reintegración para ayudar a las personas retornadas en Haití ni mecanismos de supervisión de derechos humanos a fin de determinar si alguna de ellas fue perseguida o sufrió algún otro tipo de daño tras su retorno.  


República Dominica cierra fronteras aéreas, marítimas y terrestres con Haití

El glaseado del pastel de la fuerte crisis haitiana termina siendo la tensión diplomática con Republica Dominicana; quién cerró el pasado Viernes 15 de Septiembre todas las fronteras por tierra, aire y mar con Haití debido a una disputa por la construcción de un canal en territorio haitiano por el que circulará agua de un río que ambos países comparten, mientras soldados dominicanos patrullaban los puertos de ingreso y aviones militares sobrevolaban la zona.

La crisis diplomática comenzó este mes cuando trabajadores en Haití reanudaron la construcción de un canal cercano al río Masacre, el cual se desplaza a lo largo de la frontera, con el fin de aliviar una sequía que afecta a la planicie haitiana de Maribaroux.

El Presidente Dominicano Luis Abinader afirma que “el canal desviará agua del río y afectará negativamente a los agricultores dominicanos y al medio ambiente” mientras que el gobierno de Haití insiste en que la construcción del canal va de acuerdo a su derecho soberano a decidir cómo utilizar sus recursos naturales.

El cierre representará un golpe económico significativo para ambos países, que comparten la isla La Española, aunque previsiblemente se sentirá más en Haití.